Energía solar y eólica, alternativas al cambio climático

Fuentes de energía variable como la eólica y solar podrían proveer entre 19 y 63% de la electricidad requerida en muchos países, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Un informe de la IEA, "Harnessing Variable Renewables: a Guide to the Balancing Challenge", valora la situación de ocho países industrializados o zonas económicas. Concluye que la energía renovable variable (VRE, por sus siglas en inglés), como la energía eólica y solar, podría proveer 19% de la electricidad de Japón y 63% de la de Dinamarca.

La contribución factible de VRE para Canadá, México, la región nórdica, España y Portugal, Reino Unido e Irlanda y Estados Unidos oscila entre ambos porcentajes. "Los que afirman que la mayor participación de la oferta variable representa un insuperable reto adicional para la operación del sistema de electricidad podrían estar siendo demasiado obtusos", dice el informe.

"Incluso el límite inferior de la escala es alto", dice Hugo Chandler, un analista de la División de Energía Renovable del IEA y principal autor del informe. "Nuestros números son sorprendentemente altos porque sólo toman en cuenta las capacidades técnicas, y muestran que no hay respuesta única para la participación potencial de la VRE en la mezcla de electricidad", considera.

"Gran parte de la incertidumbre sobre el potencial de la VRE viene de un entendimiento limitado de la capacidad para equilibrar de los recursos flexibles existentes, de los que existen cuatro – plantas de electricidad convencionales, demanda, almacenamiento de energía y comercialización", dice. La IEA delinea un método de cuatro puntos para valorar cada uno de estos recursos.

Las redes congestionadas discutiblemente son el mayor impedimento para usar más ampliamente la VRE en muchas áreas.

"Este es un problema relativamente menor en la región nórdica, así que estos países podrían acercarse bastante a nuestras cifras", destaca Chandler. "Pero en México, los actuales cuellos de botella en la red impedirían una alta participación de la VRE", considera.

La rigidez de los mercados es otra barrera. Aún cuando el carbón, el gas y algunas plantas nucleares pueden operar flexiblemente para acomodar contribuciones variables de energía renovable, la estructura de los mercados de electricidad muchas veces las descartan.

Por ejemplo, sólo 4% de la electricidad del Reino Unido se comercializa en el mercado abierto. El resto se cubre con contratos de largo plazo. "Un modelo de mercado que provea incentivos para la flexibilidad es uno de los principales temas de investigación que necesitamos abordar ahora", subraya Chandler. "En algunas partes de Estados Unidos se paga cierto tipo de retención para que las plantas de electricidad aumenten la producción cuando se necesita, pero por sí solas no bastan para permitir gran participación de la VRE", precisa.

También se necesita trabajar más en el costo de reforzar las redes y la comercialización, en dar mayor flexibilidad a las plantas y el almacenamiento y en la creciente volatilidad del precio de la electricidad. "El consumo flexible de los usuarios finales también podría ser extremadamente importante, pero todavía no sabemos hasta qué grado", dice Chandler.

"Coincido en que se podría acomodar mayor cantidad de VRE con un uso más flexible de las plantas convencionales de electricidad, el manejo de la demanda, las economías de escala y el almacenamiento y comercialización distribuida de la energía", dice Philip Eames, director del Centro de Tecnología para Sistemas de Energía Renovables de la Universidad de Loughborough, Reino Unido. Pero también es esencial "mejorar las redes nacionales y tener más interconexiones directas de corriente de alto voltaje", considera.

El uso de VRE está creciendo rápidamente en algunos países. El viento es un factor sustancial en Dinamarca, donde aportó 24% de la energía de 2010, y en Portugal y España, donde representó 14%. El 9 de noviembre del año pasado, España brevemente alcanzó un clímax de 46,7 de su electricidad producida por la energía eólica. "Las autoridades de otros países muchas veces se muestran incrédulas cuando les comento estos porcentajes", agrega Chandler.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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