Vehículo eléctrico: Bután instala el coche eléctrico de Nissan

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Conocido en el extranjero por su índice de «felicidad nacional bruta», Bután ha apostado por los vehículos eléctricos con el apoyo del fabricante de coches Nissan, y espera sacar ventaja de su abundante capacidad hidroeléctrica.

«El reino de Bután se siente feliz de lanzar esta asociación con Nissan para convertirse en una nación pionera en los coches eléctricos», anunció este viernes el primer ministro butanés, Tshering Tobgay.

Ataviado con la vestimenta tradicional, de color rojo, Tobgay dio una conferencia de prensa junto al presidente y director general de Nissan, Carlos Ghosn, quien firmó el acuerdo.

Situado entre China e India, el pequeño reino himalayo obtiene buena parte de sus divisas extranjeras de la venta a India de electricidad producida en sus cuatro fábricas hidroeléctricas, con una capacidad acumulada de 1.400 megavatios, el equivalente a un reactor nuclear de gran potencia.

Pero el país debe importar la gasolina para los coches y la factura se ha disparado con el aumento del parque automovilístico butanés.

Confrontado a una crisis en la balanza de pagos, el gobierno ha prohibido importar una serie de productos, entre ellos los coches de gasolina.

«No queremos depender ni comprar energía fósil», argumentó Tobgay, llegado al poder hace unos meses. El primer ministro quiere convertir los coches eléctricos en un vector de desarrollo y de independencia financiera para su país.

Las autoridades butanesas se dirigieron entonces a Nissan, líder mundial de coches eléctricos.

Nissan regaló dos Leaf al gobierno de Bután en este día en el que el país festeja el cumpleaños de su joven monarca, celebrado con bailes y cánticos tradicionales en un estadio al que asistieron miles de espectadores.

– Una pega, el precio –

Después de estos regalos, Nissan, que invitó a periodistas extranjeros al acontecimiento, venderá más Leaf al gobierno para que renueve su flota.

«Estamos hablando de una fase inicial», reconoció Ghosn, que ha apostado por el coche eléctrico, cuyas ventas son tímidas pese a haber colocado 100.000 ejemplares en el mundo en tres años.

Mencionó la posibilidad de vender «cientos, incluso miles de Leaf» en los próximos años.

Pero, más allá de eso, Ghosn quiere convertir la experiencia butanesa en «una vitrina que mostraría cómo un país con una visión clara y una voluntad fuerte construirá una red de transporte completamente limpia».

Pero Bután, un país de 700.000 habitantes que también aspira a convertirse a la agricultura ecológica, tendrá que salvar infinidad de obstáculos.

Sus carreteras no están muy desarrolladas en el rural y una flota eléctrica requiere infraestructuras adecuadas.

Sobre este punto, Tobgay cuenta con «la experiencia inestimable de Nissan», cuya Leaf dispone de una autonomía de 200 km. La batería de coches eléctricos se carga en ocho horas en un enchufe normal y en tan sólo 30 minutos con un «cargador rápido».

En un país donde la mayoría de la población no es millonaria, el precio constituye un freno importante ya que los coches eléctricos son más caros que los de gasolina. En Estados Unidos, una Leaf cuesta más de 20.000 dólares.

«Si conseguimos apoyo de organismos internacionales y de individuos para subvencionar un tercio del precio, los coches serán asequibles», explica el primer ministro.

Bután ha basado su reputación en la «felicidad nacional bruta», entendida como un modo de desarrollo alternativo, pero el concepto suscita críticas por el índice de paro juvenil y el éxodo rural.

En cuanto llegó al poder, Tobgay insistió en la importancia de ocuparse de los problemas concretos del reino: la deuda, el déficit de su balanza de pagos, el desempleo de los jóvenes y la corrupción.

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