La industria solar termoeléctrica española inicia el despegue

El parque eléctrico español es consecuencia de un complejo proceso histórico en el que todas las tecnologías convencionales han recibido ayudas de muy diverso tipo. Sin embargo, se está tratando de instaurar en la opinión pública la idea de que las únicas causantes del déficit fuesen las renovables.

Protermosolar aclara que las primas del régimen especial no sólo incluyen a las energías renovables (eólica, termosolar, fotovoltaica, minihidráulica), sino también a los combustibles fósiles dedicados a las instalaciones de cogeneración. De los 6.000 millones de euros que representaron las primas en 2009, más de 1.000 millones fueron destinados al gas natural.

Las energías renovables contribuyen a la bajada de los precios del mercado diario de la electricidad y, junto con sus impactos macroeconómicos, proporcionan muchos más beneficios económicos que las primas que reciben.

El cambio hacia un sistema eléctrico sin emisiones de CO2 es una necesidad y un compromiso internacionalmente asumido. España ha iniciado el camino pero está muy lejos de alcanzar los objetivos vinculantes. 

La termosolar debe ser la base del nuevo sistema de futuro gracias a la abundancia del recurso y a sus características de gestionabilidad. 

La industria termosolar invertirá en España cerca de 15.000 millones de euros hasta 2013, contará con 60 plantas en funcionamiento y permitirá conectar a la red eléctrica un total de 2.500 MW. 

Actualmente ya han comenzado a operar en España diez centrales termosolares con una potencia instalada de 382 megavatios MW y una inversión ejecutada de cerca de 2.500 millones de euros. Otras 16 instalaciones, con una potencia de 718 MW, se encuentran en fase de construcción avanzada.

El esfuerzo realizado en I+D+i por los centros de investigación y la industria termosolar española la ha llevado al liderazgo internacional en este sector. 

Las primas cobradas por las centrales termosolares hasta la fecha han sido mínimas. De los 4.600 millones de euros que recibieron las renovables del Régimen Especial en 2009, tan sólo 10 millones de euros -un 0,2%- fueron destinados a las centrales termosolares. Sería inconcebible que una hipotética revisión de tarifas pudiera afectar a proyectos termosolares ya preasignados.

El sistema eléctrico español es el resultado de un proceso histórico complejo teniendo su parque generador una potencia instalada de unos 90.000 MW con un variado mix de tecnologías, oscilando las necesidades de la demanda entre 20.000 y 45.000 MW.

Todas las tecnologías de generación llamadas convencionales han disfrutado en uno u otro momento de ayudas públicas, bien hayan ido dirigidas a infraestructuras o prospecciones específicas, bien generalizadas que repercutieron en el recibo de la luz como la moratoria nuclear o los CTS’s, o bien vía presupuestos del Estado como las ayudas al carbón. Sin embargo, se ha instalado en la opinión pública la idea de que las renovables son las únicas que reciben primas y las causantes de los problemas del déficit tarifario.

Muy al contrario, las energías renovables están provocando una bajada de los precios resultantes en el mercado donde cada hora se casan oferta y demanda (pool) que, al aplicarse dicha retribución a toda la generación eléctrica provoca un descenso que, en bases anuales, es mayor que las primas recibidas por las renovables.

Lo que sí es claro es que las renovables están afectando al negocio de la generación eléctrica de fuentes convencionales, bien porque reducen la retribución a los kilowatios hora generados, bien porque reducen el número de horas de operación o, en algunos casos, por ambas razones, lo que puede justificar un incremento en la presión al Gobierno para una reducción de los apoyos a la generación con fuentes renovables. Confiamos en que el Gobierno sabrá valorar estos aspectos, además de los beneficios macroeconómicos y de potenciación de la tecnología nacional para que las renovables sigan obteniendo una retribución razonable que ayude a consolidar el cambio de modelo energético iniciado.

El cambio de modelo energético es una necesidad para la mitigación del cambio climático y en estos momentos representa un compromiso de España tanto a nivel del Protocolo de Kyoto, de cuyo cumplimiento está muy alejada, como de los nuevos objetivos vinculantes de la Directiva Europea para 2020.

Las energías renovables están penetrando progresivamente en el mix de generación y esta tendencia será imparable. Los datos de los últimos años muestran una reducción importante de la generación eléctrica producida de combustibles fósiles en nuestro país gracias a la aportación de las renovables, lo cual en lugar de ser criticado debería ser reconocido.

El cambio de modelo está permitiendo a los particulares y empresa, gracias a las energías renovables, entrar en el negocio de la generación eléctrica que hasta hace poco estaba muy concentrado, lo que también entendemos que es un aspecto positivo ofrecido por estas nuevas tecnologías.

La electricidad termosolar, por sus características de aporte inercial contribuyendo a la estabilidad de las redes, de elevado potencial y facilidad en la predicción del recurso solar, de su gestionabilidad mediante almacenamiento o hibridación y por la reducción de costes prevista que permitiría alcanzar la “paridad de red” antes de 2020, se postula como la energía base del sistema de generación del futuro.

La electricidad termosolar imprescindible en el sistema eléctrico del futuro

La energía termosolar comienza a despegar con fuerza. Las características tecnológicas de esta energía, unidas al importante esfuerzo inversor de los últimos años, sitúan a la termosolar como pieza clave en la reducción de la dependencia energética que sufre España, posicionándola como una tecnología energética imprescindible y muy relevante en el mix energético de los próximos años.

La termosolar es la única tecnología, junto a la biomasa, que puede contribuir a la estabilidad de la red eléctrica gracias al aporte inercial que proporciona y tiene una capacidad de almacenamiento modulable en función de las necesidades de la demanda. La ventaja competitiva de su gestionabilidad, en el país de mayor radiación solar de Europa, hace de la termosolar la tecnología renovable con mayor potencial de crecimiento.

En la actualidad, en España ya existen diez centrales en funcionamiento con una potencia instalada de 382 MW. -Andalucía (6), Extremadura (2) Castilla-La Mancha (1) Murcia (1)-. Otras 16 instalaciones, en las que se estima una potencia de 718 MW, se encuentran en fase de construcción avanzada y podrán operar en breve. Asimismo, 34 nuevas centrales, que totalizan 1.372MW, han sido inscritas en el registro de preasignación previsto para 2013 –publicado por el Ministerio de Industria—, por lo que iniciarán de inmediato las obras de construcción.

La inversión realizada por las empresas para la puesta en funcionamiento de centrales termosolares asciende ya a cerca de 2.500 millones de euros y rondará los 15.000 millones de euros acumulados en 2013, cuando se hayan conectado a la red los 2.500 MW a los que se aplicará el sistema retributivo actual. Para esa fecha operarán en España un total de 60 plantas termosolares de diferentes tecnologías y tamaños.

Oportunidades competitivas para España

El marco regulador y el impulso europeo a las fuentes renovables pueden dar a España nuevas oportunidades competitivas, en concreto, las que se crean a partir del Mecanismo de Transferencia Estadística de Energía Renovables 2009/28/CE y del Plan Solar Mediterráneo.

Por una parte, el Mecanismo de Transferencia Estadística de Energía Renovables 2009/28/CE permitirá a España albergar nuevos proyectos con apoyos económicos exteriores de aquellos países con déficit de fuentes renovables. La normativa contempla la posibilidad del "intercambio estadístico de cantidades determinadas de energía procedente de fuentes renovables de un Estado miembro a otro", restándolo en el emisor y apuntándolo en el receptor para el cumplimiento de sus objetivos. España podría situarse a la cabeza de la exportación energética verde, contribuyendo al mismo tiempo a que aquellos países que no hubieran producido el mínimo de energía renovable exigido por la Unión europea, pudieran contar con MW limpios en su balanza energética.

España puede situarse a la cabeza de la exportación energética verde

Por otra parte, el Plan Solar Mediterráneo, proyecto que pretende afrontar el desarrollo sostenible ante el previsible incremento de la demanda energética en la región Euro-Mediterránea y a la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El plan tiene por objeto la instalación de plantas de energías renovables -mayoritariamente termosolares- en los países del norte de África con una potencia total acumulada de 20.000 MW para 2020.

El Plan Solar Mediterráneo permitirá reforzar el liderazgo tecnológico de la industria española, ya reconocido por las principales potencias en inversión en energía verde, que ya han confiado en empresas nacionales para desarrollar proyectos en su territorio.

La retribución a las centrales termosolares: una inversión para asegurar el futuro

El impulso a las energías renovables se ha materializado por parte del Gobierno a través del actual sistema de retribuciones para las instalaciones de producción eléctrica en régimen especial, lo que ha permitido afrontar las fuertes inversiones que requiere la instalación de plantas de renovables.

La energía termosolar, que aporta estabilidad y gestionabilidad a la red y que permitirá a España aprovechar la oportunidad histórica que le brinda su indiscutido liderazgo tecnológico, es además, una de las energías que menos peso tiene en el reparto de primas a las renovables.

La termosolar, debido a que el marco retributivo que permitió su desarrollo es mucho más reciente que el de otras tecnologías renovables como la eólica, la fotovoltaica y la biomasa, ha recibido muy pocos apoyos hasta la fecha. De hecho, de los 4.600 millones de euros que recibieron las renovables del Régimen Especial en 2009, tan sólo 10 millones de euros fueron destinados a las centrales termosolares -un 0,2% del total-, según la última información publicada por la CNE.

Es por esto que, en el caso de la energía termosolar no caben posibles reticencias sobre el sistema de primas. Sería inconcebible que se llevara a cabo una revisión de tarifas que pudiera afectar a las plantas registradas como fase III y fase IV ya que, habiéndolas condicionado a entrar en operación a partir de 2012 y 2013 respectivamente, se les obligó a demostrar que tenían adquiridos los equipos en mayo de 2009 junto con un esquema de financiación en el que no tendría cabida ahora ninguna reducción de tarifas.

Cualquier modificación en el sistema de retribución basada en la disminución de los precios asociada a la evolución tecnológica, pondría en peligro 1.000 MW termosolares que representarían unas inversiones de 6.000 millones de euros, así como un a pérdida de 50.000 empleos equivalentes-año directos en nuestro país.

La seguridad jurídica del sistema no puede ponerse en cuestión otra vez más, tras las recientes actuaciones del R.D.L. 6/2009 de mayo de 2009 y del intento de limitar a 500 MW con la enmienda a la ley SOCIMI el Senado, que fue afortunadamente rechazado por unanimidad en el Congreso en octubre de 2009. Las centrales termosolares requieren una inversión en torno a los 300 millones de euros en cuya financiación participan numerosos bancos e inversores nacionales y extranjeros.

“La estabilidad jurídica del sistema es condición sine qua non para la financiación que permita el desarrollo de nuevos proyectos”

También se debe recordar el compromiso adquirido por nuestro país ante la UE de superar en 2020 una cuota del 40% de generación eléctrica renovable, un objetivo que podría quedarse lejos si se frena la progresión de la energía termosolar.

Unos beneficios incuestionables

Desde el punto de vista macroeconómico, la aportación de las energías renovables es muy superior a las primas que reciben. Mientras que las primas ascendieron a 2.600 millones de euros en 2008, la generación de energía renovable ha permitido que se ahorraran 2.725 millones de euros en importaciones de petróleo, se generara una aportación positiva a la balanza comercial de 1.230 millones de euros, se evitaran emisiones de CO2 por valor de 500 millones de euros y las empresas de renovables ingresaran 400 millones de euros de impuestos en Hacienda.

Estos beneficios macroeconómicos tienen un impacto de reducción del déficit público y de mejora del PIB que acaban repercutiendo en toda la sociedad. El impacto en el empleo es también muy significativo. En 2008 los empleos directos en el sector fueron 75.500 y el total 121.000, diez veces superior al sector del carbón que recibe un apoyo económico equivalente.

En el caso de la termosolar esos beneficios macroeconómicos son especialmente destacables ya que los empleos-equivalentes-año directos para todo el ciclo de fabricación de componentes, ingeniería y construcción son 5.000 por cada planta de 50 MW siendo algo más del 50% de la cadena de valor completa suministrado por empresas españolas. 

Protermorsolar es la asociación que representa al sector español de la industria solar termoeléctrica y está integrada actualmente por 93 miembros. La tecnología termosolar, en la que España es líder a nivel internacional, ha irrumpido recientemente con fuerza en el panorama de las energías renovables y es actualmente la que cuenta con mayor potencial de crecimiento. Con una potencia instalada prevista de 2.500 MW para 2013, el sector sitúa como objetivo superar los 10.000 MW en 2020.

www.protermosolar.com