Energías renovables, opción para salvar a nuestro planeta

REVE

Se dice que en una papa hay la energía suficiente para cargar una pila pequeña. Se ha utilizado excremento de cerdo para mover una planta de luz. Se puede crear electricidad pedaleando una bicicleta o utilizando un molino de viento, o un simple panel «hechizo» para calentar —con energía solar— el agua, el café u otras necesidades diarias.
Entonces, ¿por qué hasta la fecha no se utilizna algunas otras fuentes de energía que no sean las de restos fósiles? ¿Por qué si se pueden inventar lámparas que duren mil o más horas las hacen que duren sólo 100 o menos? Sin ser economistas, cualquiera se da cuenta que lo importante es vender, vivimos en el mundo del úsese y tírese y los únicos que ganan son los grandes inversores, que son los que detentan el poder económico mundial.
Si hay algunos pequeños intentos de utilización de energías limpias, la solar o la eólica, desgraciadamente éstas se encuentran en pañales, sin muchos apoyos gubernamentales o de empresas interesadas. ¿Por qué?
En la historia de la ciencia y la tecnología ha habido casos interesantes de inventores que han logrado conseguir hacer funcionar motores, o iluminar grandes espacios con un mínimo de energía, o que simplemente han utilizado agua para mover un motor. Desgraciadamente estos señores han muerto en forma trágica y desconcertante, víctimas de la «casualidad» por meterse con los intereses económicos de las grandes empresas, al querer proporcionar a la gente energía limpia, gratuita o a muy bajo costo.
Estos inventores que buscan una fuente alternativa de energía han sido ridiculizados, estigmatizados, bloqueados, amenazados, insultados y en muchos de los casos asesinados para que sus inventos no llegaran a la mayoría de la gente.
Por ejemplo, en 1985 Stanley Meyer hizo funcionar un motor con agua, separando las moléculas de hidrógeno de las de oxígeno, y un galón de agua fue suficiente para hacerlo funcionar por 150 km. Desgraciada y casualmente, Meyer muere a la edad de 57 años comiendo en un restaurante (se dice que envenenado).
Paul Pantone realizó una modificación a un motor normal para que funcione con una mezcla de agua y cualquier tipo de combustible (alcohol, etanol, aceite, gasolina, petróleo) en una proporción de 80% agua y 20% combustible con el ahorro que ello supone. No llega a ser un motor de energía libre y gratuita, pero sí es un modelo de transición. En 1998, este ingeniero norteamericano de 48 años, patentaba su invento que bautizó con el nombre de Procesador Multicarburantes GEET (Global Enviromental Energy Technology, con el número de patente US005794601A1 y que consistía en un reactor instalado en un motor que alteraba el sistema de admisión. Con él, los coches podrían funcionar con una mezcla de agua y de un hidrocarburo, pero en diciembre de 2005, Pantone fue encarcelado en el Hospital del Estado de Utah, al ser declarado incompetente por un médico, quitándole sus derechos civiles. Se sospecha que esta fue la estrategia de «ellos» para suprimir sus inventos.
Hay otros más, pero el caso que más llamó mi atención fue sin duda el de Nicola Tesla, inventor, ingeniero mecánico y eléctrico, él llegó de serbia con una carta de recomendación para trabajar con ese genio —diabólico— que era Tomás Alba Edison, quien se convirtió en la peor pesadilla de Tesla, pues mientras que éste buscaba una energía barata y limpia para la población, Edison, asociado con G.P. Morgan (que tenía una compañía de cables de cobre) hacen el negocio de su vida: fundan la General Electric y son los encargados de electrificar gran parte de los EUA (¡el gran negociazo de su vida!).
Por su parte Tesla se une a George Westinghouse, fundador de la compañía pionera en el transporte a larga distancia de electricidad y el transporte eléctrico de alta tensión.
Tesla trata de llevar a la realidad su torre, a la que llamó Sistema Mundial Inalámbrico, mediante el cual pretendía transmitir electricidad inalámbrica —como el WiFi—. Para ello dio comienzo a la construcción de la Torre Tesla o Torre Wardenclyffe, con la cual intentaría llevar a la práctica sus teorías. Logró iluminar un espacio bastante grande, pero al preguntarle cómo se iba a medir, él les dice que no se mide, que es energía libre y que debe ser gratuita para todos, lo que no les conviene a sus inversores (ni al gobierno y mucho menos a los grandes intereses económicos representados por Edison y Morgan), le empiezan a hacer la vida imposible, lo desacreditan en los medios diciendo que está loco, hacen burla de sus conceptos que hoy en día son de uso común, excepto (¡por supuesto!) la electricidad inalámbrica y gratuita. Se quedan con su invento (las malas lenguas dicen que ha sido utilizado para cambiar el clima en algunas regiones del mundo). Tesla tiene un trágico fin, solo y abandonado, muere en la soledad de un cuarto de hotel.

En la Ciudad de México, el doctor Luis Carlos Quiroz presentó un auto eléctrico, el cual puede recorrer 70 kilómetros con energía solar (pero que su producción no ha sido autorizada por el gobierno de esta ciudad, que es de las más contaminadas del mundo). José Antonio Urbano, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) diseñó una estufa de concentración solar con las mismas cualidades de una estufa de gas, pero faltan inversores.
¿Y luego? ¿Qué es lo que ocurre que a pesar de la gran contaminación ambiental que hay en nuestro planeta seguimos utilizando combustibles «sucios», caros y no sustentables? ¿Por qué los gobiernos no apoyan a los inventores mexicanos (que hay muchos) para que sigan investigando y creando nuevos proyectos? ¿Por qué seguimos supeditados al uso del petróleo o el carbón para la gran mayoría de nuestros combustibles y energía eléctrica?
Mientras se le siga dando más importancia a los intereses económicos sobre los sociales, nuestro planeta seguirá en peligro, y si no hacemos un alto pronto, éste morirá.

Manuel Fragoso Álvarez

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