Islandia promueve las energías renovables

La empresa estatal islandesa Landsvirkjun anunció que duplicará su capacidad generadora de energía en los próximos 15 años, combinando principalmente centrales hidroeléctricas y geotérmicas, pero con la posibilidad de usar también la energía eólica y mareomotriz.

Algunas de estas plantas se anunciaron antes pero no avanzaron debido a la oposición que encontraron y que en algunos casos causó complicaciones en la planificación. Éste fue el caso de las tres centrales en el bajo río Thjorsa –Hvammur, Holt y Urridafoss–, diseñadas entre 1998 y 2000.

En el sudoriental distrito islandés de Skafta hay varias plantas hidroeléctricas en consideración. La construcción de una de ellas, la de Holmsar, podría estar a cargo de Landsvirkjun. Pero también existe oposición en estos casos.

Ólafía Jakobsdóttir integra la organización ambientalista Eldvatn, que opera en el área donde ella vive. Ante la pregunta de por qué se oponen a la planta, contestó: “El distrito de Skafta es un lugar tranquilo porque no hay centrales eléctricas en la región. La de Holmsar perjudicará la reputación del área. Una reserva, líneas de transmisión, carreteras, canales y otras obras de infraestructura que serán parte de ese proyecto pueden tener un efecto extremadamente negativo sobre el turismo y la agricultura, que son las principales industrias en el distrito de Skafta”.

“Simplemente porque investiguemos la factibilidad de construir una planta eso no significa que terminemos construyéndola”, dijo Ragna Sara Jonsdottir, directora de comunicaciones corporativas de Landsvirkjun.

“Apenas una pequeña proporción de las plantas investigadas se convertirán en realidad. La decisión final depende de qué diga sobre el asunto el plan maestro islandés para los recursos energéticos hidroeléctricos y geotérmicos”, declaró a IPS.

Este plan se aguarda desde hace varios años, y se prevé que verá la luz este verano boreal. Aunque la electricidad de Islandia procede de fuentes renovables, “Landsvirkjun acepta que las nuevas centrales eléctricas pueden ser controvertidas”, dijo Ragna Arnadottir, vicepresidenta de la empresa.

“También queremos garantizar precios más elevados para la energía que producimos”, añadió.

Islandia siempre se consideró un lugar barato para las empresas de aluminio, dado que el precio que pagaban por la electricidad estaba vinculado al precio del aluminio en el mercado mundial. Éste ya no es el caso. Ahora estas empresas tienen que negociar los precios de su electricidad con Landsvirkjun.

Alrededor de 80 por ciento de la energía producida por Landsvirkjun se destina a la industria pesada, que incluye plantas de aluminio. Entre sus 15 plantas está la controvertida represa de Kárahnjúkar, donde hace pocos años hubo muchas protestas.

Ahora la obra se conoce como central eléctrica de Fljótsdalur y se usa únicamente para alimentar la fundición de aluminio de Alcoa, en el oriente del país. Ésta fue la última planta que construyó Landsvirkjun.

La próxima central en ciernes es geotérmica y se ubica en el nororiente de Islandia. Sin embargo, ha ocurrido muy poco en términos de construcción de nuevas plantas eléctricas desde la crisis financiera de octubre de 2008.

“El financiamiento fue difícil debido a la crisis bancaria, pero el acceso de la empresa al financiamiento ha mejorado gradualmente”, dijo Jonsdottir.

Hasta cierto punto, el financiamiento en el país se ha visto afectado por la disputa de Icesave, en la que Islandia se resiste a devolver pagos a ahorristas británicos y holandeses que tenían cuentas con altos intereses en bancos islandeses y que perdieron su dinero cuando estos colapsaron.

“La discusión sobre Icesave y la incertidumbre vinculada a esto sin dudas tuvieron un efecto sobre el acceso de Landsvirkjun a financiamiento, aunque no a un grado tal que haya frenado el flujo de dinero hacia la compañía”, dijo Jonsdottir.

Finalmente, fueron el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Nórdico de Inversiones los que aportaron el financiamiento, junto con fuentes islandesas, para la central hidroeléctrica de Budarhals, cuya construcción empezó en noviembre de 2010. Se espera que comience a operar a inicios de 2014.

La planta de Budarhals alimentará la red eléctrica nacional, aunque se supone que también brindará suministros para aumentar la capacidad de la fundición de aluminio de Straumsvik, administrada por Rio Tinto Alcan en el límite de Reykjavik.

Aunque la central de Budarhals no se verá afectada, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s acaba de bajar la calificación corporativa a largo plazo de Landsvirkjun, luego de haberla reducido para toda Islandia.

Pero a Landsvirkjun no le preocupa. “Esperamos que esta calificación sea temporaria, dado que las perspectivas a largo plazo de Landsvirkjun y de Islandia son buenas. En general podemos decir que esto encarecerá el financiamiento extranjero de nuevos proyectos”, dijo Jonsdottir.

La energía eólica todavía no ha sido explotada comercialmente en Islandia, pero Landsvirkjun se encuentra participando en el proyecto nórdico de investigación Icewind, que estudia entre otros asuntos cómo funciona la energía eólica en climas fríos, la generación eólica en el mar y el desarrollo de parques eólicos en Islandia.

Además, en el sur del país se construyó un mástil experimental de 50 metros de altura para medir el viento. Allí se realizan varias mediciones. Sin embargo, todavía no es seguro que en los próximos 15 años las turbinas eólicas puedan convertirse en parte de la cartera energética de Landsvirkjun.

“Dependerá de cómo resulten estas medidas, pero soy optimista”, dijo Úlfar Linnet, director de investigaciones en la empresa.

Se considera que la energía eólica se combina bien con la hidroeléctrica, dado que se equilibran entre sí en los momentos de máxima demanda. Mientras se produce energía eólica, se necesita menos hidroeléctrica, y las reservas pueden usarse de modo más eficiente.

“La energía mareomotriz puede ser una posibilidad en un plazo de entre cinco y 10 años”, afirmó Ingólfur Örn Thorbjornsson, del Centro de Innovación de Islandia.

Mientras, se realizan investigaciones en la región de los Fiordos Occidentales y se desarrolla un prototipo con apoyo del Centro. Landsvirkjun provee de 74 por ciento de la electricidad de Islandia.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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