China colabora para expandir energía eólica en norte de Argentina.

El lugar protagónico para las energías renovables en la matriz eléctrica

REVE

El lanzamiento del programa RenovAr y una licitación por 1.000 megavatios (MW) para proyectos que produzcan energía no contaminante son dos de las acciones con las que el gobierno nacional instala en un rol protagónico a las fuentes renovables.

El Chaco podría participar en una pequeña proporción de la primera convocatoria con el uso de biomasa. Las expectativas aumentan en dos aspectos: las energías renovables generan más trabajo por unidad de potencia instalada y a largo plazo abaratan costos.

Argentina es el tercer mercado energético de Latinoamérica pero uno de los más atrasados en la provisión eléctrica obtenida de fuentes amigables con el ambiente.

En octubre de 2015 se sancionó una ley nacional que modificó a una anterior y redefinió la meta de incorporar cupos de energía limpia. Con el nuevo marco normativo el país se autoimpuso llegar a 2017 con un 8% de electricidad renovable y elevar esa porción al 20% para 2025. El objetivo implica inyectar 10.000 MW a la red en menos de 10 años.

 

En camino

RenovAr es un sistema de licitaciones que en su primera etapa adjudicará proyectos de energía eólica, solar, biomasa y mini-hidroeléctrica (con potencia menor a 50 MW). Este mes o en julio a través de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) se espera ofrezca 1.000 megavatios (MW) con una ejecución que a cumplirse en un plazo máximo de 14 meses.

Marcelo Álvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader) sostiene que el país está “a las puertas de un posible cambio de escala” en su matriz eléctrica.

Luego de un verano de apagones en las principales urbes, Cader presentó un informe que pronosticaba cuatro años de déficit energético en la oferta, problemas de distribución y una disyuntiva: seguir agregando energía de origen fósil o apostar por lo renovable.

 

Los sectores líderes

La energía eólica es la protagonista de la primera etapa de licitaciones públicas, con unos 600 MW. Hace años existen parques instalados que vuelcan energía al Sistema Argentino de Interconexión (Sadi).

La Patagonia es la región donde corren vientos constantes que ofrecen condiciones únicas, aunque los costos de instalación son altos: cada megawatt requiere un capital de unos u$s 2 millones. Y según la World Wind Energy Association, en países similares a la Argentina, cada megawatt instalado supone unos seis puestos de trabajo directos y unos 30 indirectos.

La energía solar fotovoltaica y térmica tiene terreno fértil en las regiones cordilleranas y precordilleranas por sus buenos niveles de radiación, un factor de capacidad alto, lotes accesibles y suficientes puntos de conexión a la red. Se esperan licitaciones por 300 MW, un 30% de la primera oferta.

En este campo, los acuerdos podrían demorarse hasta después de la Ronda 2 del RenovAr, a la espera de una baja en los costos de generación. Se estima que este tipo de tecnología tiene un costo de u$s 1,5 millón por megawatt inyectado a la red.

Entre los más avanzados en este campo está 360 Energy, en San Juan. Aldar, es otra compañía argentina que ofrece sistemas solares fotovoltaicos y térmicos, y tiene oficinas en Buenos Aires y Mendoza.

 

Otras fuentes

La biomasa es el primer y el principal combustible empleado por el hombre hasta la revolución industrial. Su uso declinó con la sustitución por el carbón, pero hoy vuelve a aparecer aplicada a industrias.

También otros residuos agroindustriales permiten un uso térmico o eléctrico. El gas metano capturado en rellenos sanitarios puede volcarse a la generación eléctrica, y hasta se puede producir biogás con los desperdicios de animales y plantas en establecimientos pecuarios o agropecuarios.

Según datos oficiales se licitarán unos 65 MW de biomasa, que incluye una variedad de componentes vegetales o animales que por medio de la gasificación y/o incineración pueden aprovecharse como energía. Otros 15 MW serán para proyectos de biogás obtenido a partir de la descomposición orgánica de los mismos materiales. Y un 2% (20 MW) se repartirán entre proyectos de pequeño abastecimiento hidráulico (PAH), la última tecnología por licitar en el RenovAr.

En energías renovables, los especialistas evalúan que “se están haciendo las cosas bien”, pero piden cautela para avanzar hacia un mercado con potencia real y lista para aprovechar y no correr detrás de un sueño idílico como el que se gestó con Vaca Muerta.

 

Fuente: nota “Un mercado que se enchufa a la naturaleza”, de Ezequiel M. Chabay para El Cronista.

 

Año récord  

 

El reciente reporte de la Situación Mundial de las Energías Renovables 2016 elaborado por el Renewable Energy Policy Network for the 21st Century (REN21) reveló que la energía renovable es una industria en franco ascenso.

En 2015, esta contribuyó con el 19,2% del consumo energético global, al tiempo que el 29% de toda la capacidad de generación y el 24% de la demanda eléctrica provino de ellas.

En países la participación es alta, como Dinamarca, que suministra el 42% de su demanda eléctrica con viento. Otro es Portugal, que el mes pasado proveyó durante cuatro días toda su demanda eléctrica con energía renovable.

 

En la región

Otro aspecto récord lo marcaron las inversiones, que totalizaron u$s 286.000 millones. Y es de destacar que fueron mayores en las economías emergentes y países en vías de desarrollo (u$s 156.000 millones), que en los industrializados (u$s 130.000 millones).

En Latinoamérica u$s 7.100 millones correspondieron a Brasil. Chile y México se ubicaron en el top 10 de los que más invirtieron en el último año.

Una de las barreras más importantes son los subsidios a los combustibles derivados del petróleo. “El mundo está gastando cuatro veces más en subsidios a los combustibles fósiles que en apoyo público a las renovables”, advirtió la directora Ejecutiva de REN21 Christine Lins.

Así, por ejemplo, en 2014, u$s 190.000 millones se destinaron a subsidios, y solo u$s 135.000 millones a las renovables.

 

Fuente: nota de María del Pilar Assefh, para El Cronista.

 

Ahorrar sin dejar de producir

 

Por María Gabriela Ensinck

 

La energía más económica es la que se evita utilizar y, en tiempos de ‘sinceramiento tarifario’, las empresas empiezan a poner foco en la eficiencia energética. Se trata de utilizar menos para realizar la misma tarea y obtener iguales resultados, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático.

«La eficiencia energética es el gran desafío para un mundo que va a aumentar su consumo eléctrico en un 50% de aquí a 2025, y aún debe llevarle energía a 1.300 millones de personas sin acceso a la electricidad», disparó Jean Pascal Tricoire, CEO de Schneider Electric, en el marco de la Innovation Summit que la compañía gala organizó en abril. «Antes de generar más energía habría que usar más racionalmente la que tenemos, ya que por cada unidad energética consumida, se deben generar tres», explicó .

Una de las conferencias estuvo dedicada a edificios inteligentes, dado que la construcción es el sector con mayores oportunidades de ahorro energético. Con medidas como la aislación de techos y ventanas, una orientación adecuada para aprovechar la luz solar o evitarla (según la localización) y la automatización de los mecanismos de iluminación y climatización, se puede reducir el consumo hasta en un 80%.

Más allá de los sectores de la economía, la eficiencia en el uso de la energía difiere según el país. Mientras en Estados Unidos es del 15%, en Alemania alcanza al 65% y las mayores oportunidades de ahorro y mejora están en los países emergentes.

En la Argentina se podría reducir el consumo sin afectar el crecimiento, evitando importar 6000 MW de energía (equivalente a dos represas como Yacyretá), destaca un informe de la Fundación Vida Silvestre y otras oenegés.

Con normativas puntuales como la obligatoriedad de usar calefones sin piloto, la iluminación LED en el alumbrado público, construcciones con ventilación y luz natural, el etiquetado de eficiencia para electrodomésticos y maquinarias y la migración hacia tecnologías más eficientes posibilitarían ahorros importantes sin afectar la producción y la calidad de vida.

En las empresas, los planes de eficiencia permiten reducir el impacto de los ajustes tarifarios y mejorar los procesos productivos. En la Unión Industrial desde 2012 se impulsa un programa de consultoría sobre eficiencia energética para pymes. Este año hubo mucho interés por la nueva legislación que obligará a partir de 2017 a los grandes consumidores (más de 300 kw) a contar con un 8% de su consumo eléctrico proveniente de energías limpias (eólica, solar, biomasa).

 

Fuente: El Cronista.

 

Cuatro puntos potenciales

de biomasa en la provincia

En febrero una empresa anunció su interés por instalar una planta de biomasa en la provincia. Bioenergía Guillermina S.A. cuenta con un potencial boscoso para la generación de energía eléctrica, sobre en cuatro puntos.

Marcelo Deltin, asesor legal de la firma se entrevistó con el gobernador Domingo Peppo y detalló las ventajas que generaría el emprendimiento para la provincia.

Un estudio realizado por la anterior gestión, entre la Subsecretaría de Energía del Chaco, la ex Secretaría de Energía de la Nación y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de Corrientes, identificó cuatro zonas con recursos residuales boscosos y agro-industriales donde podría asentarse la planta: Sáenz Peña, Villa Ángela, Las Palmas y Castelli.

El montaje de plantas biomásicas forestales era un anhelo de la anterior gestión pero que por cuestión de recursos no se pudieron llevar a cabo. Cada planta requeriría un monto de inversión cercano a los 40 millones de dólares.

 

Fuente: energiaestrategica.com, por Guido Gubinelli.

http://www.diarionorte.com