Los conflictos territoriales del sistema eléctrico en Cataluña

Esta es la tesis principal de la conferencia pronunciada por el geógrafo y profesor de geografía de la Universidad Rovira i Virgili (URV), Sergi Saladié, organizada por la Sociedad Catalana de Geografía del Instituto de Estudios Catalanes. Con el título Los conflictos territoriales del sistema eléctrico en Cataluña, el discurso de Saladié ha profundizado en las razones históricas que nos han llevado al esquema actual, sus características, y la necesidad de un cambio de modelo que, de momento, no está en la agenda política.

Saladié ha descrito el sistema eléctrico actual como ineficiente, excedentario, inseguro y generador de desequilibrio territorial. En cuanto a la ineficiencia, recordó que, del calor que se utiliza para generar electricidad, sólo se aprovecha un 35% y el resto se pierde. A estas pérdidas hay que añadir las que se producen en el transporte y en los puntos de intercambio entre diferentes niveles de tensión, que representarían un 12% más. "De cada 100 unidades de recurso para hacer electricidad al ciudadano sólo le llegan 30 unidades de energía", apuntó.

Por otra parte Saladié ha hablado de "sistema con una gran sobrecapacidad". Hay unos 97.000 MW instalados pero la demanda histórica hasta ahora ha llegado a un máximo de 44.800 MW (esto pasó un día de diciembre del año 2007). El profesor de la URV también ha explicado que el sistema "socializa los costes y privatiza los beneficios" en referencia a que los costes de las nucleares (desmantelamientos y gestión de residuos) y el saneamiento de unas compañías eléctricas deficitarias se han derivado al contribuyente. Entre 1998 y 2008, el estado ha transferido a estas empresas unos 10.000 millones de euros para que se adaptaran al mercado, la liberalización del cual, en cuanto a la generación, comenzó en 1998.

A pesar de los cambios de los últimos años, ni la gran capacidad del sistema ni de la liberalización han mejorado la fiabilidad del servicio. Según Saladié "lo demuestran las grandes apagones de Barcelona y Girona que revelaron una falta de inversión en mantenimiento".

Estas desigualdades presentan varios aspectos. En primer lugar una marcada diferencia entre los lugares donde se hace la generación (principalmente las comarcas de Tarragona) y donde tiene lugar el gran consumo (la región metropolitana y sus ramificaciones) Esto repercute negativamente en el problema del transporte de la electricidad citado anteriormente. Pero hay aún otro factor. Después de recoger datos sobre el impacto económico que supone para un lugar determinado recibir una infraestructura de producción eléctrica, Saladié ha llegado a la conclusión de que no tiene un efecto positivo sobre la economía local. Este patrón sería válido tanto si se tienen en cuenta las centrales nucleares como los parques eólicos. Y como ejemplo citó la paradoja de que la Ribera de Ebro -donde está Ascó- tenga el PIB per cápita más alto de Cataluña, pero al mismo tiempo también el porcentaje de pobreza más elevado, aparte de que la actividad económica decrece y se constata una pérdida de población en muchos municipios.

El profesor Saladié se preguntó si el Plan de Energía de Cataluña 2006-2015 podía cambiar las ineficiencias del sistema eléctrico. En este sentido ha reconocido el intento de reorientación y mejora que supone el Plan, pero respondió que no "porque las decisiones se toman a nivel de las grandes empresas que orientan la política". Saladié dijo que la ineficiencia no sólo persiste sino que va en aumento: "tenemos que gastar cada vez más energía por cada unidad de PIB". Añadió que la tendencia a concentrar las infraestructuras de producción en determinadas zonas del país tampoco ha variado.

El profesor de la URV ha mencionado además el caso de la energía eólica. Pidió en este ámbito un replanteamiento en la forma de hacer los estudios ya que "no es válida la fórmula de poner aerogeneradores sólo donde hace mucho viento". En este sentido, explicó que hay que afinar en los parámetros y que a partir de vientos superiores a 25 m/s los aerogeneradores deben parar y que "a menudo el tipo de viento demasiado fuerte e inconstante de estos lugares hace que el rendimiento energético sea mucho más bajo de lo esperado ". Esta reconsideración podría alterar la visión sobre cuáles son los lugares idóneos para este tipo de instalaciones y muy probablemente llevaría a un reparto territorial más equitativo.

Sergi Saladié ha dibujado los rasgos principales de lo que, en su opinión, sería un sistema eléctrico más equilibrado y que resolvería en parte los problemas planteados por el actual. En este sistema ideal debería disminuir la presencia de agentes externos al territorio y debería incrementarse el papel de las autoridades locales con mecanismos de concertación con los agentes territoriales. De esta manera -según Saladié- se minimizarían los conflictos abiertos en varios lugares del país. El esquema actual es herencia de una evolución histórica en la que las grandes compañías han ido adquiriendo las pequeñas, rompiendo un sistema de producción inicialmente descentralizado.

Para terminar su exposición, Saladié ha hecho referencia a dos ejemplos que, según él, "hacen menos utópica su visión del cambio". Ambos de Dinamarca. Uno de ellos es el hecho de que actualmente una buena parte de la calefacción del país (un 60%) venga de sistemas comunitarios locales. El otro es el caso de la Isla de Samso que ha conseguido la autosuficiencia energética.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

Albert Punsola, www.sostenible.cat/sostenible/web/noticies/sos_noticies_web.php