La energía solar ha experimentado un notable aumento de capacidad en todo el mundo

En 2010, se necesitaba una media de un mes para instalar un gigavatio de capacidad solar. En 2015, este ritmo se aceleró a una semana y, en 2023, se espera que supere el gigavatio por día. La energía solar juega ahora un papel importante en la producción mundial de electricidad.

En la última década, el panorama mundial de la energía solar se ha transformado drásticamente, según un resumen de Solcellskollen.

Si echamos la vista atrás, en 2010, se necesitaba una media de un mes para instalar un gigavatio de capacidad solar. En 2015, este ritmo se aceleró a una semana y, en 2023, se espera que supere el gigavatio por día.
Un aumento del 56% desde 2022

La energía solar superó a la energía eólica en 2022, convirtiéndose en la principal fuente de nueva producción de electricidad a nivel mundial en términos de capacidad y energía. Junto con la energía eólica, representó más del 80% de la capacidad global agregada. Según BloombergNEF, se prevé que la instalación solar total para 2023 alcance los 392 gigavatios.
Entre 2018 y 2022, el crecimiento anual de la capacidad solar promedió el 18%. Se espera que en el año 2023 se produzca un aumento superior al 50%, lo que podría marcar el mayor aumento anual en una década, según informaron IEA-PVPS y BloombergNEF.

Esta expansión significa que se espera que la energía solar pase de generar un equivalente del 6,2% a aproximadamente el 8% del consumo mundial de electricidad en 2023. Sin embargo, estas cifras varían, ya que es difícil pronosticar con precisión la participación de la energía solar en la combinación de electricidad. Esta variabilidad se debe a factores como las variaciones anuales en la radiación solar y una parte significativa de la producción solar global que ocurre dentro de propiedades residenciales y comerciales, donde las estadísticas confiables son más difíciles de alcanzar.
Varios países europeos han experimentado una adopción sustancial de la energía solar.

En Europa, la energía solar se ha convertido en una parte importante del sistema eléctrico. Si bien China lidera en volumen, varios países europeos han experimentado una adopción sustancial de la energía solar. Por ejemplo, Malta y España, con hasta el 20% de su consumo de electricidad procedente de energía solar, lideran el camino en Europa. Países como Países Bajos, Alemania y Dinamarca le siguen de cerca, con una contribución solar del 16%, 13% y 10% a sus respectivos mixes eléctricos.

Según Solar Power Europe, la capacidad solar instalada en Europa ha aumentado aproximadamente 120 gigavatios desde 2020, lo que indica que aproximadamente la mitad de la capacidad actual en Europa se añadió en los últimos tres años.

La Agencia Internacional de Energía (AIE) considera que la energía solar es un componente crítico en la transición climática. En su World Energy Outlook, la AIE presenta varios escenarios para el crecimiento de la capacidad solar basados en desarrollos tecnológicos y ambiciones políticas. En todos los escenarios, la energía solar es la fuente de energía de más rápido crecimiento hasta 2030 y 2050. Para 2030, se espera que la adición anual de capacidad solar promedie entre 440 gigavatios en el escenario más conservador y hasta 620 gigavatios en los más ambiciosos.
Más de un tercio del total de reducciones de emisiones para 2030

Se prevé que la energía solar, junto con la energía eólica y los vehículos eléctricos, contribuirá significativamente a la reducción de emisiones en el sector energético mundial. Por ejemplo, en el escenario conservador de la AIE, se prevé que la energía solar represente más de un tercio de la reducción total de emisiones para 2030.

Sin embargo, la rápida expansión de la energía solar plantea desafíos, como largos procesos de permisos, problemas de conexión a la red y la necesidad de sistemas eléctricos más flexibles. La AIE destaca la importancia de mejorar la flexibilidad, incluido el almacenamiento en baterías, la respuesta a la demanda, la energía hidroeléctrica, el almacenamiento térmico y otras formas de generación de energía flexible, para integrar una proporción cada vez mayor de energía solar y eólica en la red.