Un parque eólico interactivo

 Cerca de Glasgow, en Escocia, se encuentra uno de los parques eólicos más grandes de Europa construidos en tierra firme. En colaboración con las autoridades locales y con el centro de ciencias de la ciudad de Glasgow, la sociedad que administra la Whitelee Wind Farm decidió utilizar el parque eólico y los aerogeneradores no sólo para la generación de energía eólica, sino también para la educación en materia de energías renovables.

El bus que lleva a los visitantes funciona con energía eléctrica.

Un juego multimedial, en el que hay que responder 10 preguntas sobre el tema de la energía eólica, es una de las atracciones. Música, imágenes de colores, muchas luces… en el centro de visitantes de la Whitelee Wind Farm, la diversión ocupa un lugar importante.

Martin Mathers, encargado del servicio de visitas, sabe que la información se interioriza mejor si también entretiene. La intención es dar a conocer a los ciudadanos interesados, de todas las edades, todo lo relacionado con las 140 gigantescas turbinas eólicas que no emiten CO2 y que se ven desde la ventana del vehículo eléctrico.

El edificio, que cuenta con un salón de exposiciones, un café y una sala de clases, está caldeado, como corresponde, con energías renovables. “Eso se aprecia aquí, ya que puede usted imaginar que en estas alturas, donde sopla fuerte el viento, a veces hace mucho frío”, apunta Mathers.

Impresionantes son las dimensiones de una cabeza de turbina desarmada, cuyas piezas se exponen en el salón. También se puede apreciar un túnel de viento, hecho de vidrio y metal.

“Tenemos una serie de ventiladores que producen viento. Aquí se puede construir un parque eólico en miniatura y probarlo en el túnel de viento”, cuenta Mathers.

En la instalación hay una maqueta de un paisaje con algunas colinas y varios mini aerogeneradores de diferentes colores. El encargado explica su función: “Hay turbinas para cuatro equipos: azules, amarillas, verdes y rojas. Los niños eligen un color y ubican sus turbinas en algún lugar. Entonces las ponemos a funcionar y un aparato indica cuáles son las que han sido mejor emplazadas para producir el máximo de energía posible”.

Además del salón de exposiciones hay una sala de clases, equipada con la tecnología más moderna, en la que niños de primaria aprenden interesantes cosas sobre las energías renovables. David Moody, del Centro de Ciencias de Glasgow, instala ventiladores y turbinas en miniatura sobre las mesas de colores. Está preparando un taller para alumnos del quinto al séptimo año.

“Queremos averiguar qué forma de aspas funciona del modo más eficiente”, explica, acotando que eso siempre divierte a los escolares. El viento no se acaba Christine Balloch es la encargada de los cursos de ciencias naturales de la cercana escuela primaria de Eaglesham. Las energías renovables son parte del programa de estudios. La maestra está encantada con el parque eólico y destaca que es un estupendo complemento para sus clases. “La posibilidad de llevar a los niños a ver con sus propios ojos las turbinas… y de que perciban la increíble fuerza que tienen, es magnífica. Es una experiencia extraordinaria”, asegura.

También sus alumnos lo encuentran emocionante. Elizabeth, una chica de sexto grado, lo expresa así, entusiasmada: “Esto es verdaderamente entretenido. Y es mejor para nuestro planeta. Es mucho mejor que usar baterías”.

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