Energías renovables, eólica y energía solar fotovoltaica, en el Caribe

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Pese a la crisis financiera mundial y el lento progreso en la toma de acuerdos en el escenario mundial para enfrentar el cambio climático, los años precedentes han sido de bonanza para las energías renovables.

Recientemente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha firmado convenio con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) para apoyar la energía renovable y la eficiencia energética así como la mitigación del cambio climático en Centroamérica y el Caribe.

Mientras otros sectores económicos se han deprimido en el mundo, la capacidad instalada de fuentes renovables de energía continuó incrementándose en proporciones dignas de destacar.

La solar fotovoltaica, conectada a la red, se mantiene creciendo en valores ligeramente superiores al 50 por ciento; la energía eólica viene moviéndose cercana al 30 por ciento, la solar térmica para el calentamiento de agua y la calefacción crece en alrededor del 20 por ciento, la geotérmica lo hace al cinco por ciento, la energía hidráulica entre tres y cuatro por ciento y la producción de etanol y biodiesel crece en 10 por ciento, anualmente.

Las fuentes renovables de energía juegan un papel importante en el suministro de energía a miles de millones de personas en países en vías de desarrollo, entre ellas las que habitan el Caribe, quienes continúan dependiendo de las más tradicionales fuentes de energía, tanto para el sector residencial como para la pequeña industria.

El número de viviendas rurales alimentadas con fuentes renovables de energía es difícil de contabilizar. Se estima que llega a los diez millones en todo el mundo en desarrollo cuando se incluyen todas las formas de energías renovables. Díganse el biogás para cocinar y alumbrarse a partir de plantas de biogás de escala familiar, la pequeña hidroeléctrica conectada a redes locales de comunidades rurales o los millones de hogares electrificados con energía solar fotovoltaica y pequeños aerogeneradores.

La matriz energética de la oferta de energía en América Latina y el Caribe muestra el predominio de los combustibles fósiles (74 %). En el 25 por ciento de participación de las fuentes renovables de energía, el papel predominante lo juega la biomasa, con 14 por ciento, y la hidroenergía con ocho por ciento. En el tres por ciento restante se contabilizan las demás energías renovables.

El BID dijo que la tasa de emisión de Gases de Efecto Invernadero global de la región (GEI) es actualmente del 12 por ciento”, que es relativamente pequeña, pero se espera que crezca”.

Además, dijo que la región contribuye más a las emisiones de GEI per cápita en comparación con otros países en desarrollo, como China e India.

Además expresó que una de las prioridades clave del convenio es aumentar la asistencia y fortalecer la energía en operaciones sostenibles en América Latina y el Caribe.

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