La revolución de la energía verde

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Colombia está dando pasos para promover energías renovables más amigables con el medioambiente. Inversionistas nacionales y extranjeros alistan proyectos en todo el país, pero piden condiciones más favorables.

Los altos costos del servicio de energía que le restan competitividad al país, unidos a los incentivos para buscar alternativas más amigables con el medioambiente, están llevando a muchas empresas a la autogeneración con el uso de tecnologías renovables no convencionales.

En la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), del Ministerio de Minas, están registradas más de 180 iniciativas del sector privado para el desarrollo de proyectos a pequeña y gran escala. De ese número, el 87 por ciento corresponde a energía solar a través de la construcción de granjas o techos solares. Los restantes son de energía eólica (impulsados por el viento) y ocho de biomasa, que utilizan desechos orgánicos.

Cada vez es más frecuente ver en las grandes ciudades y en las zonas rurales paneles solares para aprovechar las buenas condiciones geográficas y de radiación del país. Hoteles, centros comerciales, hospitales, proyectos agroindustriales, fincas y viviendas recurren a ellos.

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Semejante interés por el desarrollo de estas plantas cobró fuerza en los últimos tres años con la expedición de la ley que contempla estímulos tributarios para las energías renovables no convencionales (exenciones de IVA, aranceles y reducción en renta). A esta ley se suman las decisiones del Ministerio de Minas y de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) para promover la autogeneración a gran escala y permitir que las empresas puedan vender los excedentes de energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Recientemente, el gobierno expidió un decreto para impulsar la autogeneración a pequeña escala, que está pendiente de reglamentación por parte de la Creg. Con estas medidas se busca un sector eléctrico más robusto y con menos riesgos de apagones o fallas, como ocurre cuando se presentan fenómenos climatológicos como El Niño, tragedias como la avalancha en Mocoa, municipio que quedó sin luz durante varios días o problemas con la prestación del servicio, como los que se presentan en la costa Caribe, que es paradójicamente la región con mayor potencial en energías alternativas.

Cabe señalar que de los 16.500 megavatios que componen la oferta de energía instalada en el país, el 65 por ciento lo suministran las centrales hidroeléctricas, un 30 por ciento las centrales térmicas (con carbón y gas) y el 5 por ciento restante las energías renovables no convencionales, incluidas las pequeñas centrales hidroeléctricas. Por eso, el SIN se fortalecerá cuando entren en operación las plantas para el autoconsumo de energía y cuando se generen excedentes.

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Pero hasta ahora comienzan a despegar los primeros proyectos. Uno de ellos es el del Grupo Tecnoglass, de Barranquilla, especializado en la fabricación de vidrio de alta calidad. En una primera fase, la empresa instaló 7.820 paneles solares fotovoltaicos, con una inversión de 3 millones de dólares y una capacidad de 2,5 megavatios, equivalentes al consumo de energía de 1.736 hogares colombianos en un año. Armando del Vecchio, gerente técnico de Tecnoglass, dice que el objetivo es llegar a 12 megavatios, con una inversión de 15 millones de dólares para suplir hasta el 30 por ciento de la energía convencional que demandan actualmente.

Con esta iniciativa, ejecutada en llave con la multinacional Panasonic, Tecnoglass busca disminuir el costo del consumo de energía convencional y reducir las emisiones de gases contaminantes. En el primer año disminuirían en 776 toneladas.

Otra empresa que le apuesta al sector es Celsia, filial del Grupo Argos, que puso en marcha la granja de energía solar más grande del país, en Yumbo (Valle) con una capacidad de 9,9 megavatios. Dicha planta contará con 35.000 paneles que tendrán la capacidad para abastecer al equivalente a 8.000 viviendas y disminuir en 6.600 toneladas las emisiones de carbono al año, y hace parte del proyecto Celsia Solar para instalar 9 granjas solares en Valle del Cauca, Bolívar, Santander y Cesar.

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Además, a través de su filial Epsa, instalará y pondrá en operación 92 techos solares en diferentes regiones. El primero de ellos comenzó a operar en marzo de este año en el centro comercial La Reserva, en Envigado (Antioquia). Próximamente instalará la segunda fase de módulos solares en la Universidad Autónoma de Occidente, en Cali. Celsia adquirió en 2014 el parque eólico Guanacaste, en Costa Rica.

Por su parte, Terpel, la principal distribuidora de combustible, pondrá en marcha celdas solares en algunas estaciones de gasolina y en su planta de Baranoa, Atlántico, para disminuir hasta en un 30 por ciento el consumo de energía. Sin embargo, las metas son más ambiciosas ya que espera extender dichos paneles a 29 plantas y a las estaciones que tengan más exposición a la luz solar.

Solar Green tiene en desarrollo 650 megavatios en plantas solares y comenzó la construcción de la primera instalación solar de autoconsumo en el tejado del centro comercial de Urabá con 500 kilovatios de potencia. No se queda atrás Enel Green Power Colombia, que contempla un proyecto de energía solar en El Paso (Cesar), de 86 megavatios, así como tres iniciativas eólicas en La Guajira que suman 500 megavatios.

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Otras empresas le están apostando a la biomasa como fuente de energía. Es el caso de Incubadora Santander, una de las mayores productoras de huevos del país, que alista la construcción de una planta para generación de energía a partir de gallinaza (excremento de gallinas). Hay proyectos similares como el de la Compañía Comercial Universal con una planta a partir del proceso de extracción del aceite de palma, en Magdalena, y el de Gensa, que prevé autogeneración con residuos sólidos en Guainía y Vaupés, entre otros.

Es tanto el dinamismo del sector que el año pasado se creó la Asociación de Energías Renovables (SER Colombia), gremio que reúne a 40 firmas nacionales y extranjeras que trabajan en el tema. Alejandro Lucio, su director ejecutivo, sostiene que hay proyectos en energía eólica que podrían generar más de 2.000 megavatios y en solar más de 3.000, es decir, cerca del 30 por ciento de toda la oferta de energía del país. Dice que depende de si existen las condiciones adecuadas.

Algunos reparos

Mientras el gobierno considera que ya están dadas las condiciones para el desarrollo del sector, los empresarios dicen que faltan más estímulos económicos. La viceministra de Energía, Rutty Paola Ortiz, sostiene que se avecina una verdadera revolución en este campo en el país y que diversificar la matriz energética permitirá una mayor competitividad, tener una mejor oferta y menores precios.

Para Daniel Romero, director de Grandes Consumidores de Energía y Gas de la Andi, la legislación todavía no es tan favorable para los empresarios. Se refiere a una propuesta de la Creg de 2014 en materia de remuneración de excedentes y de cargo por respaldo (cuando las empresas autogeneradoras deben acudir al sistema interconectado). Según Romero, con la decisión de la Creg, el cargo por respaldo se incrementó en casi 16 veces, lo que hace inviables económicamente los proyectos de autogeneración y cogeneración a gran escala.

Sobre las ventas de excedentes de energía, la reglamentación señala que los precios se negocian con los comercializadores de acuerdo con las leyes del mercado. Sin embargo, gremios como Ser Colombia son partidarios de impulsar un mercado de contratos de largo plazo, a 15 o 20 años, con el fin de tener mayor certeza sobre los precios, teniendo en cuenta que las inversiones que hacen las empresas en energías renovables son cuantiosas.

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Los empresarios también piden un trato diferencial en el otorgamiento de licencias ambientales para esta clase de proyectos, que se ha convertido en un verdadero cuello de botella. Según Lucio, se pide información y documentación como si se tratara de un gran proyecto de infraestructura vial. Otros analistas del sector son partidarios de que el gobierno otorgue subsidios para la fabricación, instalación y mantenimiento de paneles solares en las viviendas de los estratos de menores recursos de la población, que son los más afectados por la prestación de los servicios.

Si bien hay un mayor entusiasmo por este sector, la verdad es que Colombia hasta ahora está despegando en este tema donde otros países nos llevan años luz. En América Latina, Brasil tiene una capacidad instalada en energía renovable de 10.740 megavatios, seguido de Chile con 1.420 megavatios.

Lo importante, sin duda, es que el país ya ha dado pasos para promover estas energías más limpias y amigables con el medioambiente. Pero no se puede quedar a mitad de camino, más ahora que decenas de empresas tienen la mira puesta en las renovables no convencionales para hacerles el quite a los altos precios de la energía eléctrica.

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