La Empresa Energía Eólica de Panamá, de capital panameño y español, estima que cada semana instalarán dos aerogeneradores. ‘En Panamá no tenemos. Este será el primero’, contesta ella. ‘Yo he instalado más de mil eólicas en centro y sur América’, recita el trabajador que se sancocha en sudor en un contenedor estacionado que es oficina y puerta de ingreso al proyecto. Así como Lineth, son muchos los panameños que se detienen a ver la construcción del parque eólico que se levanta en Los Llanos, corregimiento de El Coco. En Coclé, una provincia de 228,000 habitantes, la noticia del parque eólico vuela de boca en boca. ‘Esas son las dos primeras torres eólicas’, dicen, y señalan los altos abanicos que cuestan $5 millones cada uno. Cuando se dirige la mirada hacia el sur, la zona costera, se observan las palas que sostiene un pedestal de 90 metros de altura. El hotel Plaza Paitilla Inn, el más alto de los años setenta de la ciudad de Panamá, mide 70 metros de alto. El impacto del complejo no solo asombra a los lugareños, que se apostaron en julio pasado en las aceras a mirar cuando los camiones transportaban los gigantescos cilindros. Hace dos semanas, el mandatario Ricardo Martinelli, manifestó: ‘Desde arriba parecen hechos por extraterrestres’. Las palas de estos aerogeneradores no solamente moverán las brisas penonomeñas. Diversos sectores de la provincia recibirán el impacto de esta inversión de $440 millones. Uno de estos es la educación superior especializada. ‘Tenemos que construir nuevas aulas, actualmente hay 26, para formar a los profesionales que demandarán estas inversiones’, señala Félix Tejeira, director del Centro Regional de la Universidad Tecnológica de Panamá. ‘Aquí vienen los empresarios a contratar a los estudiantes de último año’, comenta el ingeniero Tejeira, uno de los muchos coclesanos que ha ido a mirar el avance del parque eólico. El profesor, que ha recorrido parques eólicos en Costa Rica, Uruguay y Argentina, relata que todos estos proyectos funcionan de manera similar. ‘La diferencia está en la altura, los más viejos medían entre 40 y 60 metros de altura, los modernos 90 metros’. Sobre la forma como producen estos aerogeneradores la corriente eléctrica, el ingeniero lo simplifica así: ‘Para generar electricidad solo hay que lograr que una pieza de vueltas. Esa pieza la puedes mover con agua, vapor, combustión. En este caso, la energía cinética del viento hace que de vueltas un rotor que creará un campo magnético para producir energía’. De la vía Interamericana, a la altura de El Coco, hasta las 19 hectárea donde estarán los molinos de viento hay unos seis kilómetros. Los primeros tramos carreteros son de asfalto, los últimos, de piedra suelta. A ambos lados de la carretera viven familias de clase media y alta. Pasando el poblado, hay cultivos de arroz y ganado pastando. ‘Ese camino ya se ha vuelto muy transitado’, dice Carlos Jaén, alcalde de Penonomé. ‘Ahora solo vamos nosotros a ver cómo va el parque, pero cuando entre en funcionamiento, vendrán los turistas. Ese camino de piedra será una ruta de gran valor’, piensa Jaén, que ha visto parques eólicos en China y España. Según el alcalde podrían instalarse a lo largo de este camino una serie de facilidades para los viajeros: negocios de comida, artesanías, rutas de transporte, entre otras facilidades. Una de las ventajas de los parques eólicos, comenta Jaén, es que la tierra se puede seguir utilizando para sembrar o para ganadería. ‘En este momento hay 300 trabajadores, y cuando esté terminado se contratarán 110 más’, dice. Adicional a este proyecto, adelanta Jaén, hay dos parques eólicos para la provincia en proceso de aprobación de concesión, uno en Toabré y otro en Santa Cruz. La generación de energía con el viento es un tecnología ‘madura’ que no se experimentaba en Panamá por que teníamos otras alternativas y por la inversión que requiere, explica el ingeniero Tejeira. La primera semana de agosto culminó la izada de la primera turbina eólica. La mañana del 5, el presidente del país estuvo allá, en compañía del gerente de la Empresa Eólica de Panamá, Rafael Pérez. ‘Este va a ser el parque más grande de Centroamérica y quizás uno de los más grandes del mundo. Instalaremos de dos a tres aerogeneradores a la semana. Cuando entren en operación generarán 220 megavatios en la primera fase y 337 megavatios en la segunda’, declaraba Pérez, bajo un cielo cubierto por una capa baja de nubes oscuras. Pérez detalló otros aspectos: que los aerogeneradores son de fabricación china y alemana, que las palas tienen una extensión de 52,5 metros, que serán movidas por vientos de 50 kilómetros por hora y que a finales de este año estarán produciendo hasta 90 megavatios. Ese día, el presidente Ricardo Martinelli recordó la crisis energética de mayo pasado, cuando la estación seca prolongada bajó los niveles de los embalses de las hidroeléctricas y a los comercios se les obligó a apagar los aires acondicionados. ‘Era difícil poder echar adelante un país con tan pocas alternativas. Este parque reducirá el precio de los alimentos, al no depender de las generadoras que trabajan con petróleo’. Pérez adelantó que el precio por kilovatio será de 10 centavos menos que el precio actual de las otras fuentes, que está entre los 20 y los 25 centavos por kilovatios.

Energía Eólica de Panamá ya instala los aerogeneradores en el parque eólico

REVE

‘¿Usted nunca ha visto un parque eólico?’, pregunta un trabajador a Lineth, una capitalina que viajó hasta la provincia de Coclé para mirar cómo se plantan los aerogeneradores.

‘En Panamá no tenemos. Este será el primero’, contesta ella. ‘Yo he instalado más de mil eólicas en centro y sur América’, recita el trabajador que se sancocha en sudor en un contenedor estacionado que es oficina y puerta de ingreso al proyecto.

Así como Lineth, son muchos los panameños que se detienen a ver la construcción del parque eólico que se levanta en Los Llanos, corregimiento de El Coco.

En Coclé, una provincia de 228,000 habitantes, la noticia del parque eólico vuela de boca en boca. ‘Esas son las dos primeras torres eólicas’, dicen, y señalan los altos abanicos que cuestan $5 millones cada uno. Cuando se dirige la mirada hacia el sur, la zona costera, se observan las palas que sostiene un pedestal de 90 metros de altura. El hotel Plaza Paitilla Inn, el más alto de los años setenta de la ciudad de Panamá, mide 70 metros de alto.

El impacto del complejo no solo asombra a los lugareños, que se apostaron en julio pasado en las aceras a mirar cuando los camiones transportaban los gigantescos cilindros. Hace dos semanas, el mandatario Ricardo Martinelli, manifestó: ‘Desde arriba parecen hechos por extraterrestres’.

La Empresa Energía Eólica de Panamá, de capital panameño y español, estima que cada semana instalarán dos aerogeneradores.

Las palas de estos aerogeneradores no solamente moverán las brisas penonomeñas. Diversos sectores de la provincia recibirán el impacto de esta inversión de $440 millones.

Uno de estos es la educación superior especializada. ‘Tenemos que construir nuevas aulas, actualmente hay 26, para formar a los profesionales que demandarán estas inversiones’, señala Félix Tejeira, director del Centro Regional de la Universidad Tecnológica de Panamá.

‘Aquí vienen los empresarios a contratar a los estudiantes de último año’, comenta el ingeniero Tejeira, uno de los muchos coclesanos que ha ido a mirar el avance del parque eólico.

El profesor, que ha recorrido parques eólicos en Costa Rica, Uruguay y Argentina, relata que todos estos proyectos funcionan de manera similar. ‘La diferencia está en la altura, los más viejos medían entre 40 y 60 metros de altura, los modernos 90 metros’.

Sobre la forma como producen estos aerogeneradores la corriente eléctrica, el ingeniero lo simplifica así: ‘Para generar electricidad solo hay que lograr que una pieza de vueltas. Esa pieza la puedes mover con agua, vapor, combustión. En este caso, la energía cinética del viento hace que de vueltas un rotor que creará un campo magnético para producir energía’.

De la vía Interamericana, a la altura de El Coco, hasta las 19 hectárea donde estarán los molinos de viento hay unos seis kilómetros. Los primeros tramos carreteros son de asfalto, los últimos, de piedra suelta. A ambos lados de la carretera viven familias de clase media y alta.

Pasando el poblado, hay cultivos de arroz y ganado pastando.

‘Ese camino ya se ha vuelto muy transitado’, dice Carlos Jaén, alcalde de Penonomé. ‘Ahora solo vamos nosotros a ver cómo va el parque, pero cuando entre en funcionamiento, vendrán los turistas. Ese camino de piedra será una ruta de gran valor’, piensa Jaén, que ha visto parques eólicos en China y España.

Según el alcalde podrían instalarse a lo largo de este camino una serie de facilidades para los viajeros: negocios de comida, artesanías, rutas de transporte, entre otras facilidades. Una de las ventajas de los parques eólicos, comenta Jaén, es que la tierra se puede seguir utilizando para sembrar o para ganadería.

‘En este momento hay 300 trabajadores, y cuando esté terminado se contratarán 110 más’, dice.

Adicional a este proyecto, adelanta Jaén, hay dos parques eólicos para la provincia en proceso de aprobación de concesión, uno en Toabré y otro en Santa Cruz.

La generación de energía con el viento es un tecnología ‘madura’ que no se experimentaba en Panamá por que teníamos otras alternativas y por la inversión que requiere, explica el ingeniero Tejeira.

La primera semana de agosto culminó la izada de la primera turbina eólica. La mañana del 5, el presidente del país estuvo allá, en compañía del gerente de la Empresa Eólica de Panamá, Rafael Pérez.

‘Este va a ser el parque más grande de Centroamérica y quizás uno de los más grandes del mundo. Instalaremos de dos a tres aerogeneradores a la semana. Cuando entren en operación generarán 220 megavatios en la primera fase y 337 megavatios en la segunda’, declaraba Pérez, bajo un cielo cubierto por una capa baja de nubes oscuras.

Pérez detalló otros aspectos: que los aerogeneradores son de fabricación china y alemana, que las palas tienen una extensión de 52,5 metros, que serán movidas por vientos de 50 kilómetros por hora y que a finales de este año estarán produciendo hasta 90 megavatios.

Ese día, el presidente Ricardo Martinelli recordó la crisis energética de mayo pasado, cuando la estación seca prolongada bajó los niveles de los embalses de las hidroeléctricas y a los comercios se les obligó a apagar los aires acondicionados.

‘Era difícil poder echar adelante un país con tan pocas alternativas. Este parque reducirá el precio de los alimentos, al no depender de las generadoras que trabajan con petróleo’.

Pérez adelantó que el precio por kilovatio será de 10 centavos menos que el precio actual de las otras fuentes, que está entre los 20 y los 25 centavos por kilovatios.

 

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