Europa aplaude el PNIEC y señala la conveniencia de mayor flexibilidad

Poco a poco se empieza a percibir en Europa la necesidad de disponer de esa pieza necesaria en la Transición Energética que permita avanzar hacia un sistema de generación eléctrica descarbonizado.

El necesario y masivo despliegue previsto de las renovables más baratas como la eólica y la fotovoltaica dejan en el aire la pregunta de qué renovable suministrará, en un país soleado como España, la electricidad a partir de la puesta del sol, cuando la fotovoltaica deje cada día de generar.

Los países europeos lo tienen muy complicado por las limitaciones de crecimiento de la hidráulica y la biomasa, ya que no tienen posibilidad de instalar centrales termosolares en ninguno de los países del centro y norte de Europa. Aun así, en Alemania han empezado un ambicioso programa para aprovechar uno de los componentes de las centrales termosolares, como es el sistema de almacenamiento en tanques de sales fundidas, para acoplarlo en centrales de carbón sustituyendo las calderas por un generador de vapor que utilice la energía almacenada en el tanque caliente que habría sido cargado con energía de la red, aprovechando parcialmente los vertidos de eólica y fotovoltaica que de otra manera se hubieran producido.

En España, los 5 GW de termosolar previstos en 2030, proporcionarán respaldo con su operación complementaria a la fotovoltaica a partir del atardecer, evitando quemar combustibles fósiles y a precios que ya para entonces serán mucho más baratos que los de la generación con gas.

Pero además, los tanques de almacenamiento pueden prestar valiosos servicios al sistema eléctrico en línea con la evaluación realizada por la Unión Europea, que, aplaudiendo los ambiciosos objetivos de contribución de renovables del PNIEC español recomienda incrementar actuaciones que doten de mayor flexibilidad al sistema eléctrico previsto para nuestro país en 2030.

Efectivamente, sin inversiones adicionales, las centrales termosolares podrían ofrecer mantener una significativa cantidad de su almacenamiento disponible para poder responder, en los momentos más críticos de los meses de otoño e invierno (cuando se alcanzan las mayores puntas de demanda), con toda su potencia instalada, independientemente que hubiera hecho sol o no en ese día e incluso en las semanas anteriores. Esa misma capacidad de reserva estratégica en baterías o centrales de bombeo podría requerir inversiones de orden de 20.000 millones de euros.

Adicionalmente, en el caso de que la nueva potencia eólica y fotovoltaica llegara a provocar situaciones frecuentes de vertidos, las centrales termosolares podrían incorporar calentadores de sales que recogieran dichos vertidos con inversiones relativamente moderadas que, en cualquier caso, serían unas 50 veces inferiores a las de baterías o bombeos. Incluso, si las disfuncionalidades de precios de mercado fueran muy elevadas por el nivel de penetración de las renovables no gestionables, las centrales termosolares podrían participar en el arbitraje horario de precios con dichos equipos.

La pieza que les falta a las renovables no gestionables es, sin duda, el almacenamiento. Las centrales termosolares no solo disponen de él para adaptar su perfil de despacho a la mejor conveniencia del sistema sino que además pueden ofrecer, con inversiones adicionales nulas o mínimas, la flexibilidad que la Unión Europea está recomendando.

Luis Crespo, presidente de Protermosolar

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