Energía solar y la conexión china

REVE

Hace unas semanas hizo noticia el que por un día en Dinamarca la energía eólica suplió 140% de las necesidades de electricidad del país. Un dato así va a contrapelo de toda la narrativa instalada en Chile de que las energías renovables no convencionales (ERNC) son ilusiones románticas.

En esta perspectiva, lo único que podría resolver nuestro desafío energético son fuentes “duras” como el carbón, el petróleo, o centrales hidroeléctricas gigantescas. Más aún: fuentes como la solar o la eólica sólo se podrían considerar cuando sean tan o más baratas que el carbón o el petróleo. Mientras ello no ocurra, sería “antieconómico” invertir en ellas.

Por suerte esta anacrónica visión está en retirada. El Plan de Energía 2014-2017 ha puesto a las ERNC en el centro de la política pública en la materia, fijando metas y plazos. Y en esa tarea, China tiene un papel clave. Tanto así, que durante la reciente visita del primer ministro chino Li Keqiang a Chile, uno de los 18 acuerdos firmados fue entre nuestro Ministerio de Energía y el Eximbank chino, para informar a este último de todas las licitaciones que se abran en el sector eléctrico en Chile, y este último se lo pueda hacer saber a sus clientes.

A primera vista, esto puede parecer contradictorio. China sigue dependiendo del carbón y el petróleo, y sus ciudades (incluyendo su capital, Beijing, donde vivo) tienen serios problemas de contaminación. La verdad, sin embargo, es que tanto en la industria de energía solar como en la eólica, empresas chinas lideran en volumen y en tecnología a nivel mundial. Y los costos del sector, sobre todo los de los paneles fotovoltaicos, han bajado drásticamente, haciendo a la energía solar cada vez más competitiva.

Como ha señalado un estudio de la Universidad de Boston (Borregard, Dufey, Ruiz-Tagle y Sinclair, 2014) sobre la incidencia china en nuestro sector de energía solar, el crecimiento de la industria china en la materia, con una fuerte orientación exportadora, y la actual coyuntura energética chilena, “abre una ventana de oportunidad en términos de contribuir a resolver la actual crisis energética, entregando soluciones de bajo costo, disminuyendo las emisiones de carbono y otros impactos ambientales, reduciendo los conflictos sociales en torno a las inversiones en energía”.

China ha aumentado su participación en el mercado de paneles solares fotovoltaicos importados en Chile, de un 18% en 2008 a un 53% en 2013. Empresas chinas como Powerway y Skysolar son parte de proyectos de energía solar en El Salvador y en Arica. Otras como ReneSola y JinkoSolar han suplido los paneles para otros proyectos. Pero recién están rascando la superficie. El desierto de Atacama, con una altísima tasa de radiación solar (con capacidad de 31% para paneles fotovoltaicos) y amplias extensiones disponibles, muchas de ellas de propiedad del Estado chileno, podría suplir gran parte de nuestras necesidades de energía.