Los territorios no peninsulares (Islas Canarias, Islas Baleares y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla) pueden liderar la transición ecológica e implantar un sistema energético completamente descarbonizado en 2040, una década por delante de los objetivos de reducción de emisiones fijados por la Unión Europea y por España para 2050. Esta es una de las principales conclusiones del estudio “Los Territorios No Peninsulares 100% descarbonizados en 2040: la vanguardia de la transición energética en España”, elaborado por Monitor Deloitte, en colaboración con Endesa. En él, se analizan las características de los territorios no peninsulares y se aportan un conjunto de soluciones para descarbonizar estas regiones. Además, se destacan los importantes beneficios que este avance puede aportar para estos territorios en materia de inversión, generación de empleo, economía y de eficiencia energética, y para el resto de España, al convertirse en un banco de pruebas inmejorable. Para Alberto Amores, socio responsable de la práctica de Energía y Recursos Naturales de Monitor Deloitte, “descarbonizar los territorios no peninsulares en 2040, una década antes que en la península, es viable, económicamente rentable y permitiría adquirir una experiencia que podría ser aprovechada en el despliegue de nuevas tecnologías en el resto de España. La transición energética en estos territorios debe ser una prioridad para todas las Administraciones y agentes involucrados”. La descarbonización a 2040 en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla Para alcanzar un sistema energético completamente descarbonizado, el estudio analiza las particularidades de los territorios no peninsulares y propone un conjunto de actuaciones en 3 ámbitos: el transporte, los hogares, los servicios y la generación eléctrica. El sector transporte es responsable del 40-50% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los territorios no peninsulares. El transporte particular de pasajeros por carretera alcanza el 80-85% del consumo de energía final, por lo que su descarbonización es más prioritaria que en la península. El estudio propone un conjunto de medidas para su descarbonización, entre las que se incluye la electrificación de la flota antes de 2040, la renovación acelerada del parque de vehículos (en mucha mayor medida que en la Península) y el cambio modal a transporte público y medios no motorizados. El vehículo eléctrico es ya una solución competitiva en las islas. En Canarias, el coste completo de un vehículo eléctrico (adquisición, combustible, mantenimiento, etc.) es un 25-30% inferior a la opción convencional y, en las Islas Baleares, un 10% inferior. Además, la autonomía actual es suficiente para estos territorios, pero es imprescindible desplegar la infraestructura de recarga necesaria. El sector residencial genera solo el 1-3% de las emisiones GEI directas en los territorios no peninsulares, debido a que los consumos más relevantes de una vivienda -calefacción y agua caliente- tienen menos incidencia por el tipo de clima. La descarbonización de este sector pasa por el despliegue de la bomba de calor para calefacción y agua caliente sanitaria. Asimismo, el autoconsumo presenta mayores ventajas para el sistema en los territorios no peninsulares que en la península, por lo que debería impulsarse más su penetración. El sector servicios es responsable del 2-4% de las emisiones GEI directas en los territorios no peninsulares. La sustitución de equipos térmicos de gas natural/producto petrolífero y de equipos eléctricos menos eficientes por bomba de calor debería ser la principal solución. Por otra parte, si bien la electricidad no emite en uso final, actualmente la Gx eléctrica es responsable de 40% de las emisiones en estos sistemas. El documento analiza cada territorio y propone medias para su descarbonización total a 2040. Islas Canarias, un sistema eléctrico descarbonizado Actualmente la generación eléctrica supone el 39% de las emisiones en Canarias. Un sistema eléctrico completamente descarbonizado en 2040 requeriría 10-11 GW de generación renovable, 20-25 GWh de capacidad de almacenamiento y respaldo estacional para “mover” excedentes de producción a momentos del año en los que hagan falta. Para alcanzar este mix ideal se debe combinar la generación renovable con almacenamiento, para recoger el exceso de energía renovable y utilizarla, posteriormente, en periodos de menor producción. El desarrollo renovable debería basarse principalmente en la generación solar, al encajar mejor que la eólica con el almacenamiento, por su mayor estabilidad y predictibilidad. Por ello, el estudio propone un mix renovable -25% eólico, 75% solar-, que requiere menos almacenamiento para garantizar la seguridad de suministro y, por tanto, requiere menor inversión. Asimismo, también se debe impulsar la gestión de la demanda un 20-30% y su desplazamiento hacia horas de mayor producción solar renovable. Por último, es imprescindible minimizar la ocupación del suelo. Para ello, se propone instalar menos capacidad renovable de lo que sería económicamente óptimo (compensado con mayor despliegue del almacenamiento, que ocupa menos espacio); impulsar el aprovechamiento del autoconsumo (hasta 2-3 GW); y explorar la opción de tecnologías de generación offshore. El sistema propuesto ocuparía el 1,9% del territorio de Canarias, o el 15% de la superficie agrícola sin cultivar. Este sistema descarbonizado que se plantea en el estudio necesitaría una inversión de 12-19 mil millones de euros hasta 2040 y tendría un coste de generación de 70- 90 €/MWh, lo que supone una reducción del 40% con respecto a la actualidad. A corto-medio plazo, se precisa instalar nueva capacidad renovable hasta alcanzar 250-275 MW de renovables en los próximos 5 años, lo que supone multiplicar por 5 el ritmo actual, ritmo que debería acelerarse progresivamente. Además, se necesitaría instalar 2,5 GWh de baterías e introducir los mecanismos de gestión de la demanda. Por último, es preciso impulsar actuaciones en el parque térmico para garantizar la seguridad de suministro, facilitar la integración de renovables y minimizar las emisiones de GEI acumuladas.
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