El mercado de CO2 se hunde, por Antonio Cerrillo

La compra de estos cupos o derechos de emisión de CO2 es uno de los instrumentos para reducir emisiones y mitigar el calentamiento. Mediante estos mercados, las empresas de los países ricos firmantes del protocolo de Kyoto pueden adquirir derechos de emisión de CO2 si ésta opción les sale más a cuenta que reducir sus emisiones de gases invernadero en origen, en sus propias factorías industriales.

El Banco Mundial presentó ayer un informe en el que se concluye que los cinco años de crecimiento de este mercado ha tocado fin. Ahora los valores de estas transacciones se estiman en unos 142.000 millones de dólares en el año 2010, según el informe hecho público en la feria Carbon Expo que se celebra en Barcelona.

¿Y por qué se comercializan ahora menos derechos de emisión? La primera razón son las incertidumbres sobre la continuidad de este mercado internacional a partir del 2012, fecha en que acaba el primer período de cumplimiento del protocolo de Kyoto.

La UE ha repetido que mantendrá su mercado interno de compra-venta de derechos de emisión hasta el año 2020, independientemente de que se alcance o no un acuerdo mundial a partir del 2012. Es decir, continuaría el mercado entre las empresas europeas; pero hay interrogantes sobre el futuro de los créditos de carbono (certificados de reducción de gases) que se obtienen mediante los planes de inversión de desarrollo limpio (MDL) que se llevan a cabo en países en vías de desarrollo mediante proyectos industriales o de energía bajos en carbono (validados por la ONU).

La incertidumbre crece además porque la Administración Obama no ha sido capaz de aprobar una ley que permita a Estados Unidos adherirse a un acuerdo que refuerce estos mercados en el ámbito mundial.

Derechos suficientes

Otro factor que influye en este frenazo se debe al hecho de que algunos países ya han logrado alcanzar sus modestas metas para reducir gases en el 2012 (fijadas en Kyoto), por lo cual sus empresas no necesitan comprar estos derechos.

Y, además, la recesión está haciendo que muchas empresas ya no los necesiten: han bajado su producción industrial y no sólo precisan comprar derechos para cubrir sus emisiones extras de CO2, sino que desean vender los cupos sobrantes.

Mientras tanto, las plataformas de compra venta de derechos en la UE siguen conmocionadas por los efectos del robo informático de más de dos millones de derechos que se hizo a principios de años en los registros europeos. El resultado es que la compra-venta de los derechos al contado se ha frenado drásticamente por la desconfianza generada.

Estos derechos, una vez robados, fueron objeto de diversas transacciones (han pasado de una mano a otra) y están teniendo el mismo efecto que tener en el bolsillo un billete falso.

Temor en los mercados

El temor se ha adueñado de los mercados porque las empresas sienten inseguridad, al no saber qué responsabilidad contraen si se descubren que ha llegado a su poder estos derechos falsos. Se necesitarían algún tipo de reglamentación clara, puesto que, aunque la UE señala que todos los derechos son válidos, las legislación nacional podría hacer otra interpretación, señala Ismael Romeo, director de Sendeco2, la bolsa de Barcelona que compra y vende estos derechos.

Si una empresa tiene un derecho falso y no lo sabe, ¿qué responsabilidad contrae?, ¿podría algún juez interpretar que debe ser la última empresa que los adquirió la que de debe restituirlos o compensar a la que fue objeto de robo? El resultado es que el mercado del aire limpio (exento de CO2) se ha frenado porque los posibles compradores tienen miedo a comprar derechos de emisión que son falsos, añade Ismael Romeo.

Quienes necesitan comprar, se muestran remisos a hacerlo, temerosos de encontrarse con un derecho falso, o toman grandes precauciones, mientras que quienes quieren vender aprovechan esta circunstancia para guardarlos y esperar que coticen más en el futuro.

Las empresas de la UE tienen cada año 2.000 millones de derechos de emisión, mientras que el robo fue de más de dos millones.

Mercado europeo

El informe del Banco Mundial concluye que el grueso de las transacciones en el mercado de aire limpio lo componen los permisos de emisiones de la UE (comercializados bajo el sistema de compra-venta de derechos de emisión). Es el segmento más importante del mercado; representa el 84% del total. Y si se incluye el cómputo las transacciones de los certificados de reducción de gases (proyectos MDL en países en desarrollo), el mercado de la UE representa el 97%.

"El crecimiento del mercado de carbono se ha detenido en un momento especialmente inoportuno: 2010 ha sido el año con las temperaturas más elevadas desde que se tienen datos, mientras que las emisiones a escala global continuaron su inexorable crecimiento", declaró Alexandre Kossoy, experto financiero del Banco Mundial.

"Al mismo tiempo, colectivamente, este tipo de proyectos nos demuestran que, de una u otra forma, aparecerán siempre soluciones para luchar contra el cambio climático", agregó.

Ante este debilitamiento de la demanda, el Banco Mundial ha puesto en marcha un paquete de iniciativas para dar confianza al mercado de emisiones más allá de 2012. Estas iniciativas, lanzadas en Cancún el pasado mes de diciembre, tienen como objetivo apoyar los planes nacionales de los gobiernos para reducir las emisiones mediante mecanismos de mercado.

Llamamiento de Christiana Figueres

Mientras tanto, la secretaria ejecutiva del Convenio de Cambio Climático de la ONU, Christiana Figueres, alertó en Barcelona sobre los riesgos derivado de un aumento de la temperatura mundial por encima de los 2 grados centígrados y consideró que este umbral de incremento –fijado como tope máximo o meta en Cancún- es insuficiente para evitar los daños en las zonas más expuestas al calentamiento (pequeñas islas, zonas subsahariana).

Según dijo, el objetivo de calentamiento máximo no debería sobrepasar los 1,5 grados. Además, agregó que tan solo se han adoptado el 60% de las medidas necesarias para que no se llegue a los 2 grados.

Durante la inauguración de la feria Carbon Expo, la principal cita mundial sobre el sector de la compra-venta de emisiones de CO2, Figueres destacó que, a pesar de que se han puesto en marcha 3.000 proyectos para mitigar el cambio climático (mecanismo de desarrollo limpio), es lógico que exista cierta sensación de "frustración", después de conocer los datos sobre las emisiones de CO2 en 2010.

El año pasado se alcanzó la cifra máxima de 30,6 gigatoneladas de gases de efecto invernadero lanzadas a la atmósfera (30.600 millones de toneladas, 85 veces las emisiones anuales de España). La costarricense no escatimó avisos sobre la urgente necesidad de revertir esta situación -lastrada hasta la fecha porque los países no son capaces de llegar a acuerdos vinculantes-.

A pesar de todo ello, los asistentes a la Carbon Expo han destacado la validez del mecanismo de mercado para lograr la reducción de emisiones en el sector industria y energético. La secretaria de Estado de Cambio Climático del Gobierno español, Teresa Ribera, reclamó un relanzamiento del mercado de emisiones, porque a pesar de todas las dificultades sigue siendo un instrumento útil. Además, pidió más implicación del sector privado en la lucha contra el calentamiento.

Arturo Gonzalo Aizpiri, responsable de Relaciones Institucionales de Repsol, pidió que no se olvide la necesidad de actuar en el sector del transporte, visto el incremento de emisiones que registra este sector en las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía.

“El mecanismo de mercado de CO2 no basta, no es suficiente si no se incluye el transporte. Los mecanismos del mercado de carbono pueden movilizar recursos, pero no son suficientes”, declaró Arturo Gonzalo Aizpiri.

El presidente de la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA), Andrew Derwent, ha explicado que las transacciones de los certificados MDL han caído un 46% en el último año, hasta los los 1.500 millones de dólares, lo que supone una quinta parte de lo que se movía en 2007.

En la inauguración, también ha participado el conseller de Territori i Sostenibilitat, Lluís Recoder, que ha recordado los esfuerzos que ha hecho Catalunya para controlar sus emisiones, mientras que el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, recurrió a un símil de los éxitos del Barça para apuntar que la lucha contra el cambio climático sólo saldrá adelante "si se juega bien en equipo".

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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