El alquiler de baterías de litio y de vehículos eléctricos pueden ayudar al coche eléctrico, según Accenture

El uso del ‘leasing’ de vehículos como alternativa a la compra o un modelo de alquiler de baterías en el que los consumidores paguen a los proveedores por el número de kilómetros recorridos en vez de por los kilovatios consumidos son dos fórmulas que podrían ayudar a desarrollar el coche eléctrico, según el informe de Accenture ‘Changing the game: Plug-in electric vehicle pilots’.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

En el informe se citan algunas de las principales dificultades para implantar el automóvil eléctrico y se analizan varios modelos de negocio. Además, se advierte de que el desarrollo del vehículo eléctrico se acelerará si los sectores públicos y privados fomentasen la demanda, se redujeran los costes de las infraestructuras de carga y se controlase su impacto en la red eléctrica.

Dentro de los modelos de negocio basados en la carga, Accenture considera que las infraestructuras públicas deben asumir el liderazgo e identifica varios riesgos, algunos de ellos relacionados con los costes de adopción, la dificultad de prever unos hábitos de recarga y el carácter limitado de la demanda.

"Se necesitan unos modelos comerciales más rentables para la sostenibilidad de este mercado", entre los que figuran el desarrollo de infraestructuras privadas de carga con una prima para controlar la demanda o el modelo ‘end-to-end’, señala el informe.

En la comercialización de automóviles eléctricos, Accenture indica que algunos fabricantes tratan de vender este tipo de vehículos directamente a los consumidores, pero que el alto coste de las baterías disuade a muchos potenciales compradores. "El ‘leasing’ de vehículos eléctricos resultaría una opción más atractiva, ya que permitiría distribuir el elevado precio de compra a lo largo de un período de tiempo", señala.

En cuanto al alquiler de baterías de litio, destaca un modelo en el que "algunos proveedores de servicios serían los propietarios de las baterías y realizarían su mantenimiento, ofreciéndolas en alquiler por medio de un servicio de suscripción por el que los consumidores pagarían por kilómetros recorridos en lugar de pagar por cantidad de electricidad consumida".

Por otro lado, el estudio identifica dificultades relacionadas con el coste, el control de las recargas y el desarrollo a escala del vehículo eléctrico. Sobre el primer aspecto, advierte de que "las empresas muestran escaso interés por invertir en infraestructuras públicas de carga debido a sus elevados costes y a la preferencia de los consumidores de realizar la recarga en el hogar", señala.

"En los estudios piloto se pone de manifiesto el riesgo de que los consumidores no utilicen los puntos públicos de carga abonando las tarifas que sería necesario aplicar para recuperar la inversión, que oscila entre los 3.500 euros de una estación de carga hasta los 35.000 euros de una unidad de carga rápida que permita recargar un coche en treinta minutos", señala.

Sobre el segundo aspecto, advierte de la dificultad de prever las recargas y de la reducida capacidad para supervisar sus efectos en el suministro de energía, mientras que entre las dificultades relacionadas con el desarrollo a escala cita la de controlar el impacto sobre la red eléctrica de la expansión de este mercado.

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