Google invierte en energías renovables

Google era un buscador, de eso hace mucho tiempo. Ahora es muchas más cosas: un servicio de correo electrónico, mapas callejeros, un portal de videos, un navegador o un teléfono inteligente, pero también es una empresa con licencia para generar y distribuir energía.

La pregunta que surge es por qué invierte más de 680 millones de dólares en el sector de las energías renovables la mayor empresa de internet del mundo, con unas cifras de crecimiento que son la envidia de todo el mundo.

El discurso oficial de Google va en una línea cercana a lo que quieren oír los ecologistas: "Una contribución significativa al medio ambiente", según llegó a decir en su momento el presidente de la empresa, Eric Schmidt.

Pero hay expertos que señalan que, además, hay que hablar de otros factores, fundamentalmente del crecimiento de internet en "la nube". Google puede estar buscando independencia en energía, además de hacer negocio con ello.

En su constante búsqueda de ser autónomos, se hicieron a su propio navegador, su propio sistema operativo… es casi de lógico que también busquen sus propias fuentes de energía. Según Google, la inversión de sus diferentes divisiones en energías renovables asciende a 680 millones de dólares. La mayor, los 280 millones destinados a SolarCity, empresa dedicada a la instalación de paneles solares en hogares.

Además, anunció la inversión de 168 millones en uno de los mayores proyectos de producción de energía termosolar, en el desierto de Mojave (California). Pero también son altas las sumas invertidas en energía eólica. Google anunció una inversión de 55 millones en un parque eólico en California y otros 100 millones en otra de estas instalaciones eólicas en Oregón.

"Hemos apoyado empresas de energía limpia con tecnologías con potencial de crecimiento que podrían llegar a producir energía más barata que el carbón", señala la propia empresa. La empresa además obtuvo la autorización del regulador del mercado para convertirse en proveedor de energía.

"Sea por costos, sea porque buscan no depender de la energía que les suministran otros, lo innegable es que en el futuro va a ser un sector crucial y el interés que tiene Google. De ahí, sus fuertes inversiones", apunta Pelluz.

"La ‘nube’ crece en una era en que el cambio climático y las emisiones contaminantes son una preocupación general. Con el crecimiento de la ‘nube’, sin embargo, se multiplica la demanda de energía", señala un reciente informe de la organización ecologista Greenpeace.

Según un informe de las universidades estadounidenses Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT, en inglés) y el Carnegie Mellon, la factura energética de Google deben rondar los 38 millones de dólares.

Y eso porque el cálculo se basa en una estimación antigua de que tiene medio millón de servidores. "Google bien podría tener más de un millón, así que si la factura excediera de 80 millones de dólares no sería una sorpresa".

El analista argentino Andrés Snitcofsky considera que esa cifra, en cualquier caso "no es un monto importante". "Si vemos el informe  anual de resultados, en 2010 tuvieron así como 18.900 millones de gastos. Cualquier innovación en el área, seguramente no estará en el ahorro económico, sino que estará ligada a la responsabilidad ecológica, algo de lo que han dado muestras en el pasado", dijo Snitcofsky a BBC.

Ahora bien, como recuerda Pelluz, "no deja de ser un tema cada vez más importante". "Creo que su centro de datos de Oregón consume tanta energía como la ciudad británica de Newcastle". "Lo que no me gusta de la metáfora de la nube es que hacen pensar en algo muy distinto a los centros de datos, por lo general fríos y sumideros de energía", comenta Pelluz.

Y es precisamente la existencia de ese sumidero y la consciencia de que va a ser cada vez mayor, la razón última del giro de Google hacia la energía: según Greenpeace, con el ritmo de crecimiento en el que están, los centros de datos y las redes de telecomunicaciones, en 2020, conmsumirán más energía de lo que en la actualidad gastan Francia, Alemania, Canadá y Brasil, juntos.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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