Menos energía, más electricidad

Pero al analizar en detalle en el informe Energía 3.0 cuál sería la mejor solución en cada caso para lograr un sistema energético inteligente, eficiente y 100% renovable, descubrimos que en ese nuevo sistema lo mejor no siempre coincide con lo que hoy (en un sistema todavía dominado por el derroche y las energías sucias) parece lo bueno.

Y así nos encontramos con que, según el sistema eléctrico va aumentando la participación de energías renovables, deja de tener sentido quemar gas en una caldera para calefacción o incluso soluciones hoy tan eficientes como la cogeneración (producción simultánea de calor y electricidad), el calentamiento directo de agua con solar térmica o la calefacción con biomasa pierden protagonismo (aunque seguirán teniendo su papel durante la transición) en favor de soluciones más eficientes en un sistema donde toda la electricidad sea renovable.

Y es que el sistema energético de Energía 3.0 está integrado, lo que significa que todos los sectores que consumen energía (transporte, edificación, industria, etc.) interactúan, comparten recursos e intercambian energía e información. El mejor vector para esa integración es la electricidad, que tiene que ser de origen renovable, y que además es la herramienta que permite la participación de los consumidores mediante la gestión de la demanda.

Con la tendencia actual de incorporación de renovables, en un plazo de tiempo muy breve se podría disponer de sistemas eléctricos con coeficientes de emisiones muy bajos. Por ello la electrificación de los distintos sectores energéticos puede constituir la vía más rápida y eficiente para dar cumplimiento a los objetivos climáticos y orientar nuestro sistema hacia la sostenibilidad.

En definitiva, como no hay tiempo que perder para eliminar los combustibles fósiles y radiactivos de nuestra dieta energética, hay que seleccionar las opciones de menor coste, económico y ambiental, y que mayor flexibilidad permitan para interactuar entre ellas, para conformar el nuevo sistema basado en la inteligencia, en la eficiencia y en energías renovables al 100%. Afortunadamente existen muchas opciones, por eso podemos elegir las mejores.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad a los vehículos eléctricos, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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