La vicepresidenta estadounidense Kamala Harris calificó el programa de inversión de 738.000 millones de dólares —la Ley de Reducción de la Inflación (IRA)—, tras su aprobación en el Senado en 2022, como un «éxito histórico para nuestro país, que beneficiará directamente a millones de estadounidenses».
Dos años después, en las últimas semanas de su campaña presidencial, Harris recordó a los votantes los «cientos de miles de empleos de calidad en energías renovables» y la «próspera economía de energías limpias» creados por la ley.
«Volveré a comprometer a la nación con el liderazgo mundial en los sectores que definirán el próximo siglo», dijo Harris en una comparecencia de campaña en Pensilvania, a finales de septiembre. Y anunció su intención de «ampliar nuestro liderazgo en innovación y producción de energías renovables».
El balance tras dos años de programa de inversión climática
La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) es uno de los principales logros del Gobierno de Joe Biden y el mayor programa de inversión climática de la historia de Estados Unidos. Además de medidas para combatir el cambio climático y una reorientación de la economía estadounidense hacia las energías renovables, también incluye nuevas y exhaustivas normativas fiscales.
La mayoría de los analistas afirman que la promesa del Gobierno de invertir más de 370.000 millones de dólares en tecnologías de energía limpia, fabricación e innovación durante la próxima década ya está teniendo un efecto revitalizador en la economía nacional.
«Se mire como se mire, la IRA es un éxito. Podría ser la política más transformadora de la historia reciente», afirma Bob Keefe, director ejecutivo de E2, una organización estadounidense sin ánimo de lucro que aboga por políticas económicas ecológicas.
Las empresas privadas de EE. UU. ya han invertido más de 140.000 millones de dólares en más de 340 grandes proyectos de energía limpia desde que se firmó el programa, dice Keefe a DW. Para él, «esto hace que Estados Unidos sea competitivo en lo que se espera que sea un mercado mundial de 20 billones de dólares para bienes de economía verde».
Según la E2, en 2023 —el primer año completo de subvenciones, préstamos, inversiones y otros incentivos en virtud de la IRA—, el 58 por ciento de todos los nuevos puestos de trabajo creados en el sector de la energía eran ecológicos. Esto equivale a 149.170 empleos, principalmente en vehículos eléctricos, eficiencia energética y energías renovables.
Auge de las energías renovables
«La economía está disfrutando de un auge en la generación de energía renovable que está creando decenas de miles de buenos puestos de trabajo», afirma Jack Conness, analista político del grupo de reflexión no partidista Energy Innovation de San Francisco.
En un correo electrónico a DW, Conness explica que, gracias a la IRA, EE. UU. ha reducido la inflación«más que otras grandes economías del mundo», ha mantenido la tasa de desempleo bajo control y ha permitido al país «convertirse por fin en un actor importante en la producción de energías renovables a escala internacional».
La revolución de la economía limpia en EE. UU., desencadenada por el programa de inversiones del IRA, «está brindando nuevas oportunidades a comunidades de todo el país», afirma Keefe, y añade: «Muchas de ellas han quedado rezagadas por anteriores transformaciones económicas».
Y, de hecho, a pesar de las críticas externas a la legislación, algunos legisladores republicanos han pedido al presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, que mantenga las ventajas fiscales a las energías limpias, si el expresidente Donald Trump es reelegido en noviembre.
Martin Kuebler, dw.com