El accidente de la central nuclear de Fukushima obliga a repensar el modelo energético

Mario Gaviria (Cortes, 1938) es un sociólogo y agitador de masas que ha luchado toda su vida, incluso en su propia casa, contra la instalación de centrales nucleares. Vive así con alarma la tragedia de Japón y considera que es el momento ideal para dar el paso decisivo hacia el cambio de modelo energético.

¿Qué opina de la gestión que se está realizando de la alarma nuclear en Japón?

Lo que sé es lo que veo en las noticias y no puedo llegar a entenderlo todo. Están dando información insuficiente para no aterrorizar al propio país, pero me temo una cosa muy gorda, que Fukushima pueda acabar siendo la bomba atómica. Dicen que no será un Chernóbil y que la carcasa exterior resistirá, pero también han aparecido algunas grietas. La información que dan es lógico que se dé con retraso y de esa forma, porque es una barbaridad de manual lo que está ocurriendo.

Precisamente la tragedia vuelve a Japón, que ya tuvo que soportar un bombardeo atómico.

La nuclear es una tecnología de guerra, heredada de la tecnología de guerra de Estados Unidos, y es el castigo más terrible para un pueblo como el japonés. Ellos se equivocaron al apoyar a los nazis en la Segunda Guerra Mundial pero, una vez derrotados, les tiraron lo más violento que se ha visto en la historia, como pasó en Hiroshima y Nagasaki, cuyas consecuencias se siguen pagando ahora con la aparición de malformaciones en seres humanos.

A lo largo de su carrera se ha distinguido por pelear con tenacidad contra la instalación de nucleares.

La lucha antinuclear en España nació en Navarra hace muchos años, ya que ganamos una importante batalla en Tudela. A seis kilómetros querían proyectar una central nuclear, y ahí iba prevista una central nuclear de 1.000 megavatios, doble que la que se instaló finalmente en Garoña (Burgos). En el valle del Ebro conseguimos parar los proyectos, salvo el de Garoña que estaba muy adelantado. También nos derrotaron en Ascó. Fíjate la paradoja, a los japoneses los derrotan en la guerra, les tiran las bombas atómicas, y cuando las compañías americanas comprueban que no pueden vender nucleares en EEUU, deciden amortizar las inversiones que habían hecho con ellas y venderlas a los pueblos más obedientes, como el japonés. También lo intentaron con Franco, al que pretendían venderle 29 nucleares, que finalmente se quedaron en nueve.

¿Cree que lo peor está por llegar? ¿Cómo se puede actuar si se confirma una fuga radiactiva?

Se pueden encomendar a Dios en el caso de que sean creyentes. En el fondo lo que puede suceder es que no estalle pero se funda el calor en el fondo de la tierra y eso ocasione el fundido del hormigón. En caso de que se abra al exterior y estalle, habrá una dispersión de radiactividad según los vientos. En Chernóbil se callaron los rusos y lo que sucedió fue que la fuga la detectaron desde Suecia, e incluso hubo empresarios de La Rioja y Navarra que traían importado pacharán de Ucrania que descubrieron que contenía radiactividad. Es algo muy complicado, como el Espíritu Santo, ni se ve, ni huele, ni tiene efecto inmediato, a unos les afecta y a otros no.

¿Es pesimista respecto al futuro inmediato?

Al contrario, soy muy optimista. Éste es el triunfo definitivo de los antinucleares. En el fondo se trataría de acabar con una tecnología que nunca debió nacer. Las radiaciones han afectado a lo largo de la historia al ADN de las personas y a sus herederos, por eso hay que parar las nucleares.

¿Espera alguna decisión importante del Gobierno español?

Prolongar la vida de las nucleares sería vergonzante, eso no tiene ningún futuro. Zapatero vivió en una primera etapa de su mandato una alianza muy importante con las energías renovables y el paro nuclear, una lucha que yo apoyé. En su programa tenía la intención de cerrar las nucleares o no prolongar la vida de las más viejas y ahora sería su ocasión. Lo ha hecho Merkel, que es la que manda con Francia en Europa y que cuenta con un movimiento fortísimo ecologista. Francia sigue siendo pronuclear y es una nación muy pobre en renovables. El 79% de la investigación que se realiza en Francia ha ido a parar a las nucleares.

¿Sería posible que en el mix energético las energías renovables cubran la demanda que actualmente proporciona la energía nuclear?

Hay dos estudios profundísimos que confirman que es posible. Uno es de Greenpeace, avalado por científicos y premios Nobel, que garantizan que en 2040 España podría nutrirse de energía renovable. Hace falta para ello una transición de 20-30 años y para realizar esa transición mi opinión es que hay que hacerla a través del gas. Estoy en contra de las centrales de ciclo combinado de Castejón pero son las que deben ocupar el terreno que ahora mismo poseen las nucleares. En Navarra no se ha construido ni se construirá nunca una nuclear, porque ese espacio lo ocupa la central de ciclo combinado de Castejón. Pudimos parar la central nuclear que iba proyectada entre Tudela y Castejón, pero las compañías eléctricas descubrieron que el gas era óptimo para realizar la transición y se instalaron en poco tiempo casi veinte térmicas.

¿Defiende entonces que no se puede pasar tan rápido de la nuclear a las renovables sin un paso intermedio?

Por ahora, el día que no haya sol ni viento, se necesita el gas. Las energías renovables van a suponer un proceso de renovación de la industrialización, ciencia y tecnología, pero esa renovación costará varios años. Ahora mismo, España cuenta con una potencia instalada de 90.000 megavatios, cuando el consumo récord a la hora suele ser de unos 45.000 megavatios. Nos sobra potencia instalada, por eso los molinos eólicos no funcionan por la noche, pero es una potencia necesaria por si falla algún sistema. Por eso no estoy de acuerdo con que se cierren las térmicas de Castejón, deben existir como reserva para la transición. Otra cosa es que sea una barbaridad que las hayan construido en el centro del pueblo y por ello habrá que multarlas con un castigo ejemplar. Nos esperan años muy difíciles, la crisis de verdad llegará cuando haya colas enormes en las gasolineras. Empiezan unos años apasionantes para cambiar el modelo energético.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

Enrique Conde, www.noticiasdenavarra.com/2011/03/19/mundo/fukushima-debe-suponer-el-triunfo-definitivo-de-los-antinucleares