El alma antinuclear por Antonio Cerrillo

La industria nuclear española busca la prórroga en la vida útil de las centrales (incluida Garoña) por una razón muy sencilla: apenas piensa en construir plantas atómicas a corto plazo. En España, sin embargo, nada impide en teoría levantar nuevas instalaciones atómicas. No hay moratoria nuclear desde la liberación del sector eléctrico en el 1997. Lo que ocurre es que esas inversiones económicas son tan enormes que acometer esta opción energética no es viable sin subvenciones estatales. Se calcula que cada planta nuclear (de 1.000 MW) tiene un coste de unos 6.000 millones de euros. Y el encarecimiento de la planta de Olkiluoto-3, en construcción en Finlandia –¿el buque insignia del renacimiento nuclear?– no es ningún aval.

La industria nuclear emprende una campaña que ataca la esencia antinuclear del PSOE. El Gobierno decidió (tras el incómodo y salomónico acuerdo para cerrar Garoña en el 2013) establecer que la vida de las centrales nucleares se fijaba en 40 años, y así está previsto en el proyecto de ley de Economía Sostenible. Ascó I y Ascó II tienen que renovar la licencia de explotación en el 2011.

Pero el éxito de esta campaña es improbable. El Gobierno tiene ahora otras preocupaciones, como un parque eléctrico sobredimensionado (debido a un menor consumo y las fuertes inversiones en plantas de ciclo combinado), lo que hace que algunas térmicas estén paradas. Y al Gobierno le cuesta planificar a largo plazo (algo muy necesario para definir el mix energético y dar estabilidad al papel de las renovables) porque en ese horizonte siempre aparece su alma antinuclear. Además, es difícil que en el hipotético caso de que el PP gobernara pudiera revertir la decisión de cerrar Garoña, pues el desmantelamiento ya estaría avanzado.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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