El proyecto Seawater Greenhouse

Una instalación de prueba del Seawater Greenhouse de 20 hectáreas, que combina invernaderos de agua de mar y energía solar concentrada, permitirá cultivar, producir electricidad limpia y desalar el agua marina. Ya tiene la aprobación del gobierno de Jordania, podría entrar en funcionamiento en 2012 y comercializarse a gran escala en 2015.

La idea la ha desarrollado Sahara Forest Project, un grupo dedicado a la tecnología ambiental con sede en Noruega. Presentaron su idea en 2009 en la cumbre sobre el clima de Copenhague. A continuación convencieron al Rey Abdullah II de Jordania sobre la viabilidad del proyecto en su país, y acordaron poner a prueba un “desierto bosque” en la Zona Económica Especial de Aqaba.

La estructura, llamada invernadero de agua de mar, aprovechará la abundancia de sol en Jordania para evaporar el agua salada y recuperarla como agua dulce. En este proceso se genera un entorno natural fresco y húmedo, perfecto para los cultivos.

La electricidad necesaria para el funcionamiento de la instalación provendrá de una planta de energía solar concentrada, donde se utilizan espejos para enfocar la luz solar sobre las tuberías de agua. El vapor procedente del calentamiento se captura para alimentar un generador de turbina que produce electricidad.

Aunque las zonas áridas de la costa son ideales, el proyecto también podría implementarse en el interior. De hecho, varias zonas del desierto del Sahara están por debajo del nivel del mar, por lo que es relativamente barato llevar el agua a la instalación sin necesidad de costosos gastos de bombeo. La depresión de Qattara en Egipto, por ejemplo, está a unos 130 metros bajo el nivel del mar y la caída podría explotarse para generar energía hidroeléctrica.

La tecnología también podría ser utilizada en los invernaderos ya existentes dedicados al cultivo a gran escala, para hacerlos más eficientes. En el caso del sur de España, las regiones de Murcia y Almería albergan conjuntamente cerca de 40.000 hectáreas de invernaderos, que consumen cinco veces más agua que la que reciben de la lluvia. El agua del río Ebro se ha desviado a la zona desde el norte para compensar la falta de precipitaciones, mientras 20 plantas desalinizadoras a base combustibles fósiles contribuyen a la demanda de agua para riego.

Frente a estas prácticas insostenibles, el proyecto Seawater Greenhouse se presenta como alternativa que además de aportar alimentos contribuirá energéticamente sin dañar el entorno.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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