Científicos niegan que la eólica dañe a la fauna

El presidente de la Fundación Migres y experto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Miguel Ferrer, aseguró que los parques eólicos no son peligrosos para las aves y ha precisado que "sólo algunos aerogeneradores" son los que causan muertes entre la avifauna.

En declaraciones con motivo del primero Congreso Ibérico sobre Energía Eólica y Conservación de la Fauna, que se celebró en Jerez desde el jueves, el experto señaló que las muertes de aves por colisión con aerogeneradores tienen una distribución "muy heterogénea" y añadió que en los últimos años la mortandad se ha reducido en un 68 %, rebatiendo a la organización Seo/Birdlife -que expuso en el congreso científico- que las turbinas eólicas podrían estar causando una mortalidad entre 6 y 18 millones de individuos entre las especies de aves y murciélagos, mil o diez mil veces más que la cifra real.

Ferrer ejemplificó cómo en Tarifa, punto de paso de miles de aves que migran de Europa a África, la mortalidad de ejemplares se sitúa en un porcentaje anual de 0,3 aves por aerogenerador. En la misma línea, el consejero de Medio Ambiente de la Junta, Juan José Díaz Trillo, aseveró que las medidas de protección coordinadas entre las productoras eólicos y su departamento habían logrado que la mortandad de esta especie de ave carroñera se hubiera reducido casi un 50% en los últimos cinco años, y un 40% del resto de otras especies.

El científico Miguel Ferrer indicó que las cifras aportadas en el estudio de SEO/Birdlife sólo tienen en cuenta los "puntos de acumulación de accidentes". A juicio del investigador, los datos ofrecidos por la SEO/Birdlife no pueden extrapolarse al conjunto de parques eólicos "porque sería como si los puntos negros de las carreteras se extrapolan a toda la red viaria y resulta una cifra muy elevada".

"La tecnología puede hacer un gran favor a la naturaleza", ha expresado Miguel Ferrer en declaraciones a Europa Press, recordando en las mismas que "las energías renovables nacen como necesarias para el medio ambiente". Además, el investigador, que participa estos días en el I Congreso Ibérico sobre energía eólica y conservación de la fauna, que se celebra en Jerez de la Frontera (Cádiz), organizado por las consejerías de Economía, Innovación y Ciencia y de Medio Ambiente, ha apuntado que esta energía renovable nace por el interés de disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera, que "era una urgencia y lo sigue siendo".

Para Ferrer, la tecnología puede "ayudar mucho" en este campo, como refleja que se haya desarrollado la evaluación ambiental por aerogenerador en lugar de por parques eólicos al completo, nuevas herramientas basadas en el túnel de viento y aplicaciones informativas de simulación para ser más precisos en los itinerarios de movimientos de las aves y murciélagos en las instalaciones futuras.

En este sentido, subraya que la tecnología vinculada con la detección y la orden de paradas de turbinas eólicas para evitar colisiones genera oportunidades de innovación en esta industria, un aspecto "interesante", sobre todo, porque se desarrolla desde Andalucía y España y supone una tecnología exportable que incrementa el valor competitivo de las empresas nacionales del sector eólico.

Además, ha resaltado se ha avanzado "bastante" con aportaciones tecnológicas que demuestran que hay soluciones "viables" desde el punto de vista de la conservación y de la rentabilidad económica y la producción. "Si la solución consiste en desmontar los parques eólicos, no es una solución sensata", ha advertido.

En algunos parques eólicos, según el presidente de la Fundación Migres, se ha reducido las muertes de aves en más de un 60 por ciento, con una reducción de la producción del 0,07 por ciento anual, esto es, "dentro del margen de lo que es asumible por la industria", ha apuntado. "Hay caminos en el futuro, incluso para resolver problemas de parques eólicos instalados", ha resaltado.

Por otro lado, ha informado de que la jornada de este viernes del Congreso aportará avances de la tecnología de futuro para convertir los sistemas de mitigación de impactos en sistemas automatizados, mediante radares o cámaras de televisión de análisis inteligente de imagen, "alternativas tecnológicas que pueden hacer más compatible la energía eólica y la conservación fauna, y genera innovación vinculada a una actividad empresarial en España, que tal y como están las cosas no es mala noticia", ha apuntado.

El presidente de la Fundación Migres, Miguel Ferrer, ha explicado que, "básicamente", el problema o error de las instalaciones eólicas está en la escala de trabajo. En este sentido, ha reconocido que "hasta que los parques no llevan un tiempo funcionando no se precisan sus consecuencias y efectos".

"Hemos tardado tiempo en comprender lo que hacíamos mal", ha añadido. Al hilo de esto, ha matizado que la tramitación y autorización de los parques eólicos se llevaba a cabo previa evaluación potencial de los riesgos del parque eólico concreto, esto es, se analizaba los riesgos de una amplía zona donde irían unas 70 turbinas eólicas. "Ahora se descubre que, como en las carreteras, hay puntos de acumulación de accidentes, es decir, zonas donde se producen un mayor número de impactos", ha comentado.

Ferrer ha asegurado que una solución pasar por definir los riesgos a escala de molino y no de parque eólico, siendo ésta una sugerencia para el futuro. En este sentido, ha apostado por "una evaluación de impacto a escala de molino y no de parque completo, que permitirá predicciones de los estudios previos de impactos más precisas". "No se puede trabaja con valores medios, pues existen parques muy peligrosos, sino molinos peligrosos", ha afirmado.

Por otro lado, ha valorado el compromiso de las empresas del sector eólico, cuya implicación ha hecho posible el desarrollo científico que se ha producido en Andalucía, "líder mundial en el ámbito de conocimiento". Al compromiso de la Administración autonómica, hay que añadir el de las empresas, que financian los trabajos para "comprender los problemas, predecirlos y resolverlos".

Frente a las voces críticas contra la energía eólica, Ferrer ha instado a éstas a volver al principio y recordar que el principal problema que tienen las posibilidades de vida humana y de la biodiversidad es el calentamiento global, producido por la actividad humana, la producción de energía y la movilidad, por lo que "tenemos que responder de forma eficiente frente al cambio climático y frenar y ralentizar su avance, ya que si no se consigue, el menor de los problemas sería que los aerogeneradores puedan matar las aves", ha subrayado.

El investigador del CSIC se ha mostrado convencido de que "está claro que hay posibilidades de que aves y aerogeneradores pueden compartir el viento sin problema, y en ello trabajamos". En este sentido, ha afirmado que "necesitamos las energías renovables y que su desarrollo no suponga una incidencia negativa", lamentando en este sentido que se hayan dado datos "poco sólidos científicamente" sobre la muerte de aves por impactos de aerogeneradores por algunas organizaciones no gubernamentales.

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