Eólica y energías renovables en Chile: potencial eólico de Biobío (Chile)

REVE

La provincia de Biobío siempre ha sido generosa en la producción de energía para Chile, antecedente que se corrobora con la elaborada a partir de la fuerza del agua y, en los últimos años, con la energía eólica.

A la producción hidroeléctrica se suma ahora el potencial eólico, es decir, la fuerza del viento que posibilita la producción de energía eléctrica, como es el caso del proyecto del Parque Eólico “Negrete Cuel”, el primero de su tipo en la provincia de Biobío.
La historia se remonta a la década del 40, en el naciente proceso de industrialización del país, hecho que hizo necesaria y urgente la búsqueda de fuentes de producción de energía eléctrica a precios convenientes y usando los recursos naturales disponibles. A falta de petróleo y carbón, surgió el potencial hídrico donde la provincia de Biobío ha tenido un rol relevante prácticamente desde el principio.
Comenzó con la explotación del Lago y el río Laja, en la zona de Antuco, con el complejo energético de la Empresa Nacional de Electricidad S.A. (con las centrales Abanico, El Toro y Antuco), a lo cual se sumó la serie hidráulica de Colbún (Rucúe y Quilleco) en las últimas dos décadas. Ese mismo tiempo se iniciaron las obras en el curso superior del río Biobío, también de Endesa, con las centrales Pangue, Ralco y Palmucho, a lo cual se sumó Angostura (de Colbún) que está en las fases finales de construcción. En el curso superior del río Duqueco, entre Santa Bárbara y Quilleco, se cuentan las centrales Peuchén y Mampil, ahora en manos de un consorcio español.
A todo lo anterior se han sumado plantas hidráulicas de menor tamaño, como las centrales Laja, Diuto y otras que aprovechan el caudal de ríos y canales de riego. Todo ese conjunto permite que la provincia de Biobío aporte cerca de un 20% de la energía requerida por el Sistema Interconectado Central (SIC), que concentra el 80% de la población y los centros industriales del país. No hay otra provincia que haga un aporte de esa envergadura para empujar el desarrollo del país.
A todo lo anterior se suma ahora el potencial eólico, es decir, la fuerza del viento que posibilita la producción de energía eléctrica y con muy escasas externalidades negativas. En la edición de ayer de La Tribuna relatamos que en su fase final de construcción está el proyecto del Parque Eólico “Negrete Cuel”, iniciativa de la empresa Mainstrean, que es el primero de su tipo que se levanta en la provincia de Biobío.
Se trata de 22 aerogeneradores de 1,4 megawatts de potencia que están instalándose desde principios de año en un predio situado 12 kilómetros al poniente de la ciudad de Los Ángeles. El parque eólico es el primero de una serie de iniciativas similares que actualmente están en fases de estudios preliminares, cuya base de generación es el viento.
Según datos del Ministerio de Energía, al menos existen otros tres proyectos eólicos similares que se encuentran en etapa de análisis, los que en los próximos meses deberán ser sometidos a su respectiva calificación ambiental.
Lo anterior no es fruto de la casualidad. Los estudios del mismo organismo revelan que la provincia de Biobío y parte de la zona de Malleco son un verdadero “túnel de viento” que hace rentable ese tipo de inversiones. Por lo pronto, ya por el camino a Nacimiento, en la salida poniente de Los Ángeles, se observan las impresionantes torres de más de 100 metros de altura que -al complementarse con sus respectivas aspas- darán una forma definitiva al parque eólico en construcción. Con el paso del tiempo, esta singular escena será parte normal del paisaje de la provincia de Biobío gracias a la bendición de ser una zona generosa en la producción de energía eléctrica para el país.

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