El deterioro del Mediterráneo se acelera por el CO2

El deterioro de los ecosistemas marinos del Mediterráneo se acelera por el incremento de CO2, según han determinado investigadores del proyecto europeo MedSeA, coordinado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (Icta) de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB).

El estudio, publicado en ‘Nature Climate Change’, concreta cómo la salud del medio ambiente marino –vital para numerosos países costeros– es muy vulnerable a la presión antropogénica y al cambio global, y han concretado que el incremento de las temperaturas puede aumentar su acidificación.

El estudio, que parte de una iniciativa internacional y está financiado por el Séptimo Programa Marco, investiga los riesgos de la acidificación de los océanos y el incremento de la temperatura del agua en los organismos y ecosistemas del Mar Mediterráneo, incluyendo los riesgos económicos para los países costeros.

Una parte de este estudio se ha desarrollado entorno a la isla italiana de Ischia, donde el CO2 emerge en forma de burbujas desde el fondo marino a causa de la actividad volcánica del Vesuvio, y donde también los experimentos con corales y otros moluscos de importancia comercial muestran los riesgos importantes asociados al incremento de las emisiones de COs en la vida marina.

Concretamente, estos animales intentan desarrollar sus caparazones y esqueletos más rápidamente, pero simplemente se disuelven; además, los ecosistemas marinos mediterráneos se están degradando por el incremento de las temperaturas y se sabe que el calentamiento puede empeorar aún más los efectos de la acidificación.

Según el investigador Hall Spencer, los fondos marinos con fenómenos de ventilación de CO2 son laboratorios naturales que muestran cual podría ser el aspecto en el futuro de las zonas costeras si la acidificación de los océanos continua empeorando.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.