Eólica en Santa Fe: estudian el recurso eólico

Mañana se inician en Santa Fe las mediciones de viento para explorar la posibilidad de producir electricidad a partir de energía eólica. El análisis de los datos que aportarán cuatro complejos equipos medidores demandará al menos un año. Al cabo de ese lapso, se podrá saber si es factible plantar en suelo provincial un nuevo tipo de turbinas eólicas, diseñados ya no para bombear agua de las napas subterráneas sino para mover aerogeneradores eléctricos.

El primer equipo de medición comenzará a funcionar a mediados de semana en la localidad de Las Rosas. Y hay otros dos también instalados y puestos a punto en Rufino y San Jorge. El equipamiento mínimo en cada uno está compuesto por un sensor de velocidad y dirección de viento, uno de temperatura y humedad, otro de radiación solar y un módulo de adquisición automático de datos que permite procesar, almacenar y transmitir la información en forma automática y autónoma.

El proyecto es fruto de un convenio de colaboración firmado el 26 de abril del año pasado entre la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación, la sede Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la Empresa Provincial de la Energía (EPE).

La instalación de los equipos tuvo sus complicaciones técnicas, refirió el arquitecto Danilo Landucci, del área de ciencia y tecnología, ya que se montaron en las antenas de teletransmisión que la EPE posee en sus estaciones transformadoras de 132 kilovoltios, a una altura de entre 40 y 80 metros. Precisamente, la “estatura” aproximada de los molinos eólicos. El funcionario agregó que la semana pasada culminaron satisfactoriamente las pruebas de comunicaciones de los equipos, que utilizan la infraestructura de datos de la empresa estatal para transmitir la información en tiempo real hasta dependencias de la UTN. Allí monitorearán las variables medidas y las procesarán con un software específico.

De los cuatro equipos de medición previstos ya se compraron tres, cuya adquisición concretó la UTN con financiamiento de la Secretaría que conduce David Asteggiano. El ingeniero Pablo Bertinat, referente de la iniciativa por la universidad, señaló que la puesta en marcha de los aparatos insumió en total –incluido el montaje abaratado por hacerse en las antenas existentes de la EPE– una erogación de 150 mil pesos. Ahora, sólo resta incorporar el equipo que, por el convenio firmado el año pasado, le corresponde tramitar a la empresa de energía provincial.

Bertinat explicó que la ubicación de los aparatos se decidió a partir de un mapeo eólico realizado en 2010 por el Ministerio de Planificación de la Nación junto al gobierno de Chubut, que identifica las regiones con mayor potencial de generación eléctrica a partir de la energía cinética de los vientos. Se trata de un sondeo preliminar pero, ya se sabe, toda la Patagonia goza de una posición de privilegio no sólo respecto del resto de la Argentina, sino a escala global. Sin embargo, el informe alienta expectativas respecto a que en otras regiones se pueda reemplazar parte de la generación eléctrica a base de combustibles fósiles –cada vez más escasos– por alguna de las fuentes renovables que, a la vez, generan menor contaminación ambiental. La Rioja, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa, por ejemplo, dieron pasos en ese sentido con sus parques de molinos eólicos. Y es el camino que comenzó a recorrer Santa Fe.

La semana última se presentó formalmente en la provincia la Secretaría de Estado de Energía, creada a fines del año pasado y a cargo del ingeniero Luis Krapf. Fue en esa jornada que el gobernador Antonio Bonfatti firmó un convenio con la ONG italiana Gruppo Di Volontariato Civile de Bologna, para la investigación y estudio de las potencialidades de energías alternativas en el distrito. Y Krapf trazó sus objetivos. “Ampliar la matriz energética de la provincia, para lo cual la Secretaría se divide en dos grandes grupos, uno de energías renovables, para desarrollarlas, algo que en nuestro país está en sus comienzos y tenemos distintas formas como biogás, eólica e hidráulica”, sintetizó el funcionario.

El interés por escudriñar la posibilidad de producir energía eólica surgió de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, pero ahora quedará en manos de la nueva cartera que encabeza Krapf. De todos modos, lo que arranca es el estudio para saber si es factible –física y económicamente– generar electricidad a partir de la energía del viento, una fuente variable e impredecible en muchos sentidos. La cautela se impone: según el mapa eólico nacional, Santa Fe no se encuentra en una de las regiones más favorecidas, al menos para plantear grandes parques eólicos (el mayor del país fuera de la Patagonia, con 12 molinos que se duplicarán este año, se encuentra en La Rioja).

Bertinat, director del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN y coordinador del Taller Ecologista, remite cualquier conclusión a la finalización del análisis de los datos que aporten los sensores instalados. Pero considera que hay chances de montar en la provincia molinos eólicos de media potencia. El año pasado, cuando se rubricó el convenio que ahora empieza a materializarse, había recordado que el mapeo nacional estimó “un potencial de generación eólica” varias veces superior al consumo promedio anual de energía eléctrica en la Argentina, “con lo que al país le sobraría capacidad eólica para abastecerse de electricidad”. Claro que éstas son estimaciones teóricas, y el paso a la práctica suele atenuar las expectativas.

El ingeniero Bertinat refuta las críticas que apuntan a los altos costos de la producción eólica de electricidad. “Se han ido abaratando con el tiempo”, dice el docente de la UTN. Y destaca la capacidad nacional para construir los grandes molinos que mueven a los generadores eléctricos.

Bertinat destaca, entre otros fabricantes, a Impsa Wind, del grupo Pescarmona, asentado en Mendoza. Allí se fabricaron los molinos para el Parque Eólico de La Rioja, que con 25 mil kilovatios es el mayor fuera de la Patagonia y el tercero en potencia detrás del de Puerto Madryn (220 mil kilovatios) y Rawson (80 mil), ambos en Chubut.

Pero además, Impsa exporta. Con la entrada en operaciones de su décimo parque eólico en Brasil, en el estado de Santa Catarina, la mendocina se convirtió en la mayor empresa del sector aerogenerador en Latinoamérica, por encima de gigantes como la danesa Vestas y las españolas Abengoa, Acciona e Iberdrola. Precisamente, uno de los cuestionamientos al proyecto del Parque Eólico Rawson fue que los molinos allí instalados proceden de Dinamarca. Hasta la propia Cristina Fernández reconoció en plena inauguración que estos equipos “podían haberse producido en el país”.

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