Eólica en Cantabria: El Inmovilismo Insostenible

Desde que la nueva Junta Rectora que presido emprendió la labor de representar al numeroso colectivo de ingenieros de caminos de Cantabria, asumimos el compromiso de involucrarnos, con total independencia, en los debates socio-económicos que consideramos de interés para el desarrollo futuro de nuestra región, aportando nuestro conocimiento técnico y asumiendo que nuestras opiniones nunca podrán ser del agrado de todos.

Por lo anteriormente expuesto, no podemos dejar de entrar a valorar la estrategia energética de Cantabria, desde nuestra perspectiva profesional de técnicos expertos en ordenación del territorio y, en concreto, el concurso eólico recientemente adjudicado por el Gobierno regional.

Entendemos que es un acierto apostar decididamente por un nuevo modelo energético y orientar la economía al sector de las energías renovables, que está llamado a ser, según la Comisión Europea, uno de los principales motores de creación de empleo en los próximos años.

Es cierto que la comunicación y explicación del concurso eólico a la opinión pública no ha sido muy efectiva, pero esto no puede empañar la bondad del objetivo final: Crear empleo de calidad y fomentar la I+D en sectores estratégicos y de futuro. Pero queremos, desde el Colegio, incidir en varias cuestiones fundamentales:

-Se debe exigir a los adjudicatarios del concurso eólico que reiteren su compromiso de respeto al medio ambiente y a los valores paisajísticos cuando acometan las obras de emplazamiento definitivo de los aerogeneradores.

-Se debe cumplir rigurosamente con el compromiso en cuanto a cuantía de inversiones, generación de empleo y plazos previstos expuestos en los proyectos industriales que fueron básicos para la adjudicación de las diferentes zonas eólicas.

-Se debe mantener el compromiso que adquirieron nuestros gobernantes desde los principios del concurso eólico, por el cual, las empresas de Cantabria estaban llamadas a intervenir, de forma prioritaria ante empresas foráneas, en las distintas etapas del diseño y ejecución de los parques eólicos de los diferentes adjudicatarios.

El caso particular del aerogenerador experimental de la empresa danesa Vestas, finalmente ya instalado en el Monte Cotío, es un ejemplo de cómo un asunto puede ser distorsionado sin criterios lógicos. Que la mayor empresa de aerogeneradores del mundo escoja Cantabria, una región sin tradición en el sector eólico, para instalar su prototipo y un centro de investigación, con una inversión millonaria, es una excelente noticia para nuestra Comunidad Autónoma, especialmente en un momento de crisis económica.

Desde el Colegio de Caminos siempre hemos defendido el concepto de ‘Desarrollo Sostenible’, entendiendo éste como la consecución del progreso sin menoscabo grave de la conservación de nuestro patrimonio y nuestros recursos.

Sin embargo hay sectores, creemos que minoritarios, cuya posición ante proyectos de cierta relevancia es siempre contraria, sin valorar los efectos positivos que pudiera tener y sin plantear alternativas que lo pudieran mejorar.

Este posicionamiento, que podríamos denominar ‘Inmovilismo Insostenible’ es algo negativo que siempre acaba situando a Cantabria en desventaja con sus comunidades vecinas. No se puede ceder permanentemente a grupos de presión que entendemos que no representan el sentir de la mayoría de los ciudadanos.

Volviendo al aerogenerador de Vestas, la empresa ha solicitado los permisos correspondientes y la Consejería de Cultura del Gobierno regional, cuyos técnicos son perfectos conocedores del patrimonio arqueológico de la zona, han emitido unos informes en base a los que finalmente se ha autorizado la ejecución de la obra en las condiciones adecuadas para garantizar la mínima afección al patrimonio arqueológico, estableciendo unas medidas de seguimiento y control.

Nos consta que los técnicos de Cultura son escrupulosos en su labor y no habrían informado positivamente si tuvieran la menor duda de que pudiera producirse una grave afección. No obstante, nadie está exento de errores y si realmente durante la ejecución de la obra se hubieran producido daños, deberían iniciarse los procedimientos sancionadores pertinentes, ya que los bienes de interés cultural gozan de una completa protección legal.

La postura de quienes defienden la estricta conservación de nuestro patrimonio cultural, natural o paisajístico es absolutamente respetable en una democracia. Ciertamente, los beneficios ambientales y económicos que puede traer el desarrollo eólico no justifican que se cometa ninguna atrocidad.

Pero para lograr el tan deseado desarrollo sostenible de nuestra región es necesario alcanzar un equilibrio entre desarrollo y conservación, lo cual no es obstáculo para que apostemos decididamente por nuevos proyectos y nuevas tecnologías, en un escenario en que todos los actores implicados tengan cabida y actúen con responsabilidad y profesionalidad, analizando las ventajas e inconvenientes de manera objetiva y ponderada antes de tomar las grandes decisiones estratégicas que determinarán nuestro futuro.

Para todo esto entendemos fundamental una óptima política de ordenación del territorio y reiteramos nuestro compromiso de colaboración institucional.

ENRIQUE CONDE TOLOSA, DECANO DEL COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS DE CANTABRIA, www.ciccp.es/default.asp