Ecuador licitó energía eólica y solar fotovoltaica

El Gobierno entregará contratos de concesión a empresas privadas para construir la central fotovoltaica en El Aromo y las etapas II y III del parque eólico Villonaco.
Ecuador llama a inversionistas privados para la construcción de proyectos eléctricos con energías renovables no convencionales como son la solar y la eólica (obtenida del viento). Este 30 de julio de 2019 empezó la etapa de promoción de la central fotovoltaica en El Aromo y del parque eólico Villonaco II y III. Ambos requieren de una inversión de $ 400 millones. Los aerogeneradores de Villonaco son de Goldwind.

El ministro de Energía y Recursos no Renovables, Carlos Pérez, dijo que estos proyectos permitirán compensar la producción de energía en época de estiaje. Con la producción de El Aromo se cubrirá el 60,8% del consumo energético de Manta o el 22% de Manabí.

Además se reducirían alrededor de 128.000 toneladas de CO2 al año y se evitaría el consumo de 7’934.580 galones de fuel oil por año, por la suplantación de generación térmica por fotovoltaica. Adicionalmente, el proyecto permitirá un ahorro aproximado de $ 9 millones al año por la eliminación de generación con combustibles.

La producción eléctrica de Villonaco II y III significa una reducción de 219.870 toneladas de CO2 al año. El 28 de agosto de 2019 se convocará oficialmente al concurso público para que en un plazo de 40 días, las compañías realicen sus ofertas técnicas y económicas. “Ganará la empresa que oferte la tarifa kW/h más baja”, indicó Enith Carrión, representante de la Corporación Eléctrica del Ecuador.

En las próximas semanas también se presentará el Proyecto Hidroeléctrico Paute Cardenillo en Morona Santiago. El proyecto cuenta con diseños definitivos de 2013. Tendrá una potencia instalada de 595,65 megavatios. Inversión y trabajo Para Elesban Jaramillo, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Loja, la concesión de estos proyectos al sector privado es positiva siempre y cuando el Estado no cuente con el capital para hacer la obra. “Lo importante es que no dejen de hacerse”, agrega, “especialmente cuando son una fuente de trabajo”. El especialista considera que la empresa que gane la licitación debe incluir en su plantilla técnica entre el 60% o 70% de trabajadores ecuatorianos y “evitar que pase lo mismo con otras empresas en las que se priorizó la mano de obra extranjera”. Recomienda una revisión en el tiempo en que el Estado devolverá la inversión al sector privado, así como el valor que la energía tendrá para los usuarios. “Si ya estamos aprovechando los recursos naturales que tenemos, lo lógico sería que sea ventajoso para todos, especialmente en el valor de venta para el usuario a través de la distribución”. Modernización e impacto Eduardo Rosero, presidente de la Asociación de Energías Renovables y Eficiencia Energética, dice que la concesión al sector privado propone un cambio de modelo y de visión en el negocio de energía nacional.

“El modelo estatista viene a ser sustituido por generación privada eficiente y sobre todo excluye la posible corrupción de obras sobrepreciadas”, añade. El experto señala que estas obras logran una diversificación de la matriz de generación eléctrica, disminuyendo la vulnerabilidad del sistema. “Si bien es cierto que la matriz de generación eléctrica bordea el 80% en hidroelectricidad, esta diversificación disminuye el riesgo ante cualquier fenómeno climático que podría darse en las cuencas hídricas de la Amazonía que son esenciales para el sistema”.

Rosero cuenta que la implementación de estas obras responde a un proceso “ágil”, teniendo en cuenta las condiciones y la logística. “Tranquilamente podrían estar listas en uno a dos años. Sin embargo, el cierre financiero podría tomar el mismo tiempo dependiendo de las garantías existentes”. Una vez concluidas estas obras, serán incorporadas al Sistema Nacional Interconectado (SNI) y la energía podrá ser consumida a nivel nacional por los sectores industrial, comercial y residencial, “mejorando así su calidad y optimizando la infraestructura de transmisión y distribución”. “Estas obras suponen sin duda un avance para el país en materia energética y evitará que volvamos al pasado cuando comprábamos energía a Colombia y se usaban las famosas barcazas con diésel”, concluye Jaramillo.

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