La potencia eólica instalada pronto equivaldrá en Cataluña a tres centrales nucleares

En la versión revisada del Pla de l’Energia de Catalunya 2006-2015, aprobada hace apenas un año, se fijaba el objetivo de dotar a Catalunya de una potencia de generación eólica de unos 3.500 megawatios. Eso equivale a siete centrales de ciclo combinado o a más de tres centrales nucleares. Puede parecer demasiado ambicioso, resulta que es más que posible.

Tanto, que pronto lo lograremos. Ahora acaban de otorgarse licencias para que distintos operadores instalen aerogeneradores capaces de dar 765 megawatios. Sumados a los ya operativos, en construcción o proyectados llegaremos en tres o cuatro años a los 3.500. Siempre y cuando no nos encallemos en los trámites, porque el procedimiento garantista del Govern, una oposición no siempre basada en criterios razonables y una incomprensible complicación administrativa han dificultado hasta el delirio el desarrollo de la aerogeneración en nuestro país.

Junto a los daneses, fuimos los primeros en aerogenerar. Dinamarca es ahora líder mundial, al punto que un 20% de su energía eléctrica es eólica. Nosotros estamos en la cola de España (otro de los líderes, todo hay que decirlo). La captación eólica tiene sus limitaciones, porque el viento no sopla siempre, pero genera electricidad al por mayor, de forma limpia, barata y eficiente. Que se resista a ella un cierto establishment energético se comprende; que se oponga por sistema un determinado sector del ecologismo, no tanto. La sostenibilidad no se lo puede permitir.

La minigeneración eólica es la nueva frontera. A los grandes parques eólicos pueden pronto añadirse muchos pequeños aerogeneradores, cuya integral sería considerable. Son aparatos que aprovechan brisas y corrientes locales, camuflados en cualquier tejado o rincón discreto. Responden, además, a los principios de la generación distribuida. No interesan a los grandes operadores, la actual legislación dificulta su instalación y seguramente suscitarán la oposición de quienes necesitan oponerse a todo. Pero, ¿quién dijo que avanzar en la nueva cultura sostenibilista, además de posible, iba a resultar fácil?

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

Por Ramon Folch, Artículo publicado en El Periódico de Catalunya, www.sostenible.cat