Protermosolar destaca los beneficios de la termosolar para almacenar la fotovoltaica

El PNIEC establece para 2025 un objetivo de 4.803 MW para la termosolar, necesario para gestionar el almacenamiento de la eólica y la fotovoltaica.

La elaboración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el que se asigna ya un papel de cierta relevancia a las centrales termosolares, reconociéndose su propuesta de valor y su complementariedad respecto a la energía eólica y fotovoltaica, y el RDL 17/2019, en el que se mantiene la retribución actual para los próximos 12 años, si bien, con una injustificable discriminación sobre las centrales respecto a las que hubiera interpuesto algún arbitraje, aunque la central, en sí misma, ni es beneficiaria de las eventuales sentencias ni tiene opción alguna a retirar los litigios. Confiamos en que este aspecto pueda llegar a ser reconducido en un futuro cercano.

La inclusión de la termosolar en la planificación es un hecho relevante y que responde al compromiso de descarbonización, ya que la termosolar es la tecnología renovable más barata para reemplazar la producción fotovoltaica a partir del atardecer, con unos costes absolutamente asumibles por el sistema. Dichos costes se están acercando en estos momentos a los del gas, siendo previsible que en el horizonte 2030 ya sean notablemente más económicos, tanto por la subida previsible de los costes de combustibles y emisiones así como por la reducción de costes que experimentará la propia tecnología termosolar, gracias a su creciente volumen de proyectos a nivel internacional.

Recientemente me preguntaban que cuál era la diferencia de costes entre la fotovoltaica y la termosolar y respondí que la comparación no era en absoluto relevante, como tampoco lo es la comparación entre los costes de la leche y el agua o la del café con la cerveza. Cada uno de esos productos responde a necesidades distintas y también se consumen a horas distintas del día. Por ello, lo único que importa es que el sistema eléctrico se puede permitir incorporar la termosolar desde que el sol deja de brillar reduciendo notablemente las emisiones que, de otra forma, produciría el respaldo con gas.

Más allá de los miopes modelos de expansión a mínimo coste o de los mecanismos de mercado, estudios recientes de consultoras como Poyry o Mackinsey han demostrado que los costes totales del sistema son más reducidos cuando se incorpora la termosolar en el mix.

Tampoco tendría sentido comparar los costes de la fotovoltaica con la eólica, ya que, aunque ninguna incorpora almacenamiento, sus perfiles de funcionamiento horario son absolutamente diferentes. O tampoco con la biomasa, capaz de operar 6.000 horas al año de forma gestionable.

Por tanto, los responsables energéticos tienen que planificar la expansión teniendo en cuenta la complementariedad y diferencias entre todas las tecnologías, extremo que los mercados no podrían en ningún caso realizar, para alcanzar los objetivos del PNIEC con subastas específicas por tecnologías, que son habituales en Europa, superando reservas formales injustificadas.