Países del Golfo Pérsico se vuelcan en la energía solar

Después de haber quemado combustibles fósiles durante demasiado tiempo para construir sus ciudades en el desierto, diversos países petroleros y gasíferos del Golfo Pérsico empiezan a volver sus ojos hacia la energía solar.

Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos ya revelaron ambiciosos proyectos de utilización de la energía solar. En tanto, se organizan partidos internacionales sobre el tema, e institutos de investigaciones y empresas especializadas empiezan a llenar los espacios en los negocios.

Tal vez lo más simbólico es que distintas autoridades empiezan a mostrar la toma de conciencia sobre la importancia que esta energía renovable obtendrá en el mañana.

Para Adnan Amin, director del Instituto Internacional para las Energías Renovables (Irena), en Abu Dahbi, el provecho puede ser así mismo de dinero. 

Los países petroleros del Golfo están sin embargo atrasados con conexión al resto del planeta en materia de salvaguardia ambiental y en procedimientos a energías limpias, aunque ya se tornó evidente una tendencia a la transformación.

Así, el Golfo podría transformarse en la región donde “las inversiones en las energías renovables avanzan más rápidamente”, aseveró Amin, quien justifica así la decisión de instalar la base del instituto Irena en los Emiratos Árabes Unidos, tercer país en volumen de emisiones de CO2 por habitante.

Los Emiratos ya se ven como un país prudente de la “economía de energía”, y que desea “invertir pesadamente y anticipar en el área de energías renovables”.

El orgullo de los Emiratos es la ciudad Masdar City, concebida para tener la huella ecológica más disminuida factible, con sus vehículos eléctricos, su iluminación pública y el viento acondicionado agigantados por una central solar de 10 megavatios.

Aún en su fase inicial, la ciudad escasamente se establece de unos pocos edificios y del Instituto Masdar, un programa de investigaciones de nivel universitario sobre energías limpias.

Los edificios son concebidos para dejar ingresar el sol aunque luchar el calor. La temperatura entre los edificios es inferior en 10 a 15 grados con conexión a las de Abu Dahbi, a pocos kilómetros de allí.

“De la arquitectura a la gestión de residuos, estos aspectos se convirtieron en una realidad para la ciudad del mañana”, habló el director del instituto Masdar, Bader Lamki.

De acuerdo con Lamki, las recientes normas de construcción de Abu Dahbi y Dubai exigen poco de uso de energía.

Masdar está al borde de finalizar una de las mayores centrales de energía termosolar del planeta al sur de Abu Dahbi. Shams 1, un proyecto conjunto con la española Abengoa Solar y la francesa Total, y debería estar lista hasta el fin del presente año.

La termosolar Shams 1 llena un área de 2,5 kilómetros cuadrados y tendrá una potencial de 100 megavatios, y según Lamki disminuirá en alrededor de 175.000 toneladas las emisiones de CO2 cada año. “Es como retirar de circulación 15.000 automóviles, o plantar 1,5 millón de árboles”, habló.

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