Efectos económicos de la energía eólica en Aragón (1996-2012)

En este trabajo, tras repasar la evolución del sector eólico en España, se estima –a través del modelo de demanda de Leontief del marco input-output–la producción y el empleo generados en Aragón entre 1996 y 2012 por la construcción y puesta en funcionamiento de los parques eólicos. Asimismo, se cuantifica la contribución de la producción de energía eólica a la mejora medioambiental y a la disminución de la dependencia energética exterior.

Introducción

Con la referencia al Quijote «No son gigantes, son molinos», algunas Aulas de Energías Renovables explican a sus visitantes que los aerogeneradores que se divisan en las cimas de muchos montes son gigantes porque contribuyen positivamente a la generación de producción y empleo, a la mejora del medio ambiente y a la disminución de la dependencia energética, tal como se indica en este trabajo. Sin embargo, no son molinos, puesto que no muelen.

Lo cierto es que los aerogeneradores han permitido avanzar hacia un modelo energético sostenible. Así, la Agencia Internacional de la Energía, en su informe correspondiente a 2008 –véase International Energy Agency (2008)–, se ocupa de la crisis del clima. Otros informes, como el de Greenpeace, consideran viable un sistema de generación completamente basado en energías renovables. El Parlamento Europeo, por su parte, ha aprobado el Plan 20/20/20 –véase Comisión Europea (2008)– para que la Unión Europea cumpla en 2020 los compromisos de recortar en un 20% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), mejorar la eficiencia energética en un 20% y que un 20% de la energía consumida proceda de fuentes renovables.

La energía eólica –al igual que otras energías renovables– está en la base de este cambio energético que ha llamado la atención incluso de la Administración de los Estados Unidos. En España, se ha convertido en una de las principales formas de generación eléctrica, con 16.740 MW de potencia instalada a principios de 2009, lo que la convierte en la tercera tecnología en potencia instalada, después del ciclo combinado y la hidráulica. En Aragón, con datos de la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Aragón (AEA), en abril de 2009, existían 1.726,6 MW de energía eólica en operación, lo que supone más de la décima parte de la potencia instalada en España y se prevé que la potencia instalada en la región alcance 3.107,46 MW a finales de 2012.

El objetivo central de este estudio es estimar los efectos económicos que el desarrollo del sector eólico ha tenido, tiene y tendrá en Aragón. Para ello se cuantifican tanto el impacto socioeconómico que provoca la creación y puesta en marcha de nuevos parques eólicos, como los efectos sobre la producción y el empleo de éstos una vez que entran en funcionamiento.

Se utiliza el modelo de demanda de Leontief con los datos de los dos últimos Marcos Input-Output disponibles para la economía aragonesa. El primero, el MIOA99, está referido a la estructura productiva de la economía aragonesa en 1999, fue elaborado y publicado por Ibercaja (2003) y se usa para analizar el período 1996-2004. El segundo, (MIOA05), se refiere a la estructura productiva de la economía aragonesa en 2005, puede consultarse en Pérez y Pérez y Parra (2009) y se emplea para el período 2005-2012.

La estructura del trabajo es la siguiente. Tras esta introducción, se analiza en primer lugar la evolución del sector eólico español. A continuación, se presentan los resultados de la estimación del producto y el empleo generados en Aragón, tanto por la construcción de parques eólicos como por la generación de energía eólica. Posteriormente, se analiza la contribución de la energía eólica a la mejora medioambiental y a la disminución de la dependencia energética del exterior. Cierra el estudio un apartado en el que se incluyen las conclusiones más relevantes y algunas consideraciones finales.

Evolución del sector eólico español

La potencia eléctrica instalada en España a 31 de diciembre de 2008 era de 94.966 MW, un 5% más que a finales del ejercicio anterior. La energía eólica, con 16.740 MW de potencia instalada a 1 de enero de 2009, supone la tercera tecnología después del ciclo combinado y la hidráulica, y la cuarta en generación, tras el ciclo combinado, la nuclear y el carbón.

España es el tercer país del mundo por potencia eólica instalada, después de los Estados Unidos y Alemania. En Aragón, con datos de la AEA, existían 1.726,6 MW en operación en abril de 2009, lo que supone más de la décima parte de la potencia instalada en España.

El Plan de Energías Renovables en España (PER) 2005-2010 –véase Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (2005)– contempló el compromiso de cubrir con fuentes renovables al menos el 12% del consumo total de energía en 2010. Se estableció como objetivo del Plan que la potencia eólica instalada se incrementase en 12.000 MW para el conjunto del territorio nacional entre 2005 y 2010. Las previsiones españolas pretendían llegar a más de 20.000 MW en el año 2010 y a alrededor de 44.000 MW en 2020, incluyendo los 4.000 MW de eólica marina. Todas estas metas son precisas para cumplir con el objetivo del 20% de cobertura de la demanda final con energías renovables, acordado por la UE.

La planificación para 2016 plantea un escenario en España de alrededor de 29.000 MW, según el documento de Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas 2008-2016 aprobado por el Consejo de Ministros el 30 de mayo de 2008 –véase Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (2008)–. A partir de esa fecha, se espera una tasa de crecimiento similar para cumplir las iniciativas de la UE (el 20% de energía final debe ser renovable en 2020, porcentaje que se sitúa en el 40% en el caso de la energía eléctrica).

La contribución de la energía eólica a la cobertura de la demanda ha crecido de forma significativa en los últimos años y lo seguirá haciendo en el futuro. Pero no ha de olvidarse que la actividad de I+D+i deberá vertebrarse para lograr el aprovechamiento efectivo por la industria del potencial de las infraestructuras del conocimiento, tanto públicas como privadas. Ha de tenerse en cuenta, además, que es un sector globalizado y que, por tanto, debe mantenerse el liderazgo tecnológico para mitigar el riesgo de deslocalización industrial.

La producción y el empleo generados en Aragón por la construcción y funcionamiento de los parques eólicos

Como se ha señalado, el objetivo central de este estudio es estimar los efectos económicos que el desarrollo del sector eólico ha tenido, tiene y tendrá en Aragón. Se pretende cuantificar tanto el impacto económico provocado por la creación y puesta en marcha de nuevos parques eólicos, como los efectos sobre la producción y el empleo una vez que entran en funcionamiento.

1. Efectos de la construcción de parques eólicos

Cuantificar los efectos de la construcción de parques eólicos exige, de una parte, conocer el proceso inversor llevado a cabo y, de otra, delimitar la parte de esas inversiones que puede demandarse a empresas aragonesas.

Por lo que respecta al proceso inversor, ha de precisarse que se inició de forma pionera en la década de 1980 y se realizó de forma continuada entre 1996 y 2007, observándose un salto cuantitativo en 2001, año a partir del cual se superan los 200 MW anuales de potencia instalada. Si se cumplen las previsiones para el período 2009-2012, la potencia instalada en Aragón se habrá incrementado en 3.107,46 MW desde 1996.

A lo largo de los años analizados, la relación entre el coste de la inversión y la potencia instalada ha representado una cifra por MW que oscila entre algo más de 900.000 euros en 1996 y 1.350.000 euros en 2009.

Para cuantificar qué parte de las inversiones estimula la producción y empleo aragoneses, se ha de partir del coste de instalación de los parques eólicos, expresar los componentes en términos de productos del MIOA y, por último, determinar qué parte de dichos componentes es suministrada por empresas ubicadas en la región.

De acuerdo con la información facilitada por la AEA, el aerogenerador representa aproximadamente un 75% del coste total distribuido entre equipo eléctrico (18%), equipo mecánico (25%) y metalurgia (32%); el punto de conexión supone un 8% del total, mientras que el resto de la instalación alcanza el 17%, repartido entre obra civil (8%) e instalación eléctrica interna (9%). En términos del MIOA, un parque eólico requiere «Productos metálicos» (32% del coste), «Maquinaria, equipo mecánico y aparatos domésticos» (25%), «Maquinaria y material eléctrico» (35%) y «Productos de la construcción» (8%).

Para aproximar la parte del gasto en inversión que se satisface con producción aragonesa puede acudirse a la legislación vigente en Aragón, concretada en la figura del Plan Eólico Estratégico, común a las empresas del sector. No obstante, ha de reconocerse que las autorizaciones de los planes eólicos estratégicos difieren entre empresas, dado que en ocasiones se vinculan a actuaciones industriales en el sector eólico e, incluso, en otros sectores productivos.

Analizados los diferentes porcentajes establecidos en una muestra de autorizaciones facilitada por la AEA, en este trabajo se ha optado por suponer que las empresas domiciliadas en la región suministran en promedio un 60% del valor de los componentes del parque. Se trata de una media ponderada de los porcentajes de las cuatro ramas de productos señaladas, que en los casos de «Maquinaria y material eléctrico» y «Productos de la construcción » representan entre el 75 y el 80% de los bienes demandados para la instalación del parque eólico y, en cambio, en los casos de «Productos metálicos» y «Maquinaria, equipo mecánico y aparatos domésticos», significan algo menos del 50% de los componentes requeridos.

En consecuencia, en este trabajo se ha supuesto que por cada 100 euros invertidos en la construcción de un parque, las empresas aragonesas de la rama de actividad «Productos metálicos» suministran bienes por importe de 15,3 euros; las de «Maquinaria, equipo mecánico y aparatos domésticos» por valor de 11,9 euros; las «Maquinaria y material eléctrico» por cuantía de 26,4 euros y las de «Productos de construcción » por un montante de 6,4 euros.

Los resultados –sintetizados en el cuadro 3– muestran que el arrastre del gasto de inversión (demanda indirecta) se sitúa en promedio en torno al 28,5% de la demanda directa. Dicho promedio es la síntesis de una capacidad de arrastre ligeramente superior cuando se trabaja con la estructura productiva del MIOA99 (28,6%), frente a un 28,2% que se deriva del MIOA05.

Esta capacidad supone que, en el conjunto del período 1996-2007, el volumen de inversión en componentes de parques eólicos demandado en Aragón, 1.383 millones de euros constantes de 2009, produjo un impacto total sobre el conjunto de ramas de actividad de la economía aragonesa en torno a los 1.777 millones de euros de dicho ejercicio.

Si se cumplen las previsiones para el período 2009-2012 (en 2008 no se puso en marcha ningún MW nuevo de potencia eólica en la región), el volumen de inversión en parques eólicos que se demandará en Aragón, 1.134 millones de euros, producirá un impacto total sobre el conjunto de ramas de actividad de la economía aragonesa en torno a los 1.454 millones de euros.

Al analizar las ramas de actividad productiva más requeridas con la estructura del MIOA99, además de las directamente relacionadas con la construcción de parques anteriormente detalladas, destacan «Otros servicios empresariales», «Servicios de transporte por carretera», «Servicios de intermediación financiera», «Productos metalúrgicos» y «Energía eléctrica», entre las ramas más relevantes. Cuando se trabaja con el MIOA05, se mantienen dichas ramas, a excepción de «Servicios de intermediación financiera», que pierde su protagonismo.

El modelo de demanda del MIO permite, asimismo, evaluar el impacto de la inversión eólica sobre el empleo regional. Con el fin de estimar dicho impacto, se ha calculado para cada una de las 68 ramas de productos del MIOA la relación entre la producción total y el número de empleos. El cociente resultante se ha aplicado a la producción obtenida para las distintas ramas a lo largo de los años estudiados. Los resultados, incluidos indican que la generación de empleo ha sido importante a lo largo del período, aumentando de forma notable a partir de 2001 por el mayor esfuerzo inversor realizado. A lo largo del período 1996-2007, se generaron, en promedio, unos 1.183 empleos anuales (no acumulativos) y, si se cumplen las previsiones de instalación de parques eólicos, durante el período 2009-2012, se generarán en torno a 2.481 empleos anuales (no acumulativos), la gran mayoría de ellos en el sector industrial.

En términos relativos, por cada 100 MW de potencia eólica instalada en Aragón se generaron alrededor de 890 empleos directos e indirectos cuando se trabaja con la estructura productiva derivada del MIOA99 (modelo utilizado en el período 1996-2004), mientras que si aplicamos el MIOA05 (utilizado desde 2005 hasta 2007 y para las previsiones futuras desde 2009 hasta 2012) se crearon/mantuvieron alrededor de 710 empleos por cada 100 MW.

Comparando la inversión eólica en Aragón con algunas macromagnitudes regionales, se obtiene una buena aproximación de su importancia relativa. Conviene señalar al respecto que la inversión en parques eólicos en los años de mayor esfuerzo inversor (2001-2003) sobrepasó los 500 millones de euros corrientes. Este volumen de inversión, que resultó de una instalación promedio de 254 MW anuales en el período 2001-2003, contribuyó a una generación de VAB regional del 0,81% y a un 3,65% del VAB industrial aragonés. Esta contribución superó el VAB de algunos sectores concretos de la economía aragonesa, en concreto los que la Contabilidad Regional identifica como «Industria de la madera y del corcho» (con un VAB que representa el 0,40% sobre el VAB regional y el 1,78% sobre el VAB industrial aragonés para el conjunto de período 2001-2003) e «Industria del caucho y materias plásticas» (con un VAB que representa el 0,72% sobre el VAB regional y el 3,21% sobre el VAB industrial aragonés para el citado período). Ello significa que, si se cumplen las previsiones de inversión eólica hasta el año 2012, lo que supondrá una instalación media de 350 MW hasta ese año, el impacto sobre la economía aragonesa será claramente superior al señalado para el período 2001-2003 de máxima inversión hasta el momento. A su vez, el empleo generado por la construcción de parques representó, en los años de mayor inversión, hasta el 0,4% del empleo aragonés y el 1,9% del empleo industrial.

2. Efectos del funcionamiento de parques eólicos

El MIOA también puede emplearse para cuantificar el efecto de la actividad generadora de energía eléctrica sobre la producción y empleo aragoneses, una vez que los parques eólicos entran en funcionamiento. Para aproximar estos efectos, se ha partido de las Cuentas de Pérdidas y Ganancias correspondientes al ejercicio 2007 (último disponible en el momento de elaborar este estudio) de un conjunto de empresas eólicas domiciliadas en Aragón y que eran titulares de 458 aerogeneradores, con una potencia instalada de 340,5 MW. Del análisis de las mencionadas cuentas en el año 2007, los consumos de productos de estas doce empresas representaron 42.141 euros (a precios básicos) por MW de potencia instalada.

Dado que la potencia total instalada en Aragón en dicho ejercicio ascendía a 1.713,3 MW, la demanda de consumos intermedios de las empresas eólicas puede razonablemente cifrarse en 72,2 millones de euros (a precios básicos) en el citado año.

Cuantificados los consumos intermedios, ha de concretarse en qué medida se distribuyen entre las distintas ramas o sectores y determinar qué porcentaje de esos consumos se satisface con producción aragonesa. Para la primera tarea se siguió el criterio de Aixalá, Sanaú y Simón (2003a y 2003b), es decir, se consideró una ponderación similar a la que se emplea en el MIOA05 para el sector «Producción y distribución de energía eléctrica» (rama 6), aunque modificada para tener en cuenta la especificidad de la energía eólica.

La segunda tarea es, en cambio, ardua porque no se dispuso de información pormenorizada y es conocido que las empresas aragonesas pueden beneficiarse de esta demanda inducida por las empresas generadoras de energía eólica bien por ser proveedoras o por participar en uniones temporales de empresas (UTE) que sean proveedoras, bien por actuar como subcontratistas o simplemente por suministrar inputs intermedios o/y factores productivos a las empresas anteriores. Ante la ausencia de información precisa, se utilizó el porcentaje que se deduce de la Tabla Simétrica del MIOA05 para «Producción y distribución de energía eléctrica» (73,8%), criterio que, además, siguen estudios como el del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (2005) o Serrano Sanz et al. (2009). Con estos supuestos, la demanda de inputs intermedios satisfecha por empresas aragonesas se aproximó en 2007 a los 42,5 millones de euros (a precios de adquisición del año 2009).

Al aplicar dicha demanda al conjunto de las ramas del MIOA –para evaluar el arrastre que la demanda de consumos intermedios produce sobre la economía regional–, se concluyó que la producción se incrementa hasta alcanzar los 63,7 millones de euros. Por tanto, el efecto de arrastre alcanza un 50% de la demanda original de inputs intermedios, porcentaje superior al estimado para la inversión en parques eólicos. Para disponer de una medida estándar, por cada 1.000 MW instalados se requieren 37 millones de euros (precios de adquisición de 2009) de producción aragonesa.

Este incremento de la producción total significa la creación o mantenimiento del empleo en la economía aragonesa. Para su cuantificación se utilizaron los coeficientes directos de empleo derivados del modelo de demanda, concluyéndose que la producción eólica de Aragón generaba o mantenía 857 puestos de trabajo (en 2007). De esta forma, por cada 1.000 MW de potencia instalada en funcionamiento se crean/mantienen 500 empleos.

Teniendo en cuenta que al final del proceso inversor analizado, es decir, a partir de 2013, la potencia eólica instalada en Aragón –de acuerdo a las previsiones consideradas– se situará en torno a los 3.123,3 MW, el producto generado en Aragón como consecuencia de los consumos intermedios del conjunto de empresas productoras será –una vez computado el correspondiente coeficiente de arrastre– 116,1 millones de euros anuales (medidos a precios de adquisición de 2009). En cuanto al empleo, suponiendo que se mantenga la productividad aparente del factor trabajo, ese volumen de producto permitirá crear o mantener el equivalente a 1.563 puestos de trabajo.

Si se comparan con el VAB y el empleo industriales, significaban el 4,13% y el 1,69% de los mismos, respectivamente. El impacto total en el año 2007 superó el VAB de sectores como «Madera y corcho», «Industria textil, confección, cuero y calzado» y «Caucho y materias plásticas».

Para aproximar la contribución al producto regional de la actividad generadora de energía eólica, debería añadirse al efecto de arrastre calculado, el VAB generado por las propias empresas, que para el año 2007 se puede estimar en torno a 253,6 millones de euros del año 2009 (para los 1.713,3 MW instalados). Ha de precisarse que este volumen de VAB se destina a dotar fondos de amortización para la reposición de los equipos productivos, a la remuneración del trabajo y el capital ajeno, a la remuneración del capital propio y al pago de otros impuestos indirectos. La parte dedicada a la dotación de fondos de amortización supone el mayor porcentaje de dicho VAB, lo cual garantiza la reposición futura de los aerogeneradores y del conjunto de los componentes de un parque eólico y, por tanto, una repetición del proceso inversor cuando a los veinte años aproximadamente acabe la vida útil de los mismos o sufran un proceso de obsolescencia que obligue a su renovación.

Contribución de la energía eólica a la mejora medioambiental y a la reducción de la dependencia energética

La energía eólica es una fuente de electricidad limpia con importantes ventajas –y también algunas desventajas– ambientales, sociales y territoriales, por lo que el balance resulta mucho más favorable que el de las energías tradicionales que emplean combustibles fósiles o radiactivos.

A diferencia de los sistemas de generación tradicionales, la energía eólica no genera residuos peligrosos radiactivos ni vierte a la atmósfera dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx) o partículas sólidas.

Extrapolando los parámetros resultantes del trabajo de Deloitte (2008) a la estructura productiva del sector eólico en Aragón, se pueden estimar las emisiones a la atmósfera evitadas. Para el año 2008, se situaban en 2,8 millones de toneladas de CO2, 5.281 toneladas de SO2 y 3.514 toneladas de NOx. Si se tiene en cuenta que a finales de dicho año, el precio de derecho de emisión por tonelada de CO2 alcanzó los 32,4 euros, el coste evitado en Aragón por la generación eólica en utilización de derechos se situó en los 90,9 millones de euros.

Adicionalmente, la producción de energía eólica contribuye de manera significativa a evitar importaciones de combustibles fósiles. Con los parámetros utilizados en Deloitte (2008), los 4,2 GWh de producción eólica regional en 2008 evitaron la importación de 844.104 TEP, lo que supuso un ahorro de 130,4 millones de euros.

Consideraciones finales

La energía eólica se ha convertido en España en una forma de generación eléctrica relevante, con 16.740 MW de potencia instalada a principios de 2009, lo que la convierte en la tercera tecnología en potencia instalada después del ciclo combinado y la hidráulica, y la cuarta en generación, después del ciclo combinado, la nuclear y el carbón. En abril de 2009, Aragón contaba con 1.726,6 MW de energía eólica en operación, lo que representaba más del 10% de la potencia instalada en España.

La contribución de la eólica a la cobertura de la demanda energética ha crecido de forma significativa en los últimos años, si bien la actividad de I+D+i debe vertebrarse para lograr el aprovechamiento efectivo por la industria del potencial de las infraestructuras del conocimiento tanto públicas como privadas. Dado que es un sector globalizado con riesgo de deslocalización industrial, España ha de mantener el liderazgo tecnológico alcanzado hasta la fecha.

En el conjunto del período 1996-2007, la parte de parques eólicos demandada en Aragón (1.383 millones de euros constantes de 2009) ha ejercido un impacto total sobre el conjunto de la economía aragonesa, que puede cifrarse en 1.777 millones de euros constantes de 2009. Si se cumplen las previsiones para el período 2009-2012, el volumen de inversión de los distintos componentes de un parque eólico que se demandará en Aragón (1.134 millones de euros constantes de 2009) elevará la demanda regional en unos 1.454 millones de euros (del año 2009).

Al analizar las ramas más requeridas con la estructura productiva MIOA99, además de las directamente relacionadas con la construcción de parques –«Productos metálicos», «Maquinaria, equipo mecánico y aparatos domésticos», «Maquinaria y material eléctrico» y «Productos de la construcción»– destacan «Otros servicios empresariales», «Servicios de transporte por carretera», «Servicios de intermediación financiera», «Productos metalúrgicos» y «Energía eléctrica». Cuando se trabaja con el MIOA05, se mantienen tales ramas, si bien «Servicios de intermediación financiera» pierde protagonismo.

El volumen de empleo total generado por la inversión en parques eólicos para el conjunto del período 1996-2007 ha sido, en promedio, de unos 1.183 puestos de trabajo anuales (no acumulativos), y para el período 2009-2012, si se cumplen las previsiones, será de 2.481 empleos anuales.

La generación de energía eléctrica por parte de las empresas eólicas, derivada de un aumento de la demanda final, genera anualmente una demanda regional que supera los 63,6 millones de euros, es decir, algo más de 37 millones de euros por cada 1.000 MW instalados (precios de adquisición de 2009). Adicionalmente, por cada 1.000 MW de potencia instalada en funcionamiento se mantienen unos 500 empleos en la Comunidad Autónoma.

En cuanto al impacto medioambiental, el coste evitado en Aragón por la generación eólica en utilización de derechos se situó en los 90,9 millones de euros en 2008. Adicionalmente, la producción eólica regional en dicho ejercicio evitó la importación de 844.104 TEP y supuso un ahorro de 130,4 millones de euros.

El hecho de que la inversión en parques eólicos aparezca con elevado protagonismo en los efectos de arrastre sobre el producto y el empleo regionales, debe llevar a la reflexión de que si el proceso inversor se frenase, la economía aragonesa se resentiría de esa falta de demanda de las empresas proveedoras y el conjunto de la economía regional a través de la capacidad de arrastre. Podría incluso darse un efecto de deslocalización de empresas, que se ubicarían en otras Comunidades Autónomas o países que desearan invertir en parques eólicos, dado que para la instalación de éstos suele exigirse que una parte importante de la inversión se demande a empresas autóctonas.

Es necesario recordar, en este contexto, que la región aragonesa, debido a su ubicación en términos de características eólicas (corrientes de viento), mantiene todavía potencial de producción de energía eólica. La necesidad de mantener el citado proceso inversor resulta especialmente importante en un momento en el que la crisis económica ha erosionado la estructura industrial y que la incipiente recuperación económica mundial deberá buscar procesos productivos más limpios y más respetuosos con el medio ambiente.

La inversión en energía eólica no tiene solamente efectos de arrastre sobre la actividad empresarial en Aragón sino que, a través del pago del «Impuesto de Actividades Económicas » (IAE), produce un efecto notable sobre los presupuestos de los municipios en los que se ubican los parques eólicos y, adicionalmente, a través del canon por arrendamiento de terrenos, eleva las rentas, tanto privadas como públicas, de tales municipios.

El pago de los tributos locales y por el arrendamiento de terrenos públicos y privados (1,99 euros por MWh y año, es decir, algo más de 8,3 millones de euros, según las citadas empresas), en la medida en que contribuyen a los ingresos públicos de los Ayuntamientos, permitirán el relanzamiento de las obras públicas y actuaciones de tipo social y cultural que, a la larga, incrementarán el bienestar y el capital humano de sus ciudadanos. Asimismo, los ingresos privados derivados del alquiler de terrenos supondrán, bien un sostenimiento de las rentas agrarias favoreciendo la fijación en el territorio de una población agrícola que, de otra forma, tal vez hubiera optado por la emigración, o bien una mejora de la calidad de vida para los propietarios arrendadores. En todo caso, y al igual que sucede con el proceso inversor, existen efectos de arrastre de origen local, que repercuten de forma positiva sobre el conjunto de la actividad económica y el empleo de los municipios y que extienden su influencia al conjunto de la economía regional.

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Blanca Simón Fernández, profesora titular de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza, donde es vicedecana desde el año 2000. En la actualidad, dirige la Cátedra Multicaja. Ha sido profesora visitante de la Universidad de Warwick en el Reino Unido. Su labor docente está relacionada con asignaturas de Política Económica y su tarea investigadora está centrada en analizar la intervención estatal en la economía y, más recientemente, en la inmigración económica.

José Aixalá Pastó, profesor titular de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Ha sido vicedecano de la citada Facultad y director del Departamento de Estructura e Historia Económica y Economía Pública. Su labor docente está centrada en materias referidas al sistema monetario internacional y a la economía española y su tarea investigadora se relaciona con los tipos de cambio en los mercados de divisas y con los factores determinantes del crecimiento económico.

Luis Pérez y Pérez, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid (1990) y Master of Science en Desarrollo Rural por el CIHEAM (Montpellier, Francia, 1984). Ha sido profesor visitante de las universidades de New Castle Upon Tyne y Edinburgh, en el Reino Unido, y profesor de Economía Aplicada en la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es investigador del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) del Gobierno de Aragón y profesor asociado de Economía Aplicada en la Universidad de Zaragoza.

Jaime Sanaú Villarroya, licenciado en Ciencias Empresariales (Premio Extraordinario) y doctor en Ciencias Económicas. Actualmente es profesor titular de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza. Sus principales líneas de investigación se centran en los factores explicativos del crecimiento, la economía de la defensa, el sector energético y la economía regional, con especial énfasis en las economías española y aragonesa. Es autor de varios libros y de numerosos artículos en revistas científicas.

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