Obama denuncia la campaña contra las energías renovables del Tea Party y los lobbies petroleros

Y las principales compañías de petróleo, energía y minería se han empleado a fondo. El objetivo número uno: evitar que Barack Obama cuente con suficiente apoyo tras las elecciones legislativas de mañana para adoptar medidas de reducción de emisiones en el país que genera más CO2 por habitante del mundo. Incluso un puñado de multinacionales con sede en Europa han participado en la campaña electoral con el fin de tumbar las iniciativas de Obama contra el cambio climático.

Y para dar a esas turbias operaciones de financiación política un barniz popular, las mismas empresas han canalizado dinero a las organizaciones coordinadoras del excéntrico movimiento de populismo ultraconservador Tea Party, cuyos activistas, en su gran mayoría, son negacionistas del cambio climático.

Organizaciones ultraconservadoras como Americanos por la Prosperidad o Freedom Works son los intermediarios. "Pueden parecer elecciones pintorescas, pero esto va muy en serio; van a llegar a Washington cientos de candidatos que niegan la ciencia", advirtió Brenden Demelle, de Desmogblog, que proporciona análisis para contrarrestar la desinformación sobre el cambio climático.

Encabezadas por Exxon Mobil, Conoco Phillips, Chevron, BP, y la menos conocida Koch Industries –propiedad de dos hermanos multimillonarios patrocinadores del Tea Party–, las empresas de energía han dedicado una cifra astronómica de 453 millones de dólares (325 millones de euros) a las actividades lobbistas en los dos últimos años, con el fin de convencer a miembros de la Cámara y senadores para que rechacen las medidas para reducir emisiones.

Según la oenegé Climate Action Network (CAN), una decena de multinacionales europeas –entre ellas las alemanas EON, BASF y Bayer, y las francesas Lafarge y GDF-Suez– también han aportado dinero que ha financiando senadores que han bloqueado las iniciativas legislativas de Obama. Ocho empresas europeas han regalado 306.000 dólares (unos 220.000 euros) a una veintena de senadores, el 80% de ellos, responsables de votar en contra de la legislación para reducir emisiones.

Un proyecto de ley que habría creado límites y un mercado de emisiones de CO2 que ya fue derrotado en el Senado. La participación de las industrias europeas es extraña, según los autores del informe, ya que "en Europa esas empresas suelen argumentar que más medidas para reducir emisiones no serán útiles hasta que EE. UU. actúe".

Ahora, el blanco de los lobbies petroleros y energéticas es el plan B de la Administración Obama: utilizar la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) para forzar una reducción de emisiones amparándose en legislación medioambiental existente. Una carta fue remitida en septiembre al presidente del comité de apropiaciones del Senado. Pide "su apoyo para restringir la autoridad de la EPA en la adopción de normas sobre gases invernadero". Los 24 firmantes incluyen la Cámara de Comercio de EE.UU., el Instituto del Petróleo Americano –asociación empresarial de las petroleras–, la Asociación Nacional de Manufactura y la Sociedad de Fabricantes Químicas.

Koch Industries –matriz deempresas en Barcelona como Invista y Georgia Pacific, que fabrica papel higiénico de la marca Delica y Colhogar– es la reina del lobby negacionista. Encabeza el ranking de contribuciones directas a los partidos, según datos del Centre for Responsive Politics en Washington. El 89% de esas ayudas van a republicanos que han bloqueado las medidas de Obama.

David Koch es el presidente de Americanos por la Prosperidad (AFP) y organiza el llamado Hot air Roadshow, que recorre EE. UU., a veces en globo, insistiendo en que los datos científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es "aire caliente" (es decir, falsedades palabrería).

Otro director de AFP, Art Pope, presidente de la red de grandes superficies Variety Wholesalers, ha desembolsado millones de dólares en Carolina del Norte para atacar a dos candidatos demócratas que defienden restricciones del CO2. "Antes nos preocupaba Exxon cuando financiaba el negacionismo, pero AFP es mucho peor", dijo DeMelle.

Todas estas operaciones han dado resultado. De los 20 candidatos republicanos al Senado seleccionados en escaños cruciales, 19 son negacionistas. David Vitter, el senador por Luisiana, tacha la ciencia del IPCC de "basura pseudocientífica y ridícula". El senador por Oklahoma, Jim Inhofe –estrecho colaborador de Exxon durante los años Bush–, la califica de "el fraude más grande jamás habido". Ambos han recibido financiación de las firmas europeas.

Christine O´Donnell, la candidata creacionista del Tea Party por Delaware, habla del IPCC con el mismo desprecio con el que habla de Charles Darwin. Es la candidata favorita de AFP y los Koch.

Las caras

David Koch

Uno de los dos hermanos propietarios de Koch Industries, empresa que más ha donado a los partidos en EE.UU. (al republicano sobre todo). Preside la organización Americanos por la Prosperidad y recorre el país diciendo que los datos del calentamiento son palabrería.

Jim Inhofe

Senador republicano por Oklahoma que fue colaborador de la petrolera Exxon en la época del presidente Bush y mantiene que los datos científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático son "el mayor fraude" jamás visto.

David Vitter

Otro senador republicano, en este caso por el estado de Luisiana, y que también rechaza rotundamente las investigaciones sobre el calentamiento global. Entre sus invectivas, ha tachado dichos estudios de "basura pseudocientífica y ridícula".

Christine O’Donnell

Una de las caras más visibles del Tea Party, celebrada candidata a senadora por Delaware, provoca polémica en todos los asuntos que aborda y es otra de las figuras del movimiento conservador que desprecian los datos científicos sobre el cambio climático.

Presión en California para revocar una ley

Otro frente de la guerra del Gran Petróleo contra la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero es California. Los votantes de un estado pionero en la lucha contra el cambio climático decidirán este martes sobre una propuesta (la proposición 23) de revocar una ley vigente desde el 2006 que pretende reducir las emisiones en California hasta los niveles de 1990 mediante la adopción de energías renovables.

En California, como en el resto del país, las empresas han sacado el talonario, lideradas por Koch Industries –que ha donado un millón de dólares– y las petroleras Valero y Tesoro. Quien se queda atascado en las free ways en torno a Los Ángeles puede oír repetidos anuncios financiados por estas empresas que advierten que, si la ley no se revoca, el precio de la gasolina se disparará y se destruirá empleo.

"Aquí en California las petroleras y otros intereses específicos están gastando millones en una campaña para minar los estándares de aire y energía limpios", se lamentó Barack Obama la semana pasada durante una visita al estado.

Obama no mencionó el papel de institutos negacionistas españoles en el debate en California. Pero el economista Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana en Madrid, ha vuelto a la carga en el debate con un artículo en el diario Orange County Register que advierte que "California puede sufrir el mismo dolor que España" si la proposición 23 no obtiene la mayoría. Su advertencia se basa en un estudio que él mismo elaboró el año pasado y que daba supuestas pruebas de que los incentivos a la energía limpia en España habían destruido 2,2 puestos de trabajo por cada empleo verde creado.

Hasta el periódico The Wall Street Journal, muy escéptico con el cambio climático, cuestionó el rigor del informe. Pero, la máquina negacionista estadounidense aprovechó una rara oportunidad de traer a un experto europeo tan dispuesto a maquillar los números como ellos. Calzada fue invitado a ser entrevistado por los cabezas parlantes del Tea Party en el estudio de Fox News en Los Ángeles, incluido el histriónico Glen Beck.

La visita del español a EE.UU. fue organizada por la Alianza de Energía Americana, una agencia creada por las grandes petroleras, y la Cámara de Comercio. Calzada luego fue invitado a una conferencia en Chicago por el Instituto Heartland, otro think tank negacionista que, según Desmogblog, ha recibido millones de dólares de Exxon Mobil y de los hermanos Koch.

No es la primera vez. Calzada es socio del Centro por una Europa Nueva, un think tank negacionista en Bruselas que, según Greenpeace, ha recibido 170.000 dólares de Exxon Mobil. Su instituto en Madrid mantiene estrechos vínculos con el Competitive Enterprise Institute (CEI), financiado durante años por Exxon Mobil. Calzada basó en fuentes del CEI un artículo que hizo en enero pasado, titulado Las mentiras del cambio climático. Denunció una conspiración mundial de científicos, gobernantes y las Naciones Unidas, ideas hechas a la medida del Tea Party, así que el artículo de Calzada en el Orange County Register ya empieza a circular por la blogosfera de derechas en EE.UU. "La pseudociencia ya tiene un eje transatlántico, va desde EE UU hasta Europa y viene de Europa", dice Demelle de Desmogblog.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

POR ANDY ROBINSON, www.lavanguardia.es