Echa a andar la primera cooperativa de energías renovables, por Antonio Cerrillo

Som Energia, la primera cooperativa española de producción y consumo de energía verde, ha empezado hoy a comercializar la electricidad de origen renovable. La cooperativa celebró la entrada en el mercado español de electricidad con un encuentro en la playa de Mataró, en donde reunió a unos 150 socios. Los asistentes se echaron al mar para simbolizar que se “mojan” para cambiar el actual modelo energético.

Som Energia sólo comercializará electricidad de origen renovable, con garantía certificada por la Comisión Nacional de la Energía. “Compramos la energía en el mercado, y garantizamos que es de origen renovable”, señala a LaVanguardia.com Marc Roselló Casas, presidente de Som Energia. Roselló señala que el coste de la electricidad para los socios de la electricidad verde será similar a la tarifa regulada convencional, ya que “hemos hecho un gran esfuerzo para mantener una estructura de funcionamiento pequeña; y, además, lo relevante es que ofrecemos una electricidad con el valor añadido que signifca su origen de fuentes renovables”.

Som Energia nace también con la volunta de promover exclusivamente proyectos de electricidad limpia (con financiación de los socios) para venderla en el mercado mientras que, en paralelo, sus socios tendrán energía con la garantía de que procede de una fuente renovable. En España, ahora, la gran mayoría de grandes empresas comercializadoras y distribuidoras de electricidad no ofrecen a sus clientes la posibilidad de abastecerse con energía procedente de fuentes limpias. Éste es el primer intento relevante de los consumidores para cambiar la actual situación.

La cooperativa, Som Energia, formalizada el pasado mes de diciembre, está integrada ya por 865 socios de toda España, y su número va en aumento. La acogida ha sido espectacular. La idea de constituirla surgió de Gijsbert Huijink, un holandés afincado en Catalunya (profesor en aquel momento de la Universitat de Girona) que quería invertir en alguna cooperativa de energías renovables como las que conocía en su país. Empezó a preguntar e indagar, y vio que no había ninguna inciativa similar en España. Huijink es ahora vicepresidente de la cooperativa, y los socios que participan han hecho aportaciones de 100 euros al capital social.

Som Energia prevé impulsar proyectos en las diversas fuentes de producción limpia, por lo cual se desarrollarán planes en el campo solar (fotovoltaica y térmica), eólica, aprovechamiento de restos forestales (biomasa) y minihidráulica, entre otros. Los promotores quieren centrar su actividad en instalaciones de poco impacto ambiental y, por esa razón, el primer proyecto será la construcción de una cubierta fotovoltaica en una instalación industrial en Lleida, que permitiría producir electricidad para unas 40 familias. La planta (de una potencia de 100 kW) comportará una inversión de 260.000 euros, que esperan amortizar en nueve años y medio. También quieren promover un miniparque eólico con un solo aerogenerador (de una potencia de 2 MW), aunque aún no hay un municipio candidato.

Eduard Quintana, uno de sus promotores, destacó al dar a conocer la entidad, que la cooperativa nace del compromiso y la inquietud de sectores sociales que, “por razones éticas y de sostenibilidad”, desean consumir electricidad “pero evitando el uso del carbón y la quema de gas” para evitar el calentamiento y prevenir la generación de residuos en las nucleares. “La cooperativa nos permite un modelo más democrático, en el que los usuarios toman las decisiones”. Dado el esquema de funcionamiento del sistema eléctrico español, la energía que generen deberá ser vendida a la red (para su distribución), aunque en paralelo Som Energia ha contraído el compromiso de que los kilovatios hora consumidos por sus socios serán verdes.

Actualmente, todo productor de energía limpia, ya sea de una gran empresa eléctrica o de unos pequeños promotores particulares, se debe vender a la red, dado que el autoconsumo es ilegal (aunque el Gobierno había prometido vagamente autorizarlo en el futuro y dar la posibilidad de vender el excedente). Ante estas barreras, la intención de Som Energia es que “se genere tanta electricidad verde como la que consuman los socios”, afirma Quintana.

Por eso, en paralelo, la cooperativa, actuará directamente como empresa comercializadora de electricidad (algo que ya es posible) y será la que facturará el suministro en los hogares de los socios-clientes en sustitución de la compañía eléctrica tradicional. Así, ha empezado a adquirir la electricidad en el mercado (subasta en la Red Eléctrica) y puede obtener el certificado que garantiza que es de origen renovable, un sello que concede la Comisión Nacional de la Energía.

Quintana subrayó que se trata de una iniciativa sin ánimo de lucro y que a partir del próximo otoño los socios harán aportaciones a la bolsa única global o a proyectos concretos. Los promotores sostienen que sus planes son viables pese a los grandes recortes que ha impuesto el Gobierno a las primas (retribución) que perciben los productores del kilovatio verde. “Experiencias similares se han puesto en marcha con gran éxito en Bélgica, a través de Ecopower, o con Enercop en Francia, donde funcionan desde hace años”, dice Quintana.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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