Diversificación renovable

REVE

Con las tres fases del parque eólico de Penonomé se tienen 270 MW de capacidad instalada.

En 2050, la demanda eléctrica de Panamá será seis veces mayor que la actual. Las fuentes renovables y limpias ganan protagonismo en la futura matriz energética.

Toda la energía que consumió el país en 1970, hoy se gasta en dos meses. Esto demuestra el crecimiento que ha tenido la economía en las últimas décadas y la demanda que tiene el sistema.

El calentamiento global se ha vuelto una parte importante y por más alarmante en esta ecuación, que obliga a los sectores público y privado a invertir en nuevas tecnologías y a explotar otras fuentes para que la generación de energía sea lo más amigable -o menos dañina- posible al medio ambiente.

Hoy en día, el 92.5% de la población panameña-unas 3.5 millones de personas- tiene acceso a la electricidad. De acuerdo con el recién aprobado Plan Energético Nacional 2015-2050 (PEN), que elaboró la Secretaria Nacional de Energía (SNE), se pretende alcanzar la cobertura del 100% en 2034.

A fin de alcanzar este y otros objetivos, el PEN entra en detalle en la situación actual de la matriz energética y analiza las contrataciones e inversiones que se deberán realizar durante estos 35 años. En 2050, la demanda energética, que en estos momentos es de 1,612 megavatios (MW), será seis veces mayor.

Actualmente la capacidad instalada en plantas de generación en todo el país, es de 2,640.8 MW, pero se proyecta que para 2050 aumentará 286% hasta los 11,239.95 MW. El informe revela la aspiración de generar para entonces el 70% de esa energía en base a fuentes renovables y limpias (hídrica, eólica, solar y biomasa).

En diciembre de 2013, Panamá dio los primeros pasos con la inauguración de la fase inicial del primer parque eólico del país en Penonomé, provincia de Coclé: 22 turbinas capaces de aportar 55 MW al Sistema de Interconexión Nacional (SIN).

La semana pasada entraron en operación las fases dos y tres del parque, que suman 86 turbinas y 215 MW. Aunque esta energía va al sistema, es suficiente para abastecer a 130 mil familias. Cuando se ponga en marcha la última etapa del proyecto, que Unión Eólica Panameña (UEP) espera tenerlo listo a finales de 2017, la capacidad instalada de eólicas será de 337.5 MW.

Gracias a este parque, el país dejará de emitir al ambiente más de 400 mil toneladas de dióxido de carbono y se ahorrará la compra de unos 950 mil barriles de petróleo al año.

Durante la temporada seca (diciembre-mayo), la energía eólica se vuelve un complemento ideal de la generación hidroeléctrica. En diciembre de 2015 la energía eólica aportó al sistema un 16.34% de la generación de un día, y desde entonces su aporte promedio es de 8.5% al mes.

La industria eólica ha tenido un crecimiento promedio anual de 24% en su capacidad instalada a nivel mundial. Según menciona el PEN, el potencial eólico de Panamá es de 7,180 MW, y las áreas donde se podrá aprovechar más la fuerza del viento es en Bocas del Toro (840 MW), Coclé (940 MW), Colón (1,557 MW) y Veraguas (704 MW).

Las licencias para las plantas eólicas en trámite registradas al 23 de febrero de 2016 por la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (Asep) suman 1,869.6 MW, y la mayor parte de ellas se concentran en las provincias de Chiriquí y Panamá.

De acuerdo con el plan energético, la SNE igualmente prepara estudios para explorar el potencial eólico sobre la plataforma marina.

Sol

Aún más modesto es el aporte del sol en la matriz energética. Sarigua, la primera planta solar del país en el distrito de Parita, provincia de Herrera, comenzó a operar en febrero de 2014 y genera 2.4 MW, suficiente para abastecer de energía a unas 3 mil 800 familias.

Debido a la disminución de los precios y la flexibilidad de esta tecnología, en los últimos dos años la inversión privada incorporó nuevas plantas fotovoltaicas de diversas capacidades. Estas se pueden apreciar en grandes terrenos, así como en los techos de los comercios y residencias.

La capacidad instalada de plantas solares para el servicio público es de 43.31 MW, distribuidas en ocho plantas en operación al cierre de 2015. Las licencias registradas por la Asep suman 524 MW, y se prevé que la mayor cantidad de estas plantas se concentren en las provincias de Chiriquí y Coclé.

Para satisfacer la demanda en el largo plazo, en noviembre de 2014 se realizó una licitación pública para la contratación del suministro de energía para centrales de generación solar por un período de 20 años: desde el 1 de enero de 2017 al 31 de diciembre de 2036.

Agua

El agua ha sido tradicionalmente la principal fuente de generación de energía del país. Hidroeléctricas como Fortuna (300 MW), Bayano (260 MW), Chan I (223 MW) o Estí (120 MW) concentran casi el 40% de la capacidad instalada en plantas de generación en todo el país.

En el próximo quinquenio, la principal inversión que se realizará serán los casi $1,000 millones en el proyecto de la hidroeléctrica Bocas del Toro Energía, mejor conocido como Chan II. Esta obra público-privada contará con 223.8 MW de capacidad instalada.

Sin embargo, el PEN subraya que la inversión en proyectos hidroeléctricos se ha reducido en los últimos años a raíz de los conflictos que se generan con las comunidades que viven en los entornos y por los efectos que estas construcciones tienen en los afluentes.

Gas, el nuevo actor

Por su bajo costo y poca contaminación, a pesar de ser una fuente térmica, el gas natural se presenta como un importante actor en la industria energética nacional. De hecho, para 2050 esta fuente representará casi el 50% de la capacidad instalada en plantas de generación.

Uno de los proyectos que está en construcción es Gas Natural Atlántico, S.A. en isla Telfers, Colón. Se trata de una planta de $800 millones con capacidad de 381 MW y que entrará en operación en mayo de 2018 para atender un contrato por 10 años.

También está el proyecto Gas To Power Panama, de la empresa Martano Inc, que tiene licencia provisional para utilizar gas natural y entrar en operación en 2020 con una inversión de $900 millones y 413 MW, en isla Margarita, Colón.

Se prevé que el gas natural licuado desplace la generación con carbón, búnker y diésel, provocando una menor emisión de contaminantes al ambiente. Algunas de las plantas que utilizan bunker y carbón podrían ser reconvertidas para usar gas.

Además de ser más amigable, los proyectos de energías renovables durante los próximos 35 años, lograrán diversificar la matriz energética. También busca garantizar la generación y suministro de energía para reducir los precios al consumidor final y apoyar a los sectores productivos que mueven la economía del país.

Al margen de la cantidad de inversiones, de la capacidad instalada de las plantas y de las fuentes energéticas que se aprovechen, el PEN destaca la importancia de adoptar nuevas formas de producción, nuevas normas y leyes de construcción para hacer un uso más eficiente de la energía, y transformar el estilo de vida de una sociedad con una fuerte cultura de consumo.

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