Protermosolar defiende el papel de la termosolar

Las centrales termosolares han sido la última tecnología que empezó a recibir ayudas, también es la que tiene tiempos de construcción más largos. Por ello, parece que fuera una burbuja por explotar y, por tanto, a la que convendría parar.

Las centrales termosolares no son ninguna burbuja ni esconden ninguna incertidumbre por las que pudiera temerse cualquier descontrol. Al contrario, están siguiendo una senda de entrada en operación de acuerdo con la planificación prevista como se puede ver en el siguiente gráfico

Se alcanzaron los objetivos previstos en el PER 2005-2010 y se están instalando las inscritas en el Registro de Preasignacion de Retribución al ritmo de la resolución de faseado (4 fases hasta 2013) y con el retraso acordado con el anterior Gobierno para contribuir a no incrementar el déficit tarifario. El resultado es que la termosolar va por debajo de la senda indicativa que España comunicó a Bruselas en el PANER 2010-2020.

En relación con las alarmistas estimaciones de costes realizadas sobre esta tecnología, las primas a la termosolar representarán en 2013 alrededor de 1200 millones de €, que es una cantidad similar a la que recibe la cogeneración e inferior a la fotovoltaica y la eólica. La contribución, por tanto, al coste de las primas del Régimen Especial de todas las centrales termosolares que entren en operación será del orden del 20%, que parece un resultado equitativo en relación a las otras tecnologías, habida cuenta de los valores complementarios que aportan las centrales termosolares en términos de contribución al PIB, empleo y competitividad internacional, además de su característica diferencial de gestionabilidad por su capacidad de almacenamiento e hibridación.

Ese 20 % de las primas al régimen especial que representarán las centrales termosolares se corresponderán con un 3% del coste del total del sistema eléctrico y la electricidad que estarán generando a partir de 2014 será también cercana a ese 3%.

Por ello, por más que las grandes compañías eléctricas sigan presentando a la termosolar como una cortina de humo y como el foco de sus críticas sobre el déficit, difícilmente podrán seguirlo sosteniendo y calificándola de burbuja con estos datos objetivos. Además perjudicarán las importantes expectativas que este sector representa para la economía española (PIB, empleo, liderazgo internacional, convergencia económica de CC.AA., …)

Otro mito que hay que desmontar es que las centrales termosolares son y seguirán siendo muy caras.

En primer lugar las primas a los proyectos actuales en España son consecuencia de una desastrosa regulación del gobierno anterior y corresponden a proyectos que tenían adquiridos los equipos, autorizaciones administrativas y licencia de obras en mayo de 2009. Es decir proyectos promovidos y diseñados en 2007 que están realizando inversiones de cerca de 15.000 millones de €, con todo lo que ello implica en la economía española, y cuyos inversores nacionales y extranjeros además de las instituciones financieras no pueden ver alteradas las condiciones de retribución y el gobierno no puede tomar medidas que pongan en duda la seguridad jurídica de las inversiones en nuestro país de las que un 33% del sector termosolar corresponde a inversores extranjeros.

Sin embargo, las centrales que se diseñasen ahora ex-novo, con nuevos conceptos, componentes, fluidos, etc., y se construyesen ya serían notablemente más baratas.

No hay que olvidar que la termosolar está no ha alcanzado todavía la posición “2 GW” a nivel internacional de su curva de aprendizaje mientras que la FV está en 70 GW y la eólica en 250 GW. ¿Se pueden imaginar los costes cuando la termosolar alcance esos volúmenes? ¿Cuánto costaban la eólica y la FV cuando tenían 2 GW instalados?

Hoy en día, en países como Estados Unidos, donde se están construyendo centrales de mayor tamaño que las españolas, en emplazamientos con 25% más de radiación directa y con ayudas a la inversión y a la financiación por parte de su Gobierno, ya se están firmando contratos de venta de electricidad a 20 años que encajarían con las cifras de paridad de red en nuestro país.

Si es verdad que las centrales termosolares ponen en situación más incómoda a las grandes eléctricas que las otras tecnologías renovables fluyentes, que siempre necesitarán térmicas de carbón o ciclos combinados de respaldo para seguir la demanda, pero nuestro Gobierno debe tener en cuenta, tal como apunta la Agencia Internacional de la Energía, que las centrales termosolares serán la base de la apuesta internacional hacia un sistema de generación eléctrica libre de emisiones, cuya exigencia notaremos cada año que pase con mayor urgencia.

Además el objetivo de reducir la dependencia energética del exterior, cuyo impacto de de precios incontrolados de combustibles dañaría gravemente nuestra economía, hace imprescindible que el Gobierno no renuncie a la apuesta de las renovables que, lejos de ser un problema en las circunstancias actuales, serían un elemento que contribuiría a sacarnos de la crisis económica.

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