Italia rechaza la energía nuclear y apuesta por las energías renovables

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sufrió un nuevo revés político en las urnas, donde los italianos votaron en referéndum contra la vuelta a la energía nuclear.

El primer varapalo para el político conservador llegó ya con los datos de participación en las consultas, celebradas entre ayer y hoy, que se situó en el 57 %, con lo que se superaba el quórum del 50 % establecido por la ley para que fueran vinculantes.

Desde las filas del Gobierno, con Berlusconi a la cabeza, se había promovido la abstención para evitar la validez de unos referendos en los que se decidía sobre dos temas primordiales para el Ejecutivo y sus problemas con la justicia, como la vuelta a la energía nuclear y la inmunidad ante los tribunales.

El segundo golpe fue la aplastante victoria del sí a la derogación de las leyes sometidas a consulta, ya que más del 95 por ciento de los votantes se expresaron afirmativamente, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior con más de la mitad de los votos escrutados.

Greenpeace considera que la victoria del No a la energía nuclear resultante del referéndum celebrado en Italia y la decisión del gobierno alemán de cerrar las centrales nucleares de forma definitiva es un indicador de que el Gobierno debe empezar a dar pasos concretos para abandonar la energía nuclear en España.

Según datos de la organización, sería viable cerrar progresivamente las ocho centrales nucleares españolas para el año 2018, empezando inmediatamente por las de Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia). Los ecologistas defienden que el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de mayo demuestra que la población española está mayoritariamente en contra de la energía nuclear.

España cuenta con ocho reactores nucleares: Santa María de Garoña (Burgos), Almaraz I y II (Cáceres), Ascó I y II (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Vandellós II (Tarragona) y Trillo (Guadalajara).

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.