Estudio del impacto macroeconómico del sector eólico en España en 2010

Estudio del impacto macroeconómico del sector eólico en España en 2010. Deloitte advierte del riesgo de “desmantelamiento” de la industria eólica sin una normativa que garantice  la rentabilidad de los proyectos eólicos. Alerta de que se han paralizado las inversiones a falta de marco regulatorio y de que la demanda ha caído hasta niveles “casi irrelevantes”. 

“Revertir la tendencia de crecimiento negativo supondrá no sólo la recuperación del sector, sino también un fuerte empuje para la economía española”, según la firma de consultoría. En los últimos cinco años, el ahorro en importaciones de combustibles fósiles y de emisiones de CO2 acumulado por la eólica supera en más de 2.000 millones de euros las primas percibidas por el sector.

Si 2009 fue un año complicado que supuso un punto de inflexión en el desarrollo del sector eólico en España, en 2010 se prolongó la tendencia de crecimiento negativo. “La inexistencia de unas reglas del juego a partir de 2013 está produciendo una reducción de actividad muy relevante en el sector que, de continuar en los próximos meses, podría suponer para España el desmantelamiento de un sector industrial muy potente y de gran relevancia internacional”. Ésta es una de las conclusiones del Estudio del impacto macroeconómico del sector eólico en España en 2010, elaborado por la firma de consultoría Deloitte y presentado hoy en Madrid. El informe, que fue concluido antes de que el Ministerio de Industria comenzase la tramitación del Real Decreto sobre retribución eólica que ha provocado el rechazo del sector, afirma que, en este contexto, “es necesario definir con urgencia un marco retributivo estable, previsible, que garantice una rentabilidad adecuada de las inversiones que realicen las empresas que apuestan por la energía eólica”. Precisamente, una de las principales quejas del sector sobre la norma propuesta por Industria es que no garantiza esta rentabilidad razonable que, además, es una exigencia de la Ley del Sector Eléctrico.

Debido a la incertidumbre regulatoria, “los promotores han paralizado el desarrollo de nuevas inversiones hasta que se establezca el nuevo modelo retributivo. Esto ha supuesto la caída de la demanda de equipos y componentes hasta niveles de demanda casi irrelevantes”, señala el estudio. Añade que “en este sentido, revertir la tendencia de crecimiento negativo supondrá no sólo la recuperación del sector eólico, sino también un fuerte empuje para la economía española en su conjunto”.

En 2010, la eólica aportó 2.984 millones de euros al PIB español, un 6,9% menos que en 2009. Según los datos aportados por Deloitte, el sector daba empleo (directa e indirectamente) a 30.747 personas a finales de 2010, lo que supone una reducción de casi 5.000 empleos respecto al año anterior. La Asociación Empresarial Eólica (AEE) ha advertido que, de salir adelante el Real Decreto eólico en los términos actuales, se destruirán más de 15.000 empleos hasta 2020 como consecuencia de la parálisis del sector. Por el contrario, si se cumplen los objetivos del Plan de Energías Renovables (PER) 2011-20, se llegaría hasta 51.000 puestos de trabajo a finales de la década, según los cálculos de AEE.

A pesar de las dificultades, en 2010 el sector eólico continuó ahorrándole dinero a la economía española, según el estudio. El ahorro logrado por la sustitución de importaciones de combustibles fósiles ascendió a 1.616 millones de euros. Asimismo, se ahorraron 329 millones de euros como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas. “El ahorro acumulado por estos dos conceptos durante el periodo 2005-2010 supera las primas recibidas por la eólica en más de 2.000 millones de euros”, señala Deloitte. Además, el sector exportó por valor de 1.105 millones de euros el pasado año, aportó 156 millones a la balanza fiscal e invirtió 145 millones en I+D+i.

Según el estudio, “podría resultar paradójico que, para cumplir los importantes objetivos de aumento de potencia de generación eólica previstos para esta década en España y en el resto de la Unión Europea, el sector eólico español hubiese perdido su posición de liderazgo internacional: se está perdiendo la oportunidad de consolidar un sector industrial de vanguardia, en el que las empresas españolas siempre han sido la referencia”.

Tras la presentación de las cifras de 2010, José Donoso, presidente de AEE, explicó las razones por las que el sector no está de acuerdo con la norma eólica propuesta por Industria. Señaló que hay dos motivos fundamentales: un modelo de primas variables que impide saber cuáles van a ser los ingresos de un parque de un año para otro, lo que impide su financiación y, por tanto, hacer nuevos proyectos. Y unas condiciones económicas que no garantizan la rentabilidad de los proyectos, y que suponen un recorte de facto del 40%. “En estas condiciones, nos enfrentamos a un apagón eólico”, indicó Donoso. Añadió que “el desarrollo de una fuente de energía como la eólica, endógena, limpia y competitiva, es fundamental para un país dependiente energéticamente como es España. Si ahora desmantelamos nuestra apuesta tecnológica, en el futuro nos veremos obligados a recurrir a tecnologías foráneas”.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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