¿Por qué atacan a la termosolar?

La decisión del Gobierno de acabar con el déficit de tarifa ha llevado al sector a una guerra entre las cinco grandes (Endesa, Iberdrola, Gas Natural, E.ON y HC) y las empresas de energías renovables para dilucidar quién debe pagar la factura. Mientras que éstas acusan a las primeras de gozar de privilegios desde hace décadas, las históricas denuncian el alto coste de las energías verdes y sus elevadas subvenciones.

“No es correcto. Las energías renovables son más caras, pero una subvención es recibir 77 euros por cada megavatio/hora por algo que tiene un coste de tres. Eso pasa con la hidráulica. Ningún negocio en el mundo tiene tal margen. En la energía nuclear, sucede otro tanto, aunque en menor proporción”, señala Manuel Sánchez Ortega, consejero delegado de Abengoa, el mayor grupo termosolar del mundo.

El directivo concreta que “se habla mucho del déficit de tarifa, pero se obvia que sólo los dos tipos de energía antes mencionados suman anualmente unos windfall profits (beneficios sobrevenidos) de 3.000 millones de euros. Estas empresas defienden que este sobreprecio sirve para amortizar sus plantas, pero no dicen que, cuando se entró en un modelo de competencia, ya se les abonaron las amortizaciones pendientes”.

En cualquier caso, más allá de luchas internas, considera que la cuestión verdaderamente prioritaria es definir qué modelo energético desea España de cara al futuro.

“Debemos decidir si como país queremos renunciar a las renovables. Si, como en el resto del mundo, apostamos por ellas hay que saber algo: es verdad que ahora son más caras porque es una tecnología incipiente que está reduciendo sus costes año tras año, pero también lo es que aportan independencia energética (un grave problema en España), menos contaminación, empleo, inversiones en I+D y mejora de la balanza de pagos, porque no importa materias primas”.

Márgenes razonables

En su opinión, “es necesario establecer un mix en el que la clave no es el coste comparado de cada tecnología, sino que todas sean competitivas dentro de su estado de desarrollo y que a cada una se le pague un margen razonable, pero sin excesos”.

Preguntado sobre cuánto debería subir la tarifa de la luz para cubrir costes, niega la mayor: “¿Por qué hay que hacerlo? Es la salida fácil. Lo que hay que conseguir es optimizar el sistema, eliminando los costes ineficientes y los privilegios de algunos. Es indudable que, como cualquier producto o servicio, subirá con el tiempo, pero de una manera racional y en función de factores lógicos”.

En este sentido, añade que desde su compañía han respondido a la solicitud de propuestas realizada por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) “con una serie de medidas que permitirían reducir los costes del sistema entre 4.000 y 6.000 millones anuales sin sacrificar el liderazgo español en renovables, y sin subir las tarifas a los consumidores”

Sobre el resultado de la batalla actual en el sector, el ejecutivo se muestra moderadamente optimista y echa mano de la hemeroteca. “Esto ya ha sucedido en otros sectores, sobre todo en telecomunicaciones. Durante mucho tiempo, la gente fue esclava de las compañías tradicionales de teléfonos fijos, pero eso cambió con la entrada de operadores como Vodafone o Amena. Aquello fue una revolución y ahora algunos temen que esto se reproduzca en nuestro ámbito y desean mantener el statu quo”.

En todo caso, rechaza que las cinco grandes sufran una quita del déficit de tarifa –“España es un país serio y las deudas se pagan”–, aunque lanza un dardo al bando rival: “Hay que dar a las eléctricas lo que les corresponde, pero éstas deben devolver los 3.600 millones que han cobrado de más con los CTCs, tal y como recla- ma desde hace años la CNE”.

Entrevista en Expansión, www.expansion.com

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