Buenos vientos para Cantabria- El Plan Eólico regional prevé llegar a 1.500 MW

"Los molinos no perjudican al turismo", ni al paisaje, al contrario de lo que dicen algunos señoritos bien, que de repente descubren el paisaje, después de llenarlo de chalets, urbanizaciones, carretas y campos de golf. Lo suyo es la especulación y el ladrillo, y no las energías renovables y la eólica en particular, que contribuyen a reducir las emisiones de CO2 y los residuos radiactivos,  y a prevenir el cambio climático.

La campaña de cierto partido es similar a la de Murdoch y la ultraderecha estadounidense contra Obama y las energías renovables, y ahora van de la mano de ciertos conservacionistas amarillos y desclasados que no entienden nada de medio ambiente y de lo que supone el cambio climático. Y esto al mismo tiempo que Dinamarca inaugura el mayor parque eólico marino y Alemania aprueba otros 40 parques eólicos marinos. Pero allí no tienen que soportar tanta ignorancia interesada ni a los elementos que tenemos por aquí, como tampoco padecieron el franquismo. Porque son sociedades preocupadas por el medio ambiente y el cambio climático, y por ello entienden el papel que juega la eólica para reducir las emisiones contaminantes.

Según la CEOE, el desarrollo eólico no perjudicará al turismo. "A mí no me preocupa especialmente el plan eólico en cuanto al perjuicio del sector turístico. Andalucía, con un importantísimo desarrollo de las energías renovables, también ha sido la comunidad que más ha crecido turísticamente en los últimos años. Los molinos no perjudican al turismo, una inadecuada gestión de nuestra política turística en el ámbito internacional, sí".

El Gobierno de Cantabria ha recibido al menos 40 ofertas para participar en el desarrollo eólico en la comunidad autónoma, una respuesta que ha superado así las expectativas iniciales del concurso eólico.

El desarrollo eólico proyectado por el Gobierno cántabro prevé generar una potencia de unos 1.500 megavatios y propiciar una inversión directa de alrededor de 2.000 millones de euros.

El concurso de parques eólicos, que se convocó en junio, dividió Cantabria en siete zonas susceptibles de acoger parques eólicos. Según el Gobierno, la superficie total apta para ubicar estas instalaciones eólicas sólo supone un 2 por ciento del territorio de Cantabria (10.500 hectáreas), determinada en función de los estudios previos de la Universidad de Cantabria y excluyendo zonas como las amparadas por el Plan de Ordenación del Litoral (POL) y los espacios protegidos, entre otras.

El Ejecutivo defiende el impulso de la energía eólica, no sólo por tratarse de una energía limpia y renovable sin residuos radiactivos ni emisiones de CO2, sino también por las implicaciones económicas y de desarrollo que puede suponer para la región.

La energía eólica se traduce en importantes aportaciones económicas a los municipios donde se implantan los parques, y en generación de empleo especializado en las localidades del entorno y desarrollo del tejido industrial de Cantabria.

Además de las inversiones directas, calculadas en unos 2.000 millones de euros, se calcula que el desarrollo eólico generará inversiones indirectas en el desarrollo industrial de Cantabria y en fomento de I+D+i por importe de otros 1.000 millones de euros.

El Plan Eólico de Cantabria prevé 1.500 megavatios para 2011 y trata de recuperar el tiempo perdido con el Plan Eólico, lo que ha desatado la crítica de algún sector conservador del PP local (que diferencia con el PP de Castilla y León y otras regiones donde el PP gobierna), quizás molesto por no poder gestionar 2.000 millones de euros.

El potencial eólico de Cantabria asciende a un total de 3.500 megavatios, según refleja el ‘Estudio del recurso eólico de Cantabria’. Este informe fue elaborado en septiembre de 2005 por Meteosim S.L., ubicada en el Parque Científico de Barcelona, y su autor principal fue José Vidal Pérez.

Se trata de un estudio, encargado por la Dirección General de Industria, utilizando el sistema MesoMap, con el que se crearon los mapas de viento medio, las horas equivalentes para una máquina estándar y las zonas de implantación eólica.

En Octubre de 2006 la Comisión de Industria del Parlamento de Cantabria, tras la aprobación del Consejo de Gobierno, aprobó el Plan Energético de Cantabria en el que se plantean las bases del futuro energético de la región.

Tras una revisión en 2008, actualmente, se establecen los siguientes objetivos:

1. Reducción del consumo de energía primaria en Cantabria en un 11,2% respecto al consumo previsto para el 2011.
2. Fomento del ahorro de energía final para obtener en el horizonte de 2011 una reducción anual del 2,6% respecto a lo previsto.
3. Incremento de la participación de las energías renovables en el balance energético hasta el 21%. Promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energía renovable hasta que represente el 60% del balance.
4. Reducción del saldo energético de Cantabria.

Cantabria presenta un notable retraso, en comparación con otras comunidades y con los países de nuestro entorno, en el aprovechamiento de fuentes de energía renovables. Con el fin de corregir esta situación, el Gobierno de Cantabria se ha planteado, entre otras acciones, la posible implantación de parques eólicos.

Se contempla contar en 2011 con una potencia instalada total de unos 1.000 – 1.200 MW, por medio de generadores de 2-3 MW de potencia cada uno, lo que supone unos 20-25 parques con 20 generadores cada uno. Se pretende que dicha instalación se haga de manera respetuosa con el entorno, reduciendo al máximo los posibles impactos ambientales.

Esto implica la necesidad de identificar las zonas que presentan mayor aptitud para acoger dicho tipo de actividad, entendiendo por tales aquellas que combinen de manera adecuada la capacidad de aprovechamiento del recurso y una vulnerabilidad reducida de los factores ambientales significativos.

Por otro lado, debe considerarse que la implantación de este tipo de aprovechamientos ha de realizarse desde una perspectiva esencialmente ambiental. Esa perspectiva incluye tanto un aumento de la participación de las energías renovables en el abastecimiento energético de Cantabria (con la consiguiente reducción en el consumo de combustibles fósiles y de los problemas de contaminación y emisión de CO2 y otros gases de efecto invernadero que de ello se derivan), como la selección de los emplazamientos más adecuados y la puesta en práctica de medidas de mitigación de forma que se minimicen los impactos ambientales.

Consecuentemente con este impulso, el Gobierno de Cantabria plantea conseguir una importante capacidad de potencia eólica instalada, hasta alcanzar los 1.500 MW de potencia.

El Plan Eólico tiene un objetivo: corregir la situación de atraso y posibilitar que el horizonte de 2011 Cantabria pueda contar con una potencia eólica instalada de unos 1.000-1.200 megavatios (1.500 la última previsión), mediante generadores de 2-3 megavatios de potencia cada uno.

Con esas directrices, el proyecto final ya alumbrado que ha dado pie al concurso eólico de Cantabria (que incluye la gran variable de tener el añadido de requerir y poner en valor proyectos complementarios pero prioritarios de I+D+i) determina tres grandes áreas seleccionadas para acoger los futuros parques eólicos.

La primera se situaría en el cono Sur de la región, comprendiendo fundamentalmente las comarcas de Campoo y Valderredible. Una segunda zona, central, discurriría en dos corredores: uno desde Los Corrales hasta Bárcena de Pie de Concha y hacia el Este y un segundo por la sierra del Escudo, también hacia el Este (se añadirían localizaciones puntuales cercanas a Ibio, Cabezón de la Sal y Puente Viesgo).

Una tercera área seleccionada como apta y con gran capacidad eólica y, por tanto, dónde han quedado definidos en el Plan los llamados ‘polígonos eólicos’ se situaría hacia el Este regional, en concreto hacia el Sur y el Este de Liérganes, con otra zona muy definida en Soba en el límite con la provincia de Burgos.

La ocupación final de esos espacios susceptibles de acoger parques eólicos supera las 10.447 hectáreas, una extensión que supone una posible ocupación eólica (si se llegara al cien por cien) del 2% del territorio regional y del 5,8% de la superficie considerada como ‘recurso eólico aprovechable’.

En todos los casos se trata de zonas elegidas tras analizar múltiples variables y constatar que es perfectamente admisible la instalación de aerogeneradores sin que se produzcan impactos ambientales significativos. Todo ello sobre la base de medir y analizar con detalle parámetros muy determinados: recurso eólico, uso de suelo, protección ambiental específica, formaciones vegetales de interés, turberas, árboles singulares, espacios de la Red Natura 2000, áreas de protección del oso pardo, Plan de Ordenación del Litoral, núcleos de población y viales, espacios naturales protegidos, patrimonio, especies de fauna o impacto visual.

El cálculo del potencial eólico en un momento determinado va ligado a la tecnología de los aerogeneradores que hay en el mercado a la hora de realizar el estudio.

En este caso, para realizar el estudio se ha tomado como base un aerogenerador estándar de 80 metros de altura de buje, 90 metros de diámetro de rotor, y 2 MW de potencia nominal.

Los pasos realizados para estimar el potencial eólico han sido la eliminación de las zonas con algún tipo de figura de protección, así como dar un margen de seguridad de 500 metros a las zonas habitadas y a lado y lado de carreteras nacionales y autovías.

También se han seleccionado aquellas zonas que en el estudio obtienen más de 3.000 horas equivalentes brutas con una superficie suficiente para albergar 10 ó más aerogeneradores de las características nombradas anteriormente

Entre las zonas obtenidas en el paso anterior, se ha tratado de extender su superficie hasta quedar delimitadas por la isolinea de 2.500 horas equivalentes. Asimismo, se ha dividido la superficie de las zonas obtenidas entre la superficie efectiva ocupada por un aerogenerador.

Los criterios utilizados para la estimación del recurso eólico surgen de la estimación de cuántos aerogeneradores caben en aquellas zonas en las que se cumplen las condiciones de tener un potencial eólico elevado, una superficie suficiente, que no invadan zonas protegidas por razones medioambientales, paisajísticas y culturales y que guarden una distancia prudencial a los núcleos habitados.

El estudio precisa que la evolución de la tecnología de las turbinas es mucho más rápida que la capacidad de puesta en marcha de las instalaciones eólicas y que la revisión de los Planes Energéticos de los Gobiernos. Asimismo, señalan que el resultado debe tomarse, exclusivamente, como un orden de magnitud.

En este informe se elaboraron unos mapas adicionales con las zonas de implantación eólica de Cantabria, siguiendo las siguientes directrices marcadas por la Dirección General de Industria.

De esta forma, se estableció que las zonas seleccionadas debían tener un alto rendimiento eólico, respetar las zonas protegidas por razones paisajísticas, culturales y medioambientales; y tener proyectos de instalación de parques eólicos en marcha, aunque éstos no fueran luego necesariamente aprobados por el Gobierno.

Se considera que las 2.000 horas equivalentes brutas de potencia eólica están en el límite, sino por debajo, de la rentabilidad económica, y se fijan como zonas de implantación eólica el Puerto de Los Tornos, la Sierra del Escudo y Campoo.

Los contornos fijados en los mapas no delimitan la instalación eólica real, que razonablemente deberá tener una extensión bastante menor, al ajustarse a los criterios de eficiencia energética, rentabilidad económica y cumplimiento de la normativa medioambiental vigente.

Los mapas de potencial eólico se han generado sin utilizar datos meteorológicos de torres. Posteriormente a la elaboración de los mapas se han validado los mismos comparando los mapas preliminares con observaciones de torres meteorológicas facilitadas por diferentes promotores eólicos que operan en Cantabria.

El sistema MesoMap consiste en una integración de modelos de simulación de la atmósfera, bases de datos, estaciones de trabajo y unidades de disco de gran capacidad.

En el corazón de MesoMap está el MASS (Mesoscale Atmospheric Simulation System), un modelo físicomatemático que simula el comportamiento de la atmósfera. El modelo MASS se acopla a un modelo simplificado de flujo de viento, WindMap, que se utiliza para refinar la resolución espacial del MASS y para incluir los efectos locales de la rugosidad y la orografía. El MASS simula las condiciones atmosféricas sobre la región de interés para un total de 366 días elegidos de forma aleatoria de un total de 15 años.

Una vez finalizadas las simulaciones, los resultados se introducen en WindMap. En este proyecto, el MASS se ha ejecutado hasta llegar a una resolución de 2.5 kilómetros., mientras que WindMap se ha ejecutado con una resolución de 200 metros.

Meteosim y AWS-TrueWind son líderes mundiales en el desarrollo y la investigación en técnicas de exploración del recurso eólico, utilizando para ello la modelización meso y microescalar. El primer MesoMap fue comercializado por AWS-TrueWind el año 1999. En los últimos 6 años, MesoMap se ha aplicado en regiones de más de 30 países en los cinco continentes.

Sólo en Norteamérica, MesoMap se ha utilizado para estudiar el recurso eólico en más de 30 estados, en muchas provincias de Canadá, y en diversos estados de México.

El sistema MesoMap requiere una gran potencia de cálculo y de almacenamiento para poder generar los mapas de recurso eólico con una resolución espacial muy elevada y en un tiempo razonable. Para alcanzar este objetivo, se utilizaron un total de 94 procesadores y más de 3 Terabytes de datos.

Como cada día simulado por un procesador es completamente independiente del resto de días, el proyecto se puede realizar en paralelo en este sistema 94 veces más deprisa que utilizando un solo procesador. Es decir, un proyecto típico de MesoMap que tardaría más de dos años en completarse con un solo procesador, puede ser completado en muy pocas semanas.

El Plan Eólico es un trabajo riguroso, que puede contribuir a crear empresas eólicas en la región, generar empleo y tejido industrial y reducir las emisiones de CO2. La histeria desatada es similar a las de otros lugares, y no se le debería prestar mucha atención. Los mismos que nunca se preocuparon por los impactos ambientales de las centrales nucleares y las termoeléctricas de carbón.

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Un iceberg llamado Plan Eólico por Alfonso García Girón

Alfonso García Girón es director de proyectos privados de desarrollo tecnológico en ER y titulado superior en Paisajismo, por la universidad Camilo José Cela.

La opinión como derecho adquirido en democracia es el factor determinante y diferenciador del ciudadano frente a la administración. Y haciendo uso de este derecho indiscutible estamos leyendo una gran cantidad de artículos de opinión, escritos por personas relacionadas con un ámbito muy diverso de la sociedad de Cantabria, respecto del Plan Eólico. Unos, con un marcado matiz político se decantan a favor o en contra, otros defienden la racionalidad y otros simplemente infografían una realidad que aseguran catastrófica.
Bien, todo esto es bueno porque permite hacer un análisis de la situación y reflexionar en voz alta, intentando buscar un punto medio que se acerque a lo acertado, lo idóneo o lo que es más realista: a lo necesario para una región con estas limitaciones actuales. Esto es algo que deberemos hacer todos, porque a todos nos afecta.
El presidente de la CEOE, Miguel Mirones, realizaba hace días unas declaraciones en apoyo del citado plan, por considerar que era una oportunidad que no se debía perder. Hablaba como es lógico en representación de los empresarios de Cantabria y, como miembro de este colectivo, me identifico plenamente con su apoyo al Plan Eólico.
Naturalmente con dar una opinión afirmativa o negativa no basta en mi caso. Hay que argumentar y hacer los deberes informativos previamente, porque lo que estamos cuestionando o apoyando no es otra cosa que el trabajo de muchas personas y se tiene que dar por supuesto su vocación de servicio y buen hacer en el desempeño de sus funciones, aunque todos podemos equivocarnos, si no queremos que la falta de respeto sea una conducta habitual.
Respecto del interés que puedo tener como empresario de las energías renovables y conocedor del sector, naturalmente que es muy alto. Cinco años de desarrollo de nuevas tecnologías de energías renovables, entre las que se encuentra la eólica, con el desarrollo de un aerogenerador de eje vertical de menor impacto visual para núcleos urbanos, en estrecha colaboración con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, dan para formar una opinión ajustada de lo que ocurre con los impactos visuales, de cuál es el tipo de máquina eólica que se puede usar para cubrir nuestras necesidades y del valor real de las oportunidades que dicho Plan va a aportar a las empresas de la región y por tanto a la sociedad cántabra.
El impacto paisajístico: Este es el principal escollo con el que se topa el Plan Eólico, al parecer. Curiosamente, hasta la fecha, ninguno de los detractores publicados de esta materia ha advertido la existencia de este impacto visual a pesar de que el Convenio Europeo del Paisaje suscrito por España en 2003 recalca la necesidad de regular, y subrayo por sus implicaciones, en materia de paisaje urbano, periurbano y natural y que algunos vengamos pidiendo una Ley del Paisaje desde hace más de cinco años, además de la celebración de algún congreso sobre el Paisaje de Cantabria promovido desde el propio Gobierno Regional, con dos consejerías impulsando el evento.
Lo normal hubiera sido que los más defensores del paisaje se interesaran entonces en su regulación, aunque a día de hoy no ha sido así salvo tímidos posicionamientos, porque con su influencia podrían haber movido cosas. No obstante debo aclarar que ninguna ley del paisaje va a hacer otra cosa que ordenar y nivelar la exigencia en materia de paisaje, como en el resto de Europa, impidiendo también que se enarbole la bandera "antinada" que tanto nos gusta a las primeras de cambio. Es decir, si pedimos el "veto" para una instalación eólica, sin que exista ninguna ley que lo impida, el mismo rasero se va a utilizar para impedir determinadas actuaciones en entornos urbanos, como es lógico, y en este país me temo que eso es un verdadero quebradero de cabeza para todos los ediles municipales, por lo que cualquiera puede observar en cualquier parte a diario. Por supuesto, en ese escrupuloso caso habría también que revisar nuestra conducta ecologista y veraniega a la hora de desembarcar en una duna natural con doscientas lanchas que vierten más Co2 a la atmósfera en un día que todo el tráfico de Santander.
Esto lo único que quiere decir es que la disciplina del paisajismo no se ha desarrollado a nivel internacional para impedir ninguna actuación humana, si no para minimizar la alteración del medio e incluso para corregir deficiencias existentes de forma más importante. La valoración de qué actividad es aceptable en un paisaje y cual no, simplemente no entra en las competencias de un paisajista por falta manifiesta de preparación para ese tipo de decisiones, así como si un elemento del mismo nos gusta o no. Mucho menos cuando la decisión afecta a oportunidades de mejora general de los factores socioeconómicos de una región en tiempos de crisis internacional y con un retraso acumulado a nivel industrial inusual en el norte de España. Menuda responsabilidad.
Nada que decir respecto de las infografías si respetan un trabajo riguroso como sería, fotografiar con un objetivo similar a la de la visión humana, reflejar las condiciones ambientales normales de la zona (tiempo más frecuente), situarse en el punto de vista del observador más frecuente y situar los aerogeneradores a escala en el emplazamiento exacto que determine el proyecto de ejecución con licencia final de obra. Además, un trabajo serio deberá introducir en la imagen las medidas correctoras de tipo paisajístico que se dictaminen, como podrían ser barreras vegetales, cambios de color en las torres para mimetizarse con el entorno, etc. Es decir, exponer una conclusión tras un trabajo completo de los equipos multidisciplinares, una vez respetados los periodos de exposición pública, etc.
Respecto de la cuestión de biodiversidad, los técnicos tendrán que hacer su trabajo con respeto total a la legislación vigente, como siempre, pero en países como Dinamarca, Finlandia, y otros con una solvencia medioambiental incuestionable, estos problemas se resuelven a diario y ya hay informes respecto del comportamiento de las aves frente a los aerogeneradores, medidas cautelares, compensatorias, etc. Podemos seguir el ejemplo si es necesario.
En definitiva, se ha cuestionado y sobrevalorado en mi opinión, la parte visible del iceberg del Plan Eólico, pero la parte oculta que es la del gran peso específico aún sigue permaneciendo muy oculta y por ello este artículo como modesta contribución.
Esta parte oculta del iceberg encierra un contenido mucho más amplio que los inconvenientes, y merecería otros artículos, como inversiones en esta región impensables sin el Plan, creación de muchos puestos de trabajo vinculados a una actividad en el campo de las energías renovables que puede impulsar a Cantabria dos décadas por delante, creación de centros de investigación pioneros y la ruptura de la discontinuidad entre i+D+i y proyecto industrial que tanto nos pesa actualmente, con la instalación de centros de producción propios de primeros países del mundo y apoyados por empresas de vanguardia que nunca hubieran venido a esta región por otro motivo.
En definitiva, futuro para una región que no tiene por qué renunciar a nada, pero tampoco perder una oportunidad sin opciones en este momento. La justa medida y el sentido común es lo que tenemos todos que perseguir, sin trampas ni exageraciones. La oportunidad lo merece y es para todos.

www.genercan.es/genercan/plan_eolico/ampliar.php

www.genercan.es/archivos/documentos_contenidos/1050_1.Informerecursoeolico.pdf

www.genercan.es/archivos/documentos_contenidos/1050_7.Zonificacion.pdf

www.genercan.es/archivos/documentos_contenidos/1050_13.EstrategiaAmbiental.pdf