Energías renovables, energía solar y eólica, las más baratas para generar electricidad.

Las tendencias energéticas que marcarán 2019

Hablar de eficiencia, coches eléctricos, energías renovables o redes inteligentes ya forma parte de nuestro vocabulario en torno a este sector en continua transición en el que aún quedan muchas oportunidades por explorar.

La eléctrica Lucera, cuya propuesta consiste en ofrecer energía 100% renovable a precio de coste con el fin de lograr una eficiencia real, prevé un 2019 marcado por la concienciación social sobre el consumo energético y el compromiso de gobiernos, organizaciones y usuarios.

1. Compromiso por las energías renovables como eólica y solar: entre 2019 y 2028, las centrales de carbón y nucleares, construidas en su mayoría durante el desarrollo de los años 60, cumplirán su vida útil. Esta fecha límite, que en las nucleares es de 40 años y en las de carbón de 65, tiene en vilo al sector y a la economía y supone un importante desafío para el sector en la próxima década.

2. Apuesta por la eficiencia: los objetivos climáticos asumidos por la UE para un crecimiento inteligente y sostenible en 2020 implican la reducción del 20% en las emisiones de gases contaminantes, el 20% de uso de energías renovables y el 20% de mejora de la eficiencia energética. Este objetivo está lejos de alcanzarse y no será posible sin un cambio real y a gran escala en la forma de producir y consumir energía.

3. El aterrizaje de las ‘smart homes’: las casas eficientes en las que puedes controlar tu consumo de forma minuciosa ya no están solo en las películas de ciencia-ficción y el sector eléctrico deberá aprovechar las oportunidades que genera.

4. Coches eléctricos: la ambiciosa y vertiginosa implantación del coche eléctrico supone una revolución en el sector energético, que será decisivo en la gestión de miles de puntos de recarga de batería para los miles de vehículos que inundarán las carreteras en los próximos años.

5. El empoderamiento: social, tecnológico, femenino….y también energético. Apostar por un modelo en el que los usuarios lideran su consumo y la repercusión que tiene la energía en su entorno permite controlar la economía familiar y aumentar la eficiencia energética.