Torre convectiva experimental para generación de energía

A primera vista, parece una versión a escala de una chimenea como las de las centrales nucleares, y a quien no conoce sus fundamentos técnicos podría parecerle algo esotérico. Lejos de eso, el proyecto “Torre convectiva experimental para generación de energía” -también conocida como Taa Wayra, o “cuatro vientos” en quechua- es una de las iniciativas que el equipo de energías renovables del INTI está evaluando para el próximo Encuentro de Primavera, una reunión anual que se realiza en la sede central del Instituto en San Martín (Buenos Aires) para alentar la creatividad tecnológica.

El concepto de la torre convectiva viene de un diseño español de 1903, luego modificado en Alemania hacia 1978 y que, con varios cambios, fue a su vez formulado en 2002 por un grupo de arquitectos e ingenieros cordobeses.

Pero fue recién a principios de 2010 cuando el grupo le propuso al INTI en Córdoba construir, instalar en su predio y probar durante al menos tres meses un prototipo, que si todo sale bien tendría unos dos metros de alto y capacidad para producir 5 kW de energía eléctrica limpia.

Mientras se sigue buscando financiación para concretar el dispositivo, quienes vendrían a Buenos Aires a hablar sobre el proyecto son tres integrantes de la recientemente creada área INTI Aeronáutico y Espacial, que lidera el doctor Raúl Mingo.

Entre sus miembros está el ingeniero Ernesto D. Aguirre, que adelanta para E-Renova algunos detalles del proyecto: “El principio de esta torre es parecido al modelo alemán –explica- pero aquí lo determinante es el viento que circula alrededor de la torre y la diferencia de altura y presión que existe entre su base y la salida de la chimenea. Esa diferencia produce un efecto de aspiración natural, que hace mover el pequeño aerogenerador de eje vertical que está dentro del dispositivo”.

Buena simulación

Aguirre sigue diciendo que si al recorrido del aire por la torre “se le suma la posibilidad de variar la posición de una segunda campana interna que tiene en la base, a través de una ecuación que nosotros conocemos, se puede sacarle el máximo provecho energético a esa corriente de aire, que puede alcanzar entre 30 y 40 metros por segundo”. Además, agrega, el calor del sol podría agregarle a la torre “de un 10 a un 20 por ciento de energía”.

Siempre con la idea de transferir tecnología para generar energía en las mismas comunidades que la necesitan, el integrante de INTI Aeronáutico y Espacial explica que un modelo similar al del prototipo podría cubrir las necesidades eléctricas de un grupo de cuatro casas, incluyendo iluminación, heladera y televisor.

Cuando se le pregunta por los potenciales problemas que podría tener el dispositivo, Aguirre se juega por “el montaje, como mucho”. Y explica que, “de acuerdo a todas las simulaciones en computadora, creemos que va a entregar la energía que esperamos”. El ingeniero del INTI cuenta que cuando se estaban por realizar esas pruebas -a cargo del doctor Carlos Sacco, una autoridad en mecánica computacional del Instituto Universitario Aeronáutico (organismo de la Fuerza Aérea Argentina con base en Córdoba)- hubo entre los especialistas un debate sobre si la torre convectiva realmente tenía chances de funcionar correctamente. Luego de simular su funcionamiento en un programa que el mismo Sacco creó, se vio que tiene posibilidades reales. “Es que es algo fuera de lo convencional”, reconoce Aguirre, que detalla que, según los datos de la simulación, el equipo tendría mejor rendimiento eléctrico de día y en verano, y menor producción en invierno y de noche.

Además, explica que ya funcionó en España -entre 1982 y 1989-, un prototipo de torre similar, hasta que una tormenta la derribó. Más allá de tener algunas características parecidas a la Taa Wayra, era muchísimo más alta (195 metros). “Acá se busca una alternativa práctica, eficiente y con el menor costo posible, para que un taller chico pueda armar estas torres”, agrega el especialista del INTI, y explica que si bien está previsto que fabricar el prototipo cueste unos 80 mil pesos, vaticina que fabricarlo en serie podría implicar sólo un tercio de esa suma.

Por ahora, el ingeniero Aguirre sigue preparando la charla sobre la “torre de viento” para presentar en Buenos Aires. Y piensa en cómo se comportará el prototipo de un vez que se pueda construir.

www.inti.gob.ar/e-renova/erTO/er31.php