Renault se desdice sobre el caso de espionaje a sus coches eléctricos

El fiscal de París Jean-Claude Marin señaló  que la investigación judicial que se abrió en enero por un posible espionaje a Renault se orienta a "una posible estafa", tras el encarcelamiento anoche de Dominique Gevrey, uno de los responsables de seguridad del fabricante automovilístico.

El supuesto espionaje se centraría en vehículos eléctricos, de los que Renault tiene previsto comenzar este año a fabricar en Valladolid su modelo de coche eléctrico Twizy. "Nos orientamos a una posible estafa de información", declaró Marin, que puso el acento en que las primeras acusaciones por espionaje, que se sustentaban en lo que había revelado Gevrey, "se ha revelado falsas o inexactas".

El fiscal recordó que Renault ha pagado 310.000 euros, supuestamente para pagar las fuentes a las que este responsable de seguridad dijo haber recurrido, pero de cuya existencia la justicia no tiene pruebas, y para las que Gevrey había solicitado a la compañía automovilística cantidades suplementarias todavía más importantes.

"No tenemos ninguna información sobre la identidad de esas fuentes", dijo antes de confirmar que se está tratando de seguir la traza del dinero abonado por Renault, y que por ahora se han encontrado pistas en España y en Dubai. Dos de los tres directivos despedidos por Renault el pasado 3 de enero, tras afirmar que había sido objeto de una operación por ellos, presentaron denuncias por calumnias que ahora van a añadirse a la investigación abierta ayer con la imputación de Gevrey.

El giro radical que está tomando este sumario deja en muy mala posición a Renault, que ayer convocó un consejo de administración extraordinario, al término del cual dará precisiones sobre su posición. En espera de los resultados de ese consejo de administración, Renault "agradece" en un comunicado a la Fiscalía y a los policías de los servicios secretos que han llevado a cabo la investigación "en colaboración con la empresa", al tiempo que "renueva su entera confianza en la justicia" para aclarar el caso.

Pero sobre todo el grupo automovilístico indicó que su presidente, Carlos Ghosn, y su director general, Patrick Pélata, van a recibir personalmente a los tres exdirectivos despedidos en enero acusados por las sospechas de espionaje que ahora se han venido abajo.

Ghosn y Pélata, que son objeto de rumores de dimisión desde el pasado fin de semana, se comprometieron en el comunicado a una "reparación" de esos tres ejecutivos y "que se restablezca su honor a los ojos de todos, teniendo en cuenta el grave perjuicio humano que han sufrido ellos y sus familias".

El origen de todo este escándalo fueron una serie de cartas anónimas en agosto de 2010 a directivos de Renault que advertían de una operación de espionaje de dos de esos ejecutivos despedidos en enero, Matthieu Tenenbaum y Michel Balthazar, que ocupaban puestos estratégicos en el desarrollo de vehículos eléctricos para la marca del rombo.

La empresa abrió entonces una investigación interna con la que, a partir de supuestas fuentes exteriores con las que estaba en contacto Gevrey -un antiguo militar que trabajó en los servicios secretos franceses- se confirmó que Tenenbaum, Balthazar y un tercer directivo, Bertrand Rochette, habían cobrado dinero de una empresa china en cuentas bancarias en Liechtenstein y Suiza.

Marin contó que las autoridades de esos dos países les han indicado que las cuentas aludidas no han existido e insistió en las "incoherencias" de Gevrey, detenido el viernes en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle cuando pretendía viajar a Guinea Conakry, según su testimonio a pasar unos días de vacaciones.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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