Las energías renovables en Venezuela

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El modelo energético venezolano siempre ha girado en torno a los desarrollos hidroeléctricos en el Bajo Caroní (Macagua, Guri, Caruachi y Tocoma) y a las plantas termoeléctricas sustentadas en la quema de combustibles fósiles (diesel, gas y carbón). El país posee poca experiencia en proyectos alternativos de energías  renovables, cuyo aporte es insignificante en el balance energético nacional.

En el país de los grandes ríos y las reservas de petróleo más grandes del mundo, a la hora de generar energía es difícil pensar en otra alternativa que no sean las grandes centrales hidroeléctricas y las plantas termoeléctricas.
Al estallar la crisis eléctrica en 2009, la capacidad instalada en el sistema eléctrico nacional (SEN) era de 22.434 MW, de los cuales 7.812 MW provenían de termoeléctricas que dependen de la quema de combustibles fósiles y 14.622 MW de hidroelectricidad.
Las recientes medidas de racionamiento en ocho estados del país indican que Venezuela nuevamente está a las puertas de una nueva crisis energética y encara el gran desafío de redefinir su modelo energético para hacerlo menos vulnerable a las sequías, sin tener que recurrir a las fuentes de energía sucias que generan gases de efecto invernadero. Esto implica abrir nuevos espacios para las energías renovables en el sistema eléctrico nacional.
Necesarias más no suficientes
A partir de la declaración del estado de emergencia eléctrica se adoptaron diversas medidas. Además de las multas aplicadas a empresas y usuarios particulares que no cumplen las metas de reducción del consumo, se realizaron cortes programados de 4 horas cada dos días en el suministro de energía.
Se adoptaron también, medidas para enfrentar el vaciamiento de la represa “El Guri”, tales como el recorte de electricidad a las empresas básicas de Guayana, y a los sectores de la industria y el comercio.
Se creó un fondo eléctrico nacional para acelerar el desarrollo de obras que alivien el colapso de la generación de energía y se propuso instalar un total de 5,9 GW de generación termoeléctrica.
Pero la mayoría de los proyectos que forman parte del Plan de Expansión de Generación son básicamente termoeléctricas fósiles y nuevas hidroeléctricas. Las fuentes renovables no terminan de alcanzar la relevancia que deben tener en un balance energético acechado por los largos períodos de sequía y la creciente crítica a la quema de combustibles fósiles que agravan el calentamiento global.
Con una matriz energética basada en hidroelectricidad y combustibles fósiles, el país posee poca experiencia en la implementación de proyectos de fuentes renovables.
Las principales acciones para la promoción de las energías renovables se concentran en la generación eólica. Pero su desarrollo aún está lejos de la relevancia que ha alcanzado en otros países.
Con grandes tropiezos se ha tratado de instalar parques eólicos en las zonas con más vientos del país. Un ejemplo el proyecto Parque Eólico Península de Paraguaná, ejecutado por Pdvsa y el Parque Eólico de La Guajira, ejecutado por Corpoelec. Pero que al finalizar el año 2015 todavía no se ven resultados y actualmente están en revisión.
 
La reconversión energética
La ola de calor que atormenta a Venezuela es apenas el comienzo del fenómeno de “El Niño”, el cual se hará sentir con toda su fuerza a comienzos de 2016. Esto presagia una dura sequía que afectará la vida urbana y rural, debido al racionamiento de la electricidad.
Recordemos que en el país 66% de la energía proviene de las hidroeléctricas y las sequías reducen el nivel de agua en los embalses, limitando su capacidad dado que las turbinas no pueden funcionar a plena capacidad.
Para evitar que se prolongue indefinidamente la crisis eléctrica, hay que profundizar el proceso de reconversión energética e incursionar en fuentes de energías renovables, que complementen y sustituyan a aquellas  que dependen de los cambios climáticos, así como a las contaminantes.
La reconversión energética implica la transición gradual de las energías obtenidas por la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) hacia fuentes de energías renovables (viento, sol, biomasa), que producen pocas emisiones de Co2 y contribuyen a la lucha contra el calentamiento global.
Tras la catástrofe nuclear de Chernóbil en 1986, la resistencia antinuclear abrió vías para impulsar las energías renovables. Más recientemente, el accidente nuclear sufrido en Japón en la planta de Fukushima ha impulsado las inversiones en energías renovables.
Si bien sigue privando la energía nuclear, también ha cobrado fuerza la fuente de energía eólica, tal y como lo demuestra la construcción del parque eólico marino más grande del mundo. Japón ha decidido apostar a otras opciones.
Acelerar la reconversión energética plantea la necesidad de repensar la escala de estos proyectos energéticos, de tal forma que sean emprendidos por las comunas y gobiernos locales como dolientes y usuarios directos de las energías renovables que generen.
Así se podrá conjurar la amenaza que subyace en el Decreto 1.606, que permite la explotación de carbón en la Sierra de Perijá. Al explotar minas nuevas habrá suficiente carbón y esto será una tentación para instalar una planta carboeléctrica que genera energía muy sucia y contaminante.
Victor Álvarez R.