El gobierno de Bolivia empieza a cuantificar las reservas de litio del salar de Uyuni

Según el informe del Ministerio de Minería y Metalurgia ya se realizaron las tareas previas a la ejecución del proyecto tras la llegada de los equipos y herramientas que se utilizarán en los trabajos de perforación. También se instaló en el salar un campamento para los trabajadores.

El Salar de Uyuni se encuentra ubicado en la región suroeste del departamento de Potosí y es de lejos el más grande del mundo. Cuenta con más de 10.000 kilómetros cuadrados de costra salina. Tiene 180 kilómetros de largo y 80 de ancho, y se encuentra a una altura de 3.670 metros sobre el nivel del mar. Su superficie de sal es totalmente blanca y lisa y constituye uno de los más grandes atractivos turísticos de Suramérica.

La Corporación Minera de Bolivia (Comibol) delegó a los especialistas de la Dirección de Recursos Evaporíticos la ejecución de este proyecto, que es uno de los más grandes que ejecuta este año la estatal minera.

Los objetivos de las perforaciones en este yacimiento son precisar datos geológicos que permitan evaluar mejor las reservas que almacena. También conocer las cantidades globales de litio, potasio, boro y magnesio, con un mayor detalle sobre el comportamiento de la salmuera a medida que la profundidad de perforación se incrementa.

Por otra parte, con las perforaciones se quiere alcanzar la base del salar para calcular las reservas probadas y determinar el nivel de las concentraciones y una serie de datos geofísicos y geoquímicos.

Finalmente, se pretende determinar la posibilidad de existencia de otros cristales y analizar el comportamiento dinámico de la salmuera al bombear diferentes volúmenes.

Dentro del plan, de forma inicial se tiene previsto la perforación de pozos de 10, 20 y 30 metros de profundidad, para ver la permeabilidad, porosidad y bombeo de la salmuera. También se cavarán pozos profundos de entre 150 a 250 metros, para el análisis de la estratificación del salar.

Todo este trabajo se realizará bajo la supervisión y asesoramiento técnico del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) en lo referente a estudios geológicos. En la parte logística y de transporte se contará con el apoyo del Complejo Industrial de Recursos Evaporíticos del Salar de Uyuni (Ciresu), en el marco de un acuerdo de trabajo interinstitucional conjunto. En cuanto a las perforaciones de pozos, este trabajo es de exclusividad para técnicos de la DNREB.

Cabe resaltar que si bien anteriormente se realizaron perforaciones, es la primera vez que se hace este estudio con profesionales bolivianos y financiado íntegramente por el Estado boliviano, mediante la DNREB como parte de la ejecución del Proyecto de Industrialización Integral de la Salmuera del Salar de Uyuni.

Los resultados de estas perforaciones constituirán una importante fuente de información, no sólo para el proceso de industrialización; sino, principalmente, en la validación de las reservas probadas de litio, potasio, boro y magnesio contenidas en el Salar de Uyuni.

Según el especialista en minería Jaime Peñaranda Subieta, el departamento de Potosí constituye en una de las regiones más mineralizadas del planeta con grandes yacimientos de plata, plomo, estaño, zinc, bismuto, entre los más importantes, además del inmenso Salar de Uyuni con sus recursos Evaporíticos.

Por una parte, en la región se desarrollan los proyectos mineros más grandes no sólo de Bolivia, sino de toda la región de América del Sur. Entre ellos se encuentran el proyecto minero de San Bartolomé, San Cristóbal y San Vicente, que se dedican a la explotación de concentrados de plomo, plata y zinc. Todos estos proyectos son emprendimientos privados.

En relación al Salar de Uyuni, este inmenso reservorio, en sus 10.000 kilómetros cuadrados atesora ingentes cantidades de no metálicos aún no cuantificadas oficialmente. Sin embargo, diversos estudios adelantan que, más allá del litio, tiene grandes cantidades de boro y potasio.

El principal interés de las grandes empresas asiáticas y europeas es el litio, considerado el elemento básico para la primera generación de baterías de los vehículos eléctricos.

Aparte de este evaporítico se encuentran otros componentes importantes como el potasio, que es uno de los mejores abonos agrícolas,  el magnesio, que se emplea en la construcción de caminos, y el boro, insumo industrial muy apreciado.

Las reservas de litio del Salar de Uyuni superan las nueve millones de toneladas probadas, lo que lo convierte en el yacimiento más grande de este mineral, según datos de la DNREB.

En la década de 1980, expertos franceses realizaron perforaciones en esta reserva que dieron un resultado preliminar de 5,5 millones de toneladas de litio. Ya en 1989, y tras nuevos estudios, se calcularon 8,9 millones de toneladas de litio.

Cuando los franceses realizaron este experimento sólo se tomó en cuenta la primera capa de la costra salina, que tiene una profundidad máxima de 11 metros.

Pero las pruebas no terminaron con esos resultados ya que posteriormente se realizó una perforación de un pozo profundo de 120 metros en el medio del salar y se descubrieron diferentes capas alternas de sal y lodo.

En este nuevo estudio se logró determinar que de los 120 metros existen 80 metros de capa de sal y 40 metros de lodo.

La Universidad de Duke, de EE UU, realizó el año 2000 otros trabajos de perforación profunda en el centro del Salar, al norte de la isla Incahuasi, en una profundidad de 220 metros.

El objetivo de esta perforación fue hacer un estudio del comportamiento climatológico de los últimos 10.000 años de esta región del continente americano, “ya que el salar es un testigo histórico de cómo fue el clima en los últimos miles de años”.

Aunque de esa perforación, hasta el momento la más profunda que se realizó en el Salar de Uyuni, no se tienen datos que midan las reservas de litio, se confirmó que existen reservas de salmuera hasta los 220 metros de profundidad.

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Andean Salars: Reflections Of Earth And Climate History

A strong sun sends its rays over the white expanse reaching far to the horizon between the Andean summits. Thick crusts of salt, accumulated over several millennia owing to the combined low rainfall and extremely high evaporation which prevail in these high-altitude tropical environments, completely cover the whole landscape. These desert expanses are called salars. They formed under the arid climate that has predominated in the central Andes for several million years. There are hundreds of them, distributed over Bolivia, Chile and Argentina.

Chemical compositions are complex and varied, characteristics with high interest for industry. They contain elements and salts such as boron, potash, lithium and sodium carbonate. What are the origins of the salars’ chemical profiles? To find out, an IRD geologist and his research partners have traced back the history of their formation and brought out evidence of the events leading to their chemical composition.

They studied and analysed 80 salt lakes, scattered over 1000 km of Andean cordillera in Bolivia and northern Chile. Most of them had until this time never been studied scientifically.

Data from hundreds of samples and analyses were used to reconstruct the processes that formed the present lakes. Two broad categories of elements and salts emerged, depending on their origin: those from volcanic rocks (lithium, boron) and those coming from previous, ancient salars (chlorides and sulphates). During a period of intense volcanic activity, older salars were covered over by material emitted by volcanoes. Subsequently, infiltrating waters became enriched in chemical elements released by rock weathering.

In parallel, the old salars were dissolved, resulting in bodies of groundwater ranging in character from brackish to strongly saline. The waters stemming from the volcanic rocks and from the salars then mixed together, in their turn feeding into new basins. The present salt lakes then formed. Now, the ancient salars, which used to be buried underneath, have been completely dissolved.

The research team also conducted evaporation modelling and changes in salt concentrations of the salar interstitial waters and compared these theoretical results with measured concentrations. The simulations took no account of any geochemical interaction with the sediments or dissolution of older saliferous formations. They were based solely on the chemical composition of inflows to the salars. Significant divergences then appeared between the results of the model and the measured values, particularly in Bolivia.

These divergences are caused by several factors including the input of additional groundwater, interaction with sediments, solution of pre-existing saliferous formations and so on. The divergences reveal phenomena that the researchers had not hitherto identified. For example, in Bolivia, analysis of the results revealed a major anomaly: several salars, which should have been rich in sodium carbonate, and therefore basic, are in fact neutral or even slightly acid, with high sulphate content. This unexpected composition is the result of eolian erosion of sulphur deposits associated with volcanic activity in the neighbouring areas.

The salars are moreover invaluable water supply resources, for both Andean populations and large-scale mining in the region, especially for copper mines. It was therefore also important to characterize them to assess the potential of these water resources, establish reference data on the latest hydrochemistry and thus prepare the bases for monitoring the impact of industrial activity on these fragile highly particular ecosystems.

Besides the contaminated water it can generate, the mining industry uses great quantities of fresh and brackish water for mineral extraction and processing. These activities pump massive volumes from the groundwater bodies that feed the salars and in doing so they alter their chemical composition. They also compete with local communities who need supplies for drinking water. This problem is crucial in the central Andes and their Pacific -facing slopes.