Brasil aprueba la construcción de la hidroeléctrica Belo Monte en la Amazonia

Brasil pretende construir 30 centrales hidroeléctricas en los próximos nueve años, de acuerdo al Plan de Expansión de Energía 2020 divulgado por el Ministerio de Minas y Energía. COIAB, una alianza que representa a muchas organizaciones indígenas de la Amazonia brasileña, ha dicho que “rechaza vehementemente y con profunda indignación la decisión de IBAMA”, y ha declarado que el Gobierno no acepta el diálogo con los pueblos indígenas y trata sus intereses con “un autoritarismo nunca antes visto en nuestra joven democracia… Lo que de verdad quiere con su modelo de desarrollo es destruir a las comunidades indígenas”.

Advierte de que “el movimiento indígena amazónico está preparado, nuestra fortaleza es el río Xingú”. La determinación del Gobierno de seguir adelante le pese a quien le pese va en contra de la legislación nacional e internacional. La fiscalía federal de Brasil presentó una demanda legal contra la presa y en mayo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió a las autoridades brasileñas que consultaran a todas las comunidades indígenas que se verán afectadas por la presa antes de comenzar la construcción, de acuerdo con la legislación brasileña e internacional.

La Comisión también instó a Brasil a adoptar “medidas exhaustivas” para proteger las vidas de los indígenas no contactados de la zona y para evitar que se propaguen enfermedades. La Asociación Antropológica de Brasil ha expresado su consternación en un comunicado en el que asegura que la licencia recoge 75 condiciones, pero “no hay en ella mención de las poblaciones indígenas ni proyectos medioambientales dirigidos a dichas poblaciones”.

El Movimento Xingu Vivo para Sempre, una gran alianza de movimientos sociales y medioambientales en la región del río Xingú, ha declarado en un comunicado: “No cederemos ni un centímetro. Con cada error, con cada mentira, crecen nuestra indignación y nuestra fuerza para luchar”.

De construirse, Belo Monte sería la tercera presa más grande del mundo, y destruiría más de 1.500 kilómetros cuadrados de tierra, además de reducir la pesca y el agua dulce de las que depende la supervivencia de varios pueblos indígenas de la zona.

El plan fue dado a conocer luego de que el ente ambiental Ibama dio luz verde el miércoles para la construcción de la usina Belo Monte, en el Rio Xingú, en el estado amazónico de Pará, rechazada por asociaciones indígenas y ambientalistas.

Belo Monte entrará en funcionamiento en 2015 y será la tercera del mundo en tamaño, detrás de la china Tres Gargantas y de la brasileña paraguaya de Itaipú.

El plan para la construcción de 30 centrales hidroeléctricas ya está en marcha: seis fueron autorizadas y deben entrar en operación a partir de 2018 y las restantes 24 dependen de autorización.

El texto del Ministerio de Minas y Energía, que estima que la necesidad de energía crecerá 4,6% por año, será sometido a consulta pública el 1 de julio. El coste estimado de estas 30 hidroeléctricas es de 120.000 millones de dólares.

El plan incluye también centrales eólicas y de biomasa, además de la expansión de la demanda total de etanol, el alcohol combustible que mueve al 90% de la flota actual automotriz brasileña.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.