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En mayo del año pasado, tuve oportunidad de compartirles un proyecto argentino en el que muchos de los defensores de las energías renovables depositamos grandes esperanzas. Se trata del generador diseñado por el pampeano Jorge Díaz que busca aprovechar al máximo posible los vientos unidireccionales, predominantes en zonas como la Patagonia o la Pampa nacional.
Por aquel entonces, todo estaba en una etapa inicial, con falta de capital para invertir y con apenas los inicios de una fabricación en colaboración con una escuela técnica. A partir de nuestro artículo en este espacio, Jorge recibió numerosos contactos interesados en el proyecto pero también provistos del capital necesario para su elaboración. «He recibido mails y llamados desde Brasil, Colombia, Estados Unidos e Israel», cuenta sorprendido.
A 10 meses, el Magnus Venturi argentino ha avanzado notablemente e incrementa las expectativas puestas en su aprovechamiento para áreas exclusivas del territorio local. Los invito a conocer los aspectos más positivos de su puesta en marcha.
Hasta aquella primera nota, habíamos conocido que la escuela técnica EPET 1 de Santa Rosa se estaba ocupando de la fabricación del rotor centrífugo. Hoy dicha etapa ha sido concluida con éxito y le ha permitido al proyecto contar con una veta social y educativa de gran aporte para la comunidad estudiantil y juvenil.
La otra gran parte del proyecto consiste en la elaboración de la tobera, para cuya fabricación se requiere de mayor espacio, motivo por el cual se llevó a cabo en un taller particular y no en las inmediaciones del colegio. Se trata de una tobera recto convergente con dos partes móviles, tal como se observa en las fotografías.
Durante el proceso de fabricación, el equipo que acompaña a Jorge quedó sorprendido por la excelente funcionalidad de su material: el acero. «Recibimos muchas críticas y desconfianza por el material, por no ser de procedencia aeronáutica o porque, para que sea más ecológico, debía ser en vidrio. Sin embargo, resultó ser excelente para el funcionamiento de la tobera», manifiesta Jorge.
Además, se diseñó un torquímetro para la realización de las mediciones, que fue fabricado con un disco y bomba de freno de un Fiat 128 y un cáliper de frenado de un Fiat Uno. Por otra parte, la parte electrónica es reemplazada por un dispositivo que se ocupa de la apertura y cierre de la compuerta rebatible permitiendo actuar con vientos de hasta 150 km por hora. Su fabricación está basada en un paralelogramo deformable.
Actualmente, el generador se encuentra en la central hidroeléctrica Los Divisaderos, ubicada en 25 de Mayo, La Pampa, por pedido del gobierno provincial. Se encuentra allí desde septiembre del año pasado.
Muchas veces aquello que uno estima desde lo teórico no coincide con la realidad que uno encuentra en el campo empírico. Esto es lo que le ocurrió a Jorge a la hora de realizar las pruebas con el generador ya fabricado. «La primera conclusión a la que arribamos es que para que el generador esté orientado a la procedencia del viento debemos contar con un sistema rotativo o de difusores», explica Jorge y cuenta que eligieron la primera opción a través de un eje vertical con múltiples hélices, ubicado encima de la tobera, con una reducción de 150 a 1. Dicho sistema está diseñado pero aún no fabricado.
Uno de los aspectos que necesitó de un ajuste en su puesta en práctica fue el rotor. «Pese al gran tamaño del rotor, advertimos que teníamos que aumentar la entrada y salida de aire para que haya mayor caudal y, así, mayor generación de energía», me explicó Jorge. El asunto será resuelto con la colocación de dos inyectores laterales, uno de los cuales actúa con aporte inercial.
Por otra parte, en las condiciones actuales de diseño, al ponerlo en funcionamiento, la tobera ha logrado acelerar tres veces la velocidad del viento y no 11 como se estimaba según los estudios computarizados. «Sigue siendo un buen número y más que suficiente para la generación energética. Con 65 km por hora de viento tenemos 40 kw y lo generamos con sólo 25 km de ingreso de viento en la tobera», asegura Jorge y agrega: «Con los inyectores adicionales buscaríamos aumentar la potencia».
Si bien el proyecto ha tenido notables avances en su realización, aún quedan algunas etapas por concretarse. Tal es el caso de la generación energética. Toda la parte mecánica ya está elaborada, lo que resta es el estator que genera la corriente necesaria para producir energía. Además, falta la base de apoyo del generador que Jorge estima poder tener en un mes aproximadamente. «Para lo que aún continuamos en la búsqueda de inversionistas es para los dos inyectores adicionales necesarios para la amplitud de la tobera», explica.
Además, Jorge se muestra esperanzado en poder mejorar la tobera para que no dependa de la parte electrónica y pueda generar energía únicamente dependiendo del viento. Ello le permitiría poder instalarlo en comunidades con acceso nulo a la electricidad.
Pero si hay algo que hay que destacar es que las expectativas no paran de incrementarse. Al momento de escribir este artículo, Jorge fue invitado a disertar en el encuentro organizado por la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático , a realizarse el 4 de julio en Winifreda, La Pampa. Previo a ello, recibió el apoyo de la Fundación Luciérnaga de Neuquén para aprovechar el prototipo de generador unidireccional en áreas residenciales con necesidad de abastecimiento energética.
De este modo, algo que comenzó en la idea de un pampeano hoy se empieza a hacer realidad con el apoyo de los distintos sectores de la sociedad: jóvenes estudiantes, fundaciones sociales, empresas interesadas en el proyecto y el gobierno local. Me alegro que Jorge y su generador unidireccional continúen por buen camino. En unos meses espero poder contarles más sobre el funcionamiento de este proyecto argentino.
Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de sustentator.com