Goldwind de China explora oportunidades de inversión en el mercado de energía eólica de España

El gobierno de España ha estado ofreciendo incentivos para invertir en energías renovables como parte de su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU. Estos incentivos permiten la amortización completa cuando los proyectos solares o eólicos reemplazan las fuentes de energía de combustibles fósiles. El gobierno español tiene como objetivo expandir la infraestructura eólica y solar como parte de su Plan Nacional Integral de Clima y Energía. Esto ha atraído el interés del gigante de los aerogeneradores de China, Goldwind.

Goldwind reconoce el potencial en el mercado de proyectos renovables de España y está buscando oportunidades de inversión. Las empresas de inversión ya han preparado proyectos, incluidos los derechos de red de energía y los permisos de construcción, con la intención de venderlos a empresas como Goldwind. Según fuentes del sector eólico español, existe un mercado importante en España para adquirir activos eólicos “ready to build”. La cartera de autorizaciones ambientales positivas asciende a 12 GW, y se esperan solicitudes de hasta 20 GW en los próximos dos años.

La entrada de Goldwind en España no solo beneficiará a la economía de China, sino que puede tener un impacto negativo en las empresas españolas. Los planes de la Unión Europea para fortalecer la base industrial de tecnologías limpias requieren la compra de tecnología china. Es probable que Goldwind quiera instalar sus propios aerogeneradores en los proyectos que adquiera, reduciendo la cuota de mercado de los fabricantes eólicos europeos.

Goldwind, establecida originalmente en 1989 con una subvención del gobierno danés, es ahora el mayor fabricante mundial de turbinas eólicas, con 12,7 GW en proyectos suministrados a nivel mundial el año pasado. Su expansión en el mercado de energías renovables de España sigue a China Three Gorges, una empresa hidroeléctrica, que establece presencia en España y Portugal.

Sin embargo, el creciente dominio de las empresas chinas en el sector de las energías renovables plantea preocupaciones sobre las implicaciones para la soberanía nacional y los objetivos de conservación del planeta establecidos por la UE. La concentración de China en el sector de producción de paneles solares, impulsada por carbón barato y mano de obra en condiciones que no estarían permitidas en Europa, ha alejado el mercado del control occidental. Este cambio no solo ha tenido consecuencias económicas, sino también implicaciones para los derechos humanos y el medio ambiente.

El impulso de la UE hacia el cero neto depende de datos inexactos sobre la huella de carbono de los paneles solares chinos. Investigaciones independientes sugieren que la huella de carbono es significativamente mayor que la estimada, lo que hace que la energía solar sea menos favorable en comparación con el gas natural. Esto genera dudas sobre la integridad de las políticas verdes de la UE y su impacto en la economía y el bienestar de las personas en todo el mundo.

El entusiasmo de España por adoptar iniciativas de energía verde puede haber comprometido su situación financiera y sus derechos de propiedad. Las implicaciones de este movimiento siguen siendo inciertas.