El Ministerio simplificará los trámites para las energías renovables en las viviendas por Antonio Cerrillo

El impulso de la energía solar fotovoltaica se mueve entre luces y sombras. Ahora, el Ministerio de Industria prepara una normativa para simplificar los trámites administrativos y facilitar la conexión a la red de las pequeñas instalaciones de producción de energía eléctrica renovable.

De hecho, instalar un tejado fotovoltaico doméstico es un suplicio para los promotores particulares, pues el laberinto burocrático es tal que muchos desisten de ello ante tantas dificultades. El real decreto que prepara Industria acortará los plazos para que las compañías eléctricas autoricen la conexión. La simplificación debe allanar también el camino a las pequeñas plantas fotovoltaicas, la microcogeneración o la mini eólico y los pequeños aerogeneradores eólicos.

Las barreras administrativas han sido uno de los grandes impedimentos. Lograr que la compañía eléctrica conceda un punto de conexión es una heroicidad. Los tiempos de espera se alargan sin justificación.

La ley obliga a las compañías eléctricas a comprar la electricidad limpia que generen los productores de energías renovables (por ejemplo, el propietario de un tejado fotovoltaico) y a facilitar la conexión. Pero las trabas frustran muchos proyectos. Con la nueva normativa en preparación, las eléctricas deberán aceptar las instalaciones en 10 días y asegurar la conexión en 45 días.

Para las instalaciones más pequeñas (de menos de 10 kW) bastará un mero sistema de notificación y aviso; y, también, se eliminará otro lastre, el requisito de la autorización administrativa (para las de menos de 100 kW), según destaca David Pérez, de la consultora Eclareon. "El objetivo del real decreto es simplificar los trámites; veremos si lo consigue", dice David Pérez.

No obstante, el camino para las instalaciones de energía renovable en casa no está despejado. Los proyectos continuarán requiriendo licencia de obras, y los promotores deben gestionar la venta de la electricidad a la compañía eléctrica (lo que supone facturar el IVA o darse de alta como actividad económica). Todo eso hace que todavía los pequeños promotores sean verdaderos héroes.

Mientras tanto, la nueva normativa abre también la puerta al autoconsumo, es decir, a la posibilidad de que en el futuro los pequeños productores puedan consumir la electricidad limpia que generen y puedan vender el excedente a la red. Ahora –¡qué gran paradoja!–, los productores domésticos no pueden consumir in situ la energía limpia.

El sistema está pensado para que el dueño del tejado solar venda la energía a la red (con una remuneración extra en forma de prima, fijada en la tarifa, en compensación por generar electricidad limpia), mientras que tiene que comprar a la red la electricidad convencional que va a consumir.

La nueva normativa "es un paso hacia delante para el autoconsumo, pero se requieren nuevas iniciativas normativas y legislativas", admite Jaume Margarit, director de Energías Renovables del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía.

Sin embargo, la idea de seguir vendiendo la electricidad es rechazada de plano por la Fundación Terra. "Aunque se simplifiquen los trámites, el error es mantener la idea de convertir al usuario doméstico en productor de energía, con todo lo que eso acarrea. La ciudadanía no puede ser tratada como un productor", dice Jordi Miralles. La fundación Terra propone algo parecido a la tarifa social para que la producción fotovoltaica se descuente de la factura de la luz a final de mes.

En cambio, los fabricantes de placas fotovoltaicas (la Asociación de la Industria Fotovoltaica, Asif) reclaman que se facilite el autoconsumo y proponen que se pueda vender la energía fotovoltaica excedentaria. Abogan por un mantenimiento (aunque a la baja) de las actuales primas, que irán menguando, según ha anunciado el Gobierno.

De hecho, las primas que recibe la producción renovable han sido acusadas por algunas eléctricas (térmicas de carbón o gas) de agravar el déficit tarifario, y el Gobierno ha echado el freno poniendo unos cupos máximos anuales para nuevas instalaciones.

Sin embargo, pese a este contexto tan hostil, Asif pide poder fomentar el autoconsumo con el argumento de que los costes de producción eléctrica con placas fotovoltaicas están bajando (se han reducido un 50% los dos últimos años), de manera que quien instale un tejado solar pronto estará en condiciones de poder obtener electricidad a un precio más barato que si la compra a la red, dice Tomás Díaz, directivo de Asif. Concretamente, "en España, hacia el 2015 la producción de un kilovatio hora fotovoltaico será más barata que lo que cueste un kilovatio de la compañía eléctrica", dice Díaz.

La anunciada simplificación administrativa es acogida con recelo por Javier García Breva, de la Asociación de Productores de Energías Renovables-APPA. "La promesa de simplificación es muy repetida. Ya llevamos tres años de promesas. El Gobierno habla de simplificación administrativa y de facilitar la generación distribuida, pero el actual sistema de cupos comporta una barrera administrativa que desanima a los pequeños productores de energías renovables".

El kilovatio ‘solar’ supone menor consumo para las eléctricas

Facilitar el autoconsumo fotovoltaico no será fácil. "Cada kilovatio hora de energía limpia generada y consumida es un kilovatio que se deja de comprar a la compañía eléctrica", recuerda Tomás Díaz, de Asif, convencido de que las eléctricas pueden reconvertirse o ampliar su actividad como compañías de servicios energéticos.

El autoconsumo estimula el ahorro de energía, pues los pequeños productores estarán interesados en consumir menos para poder vender más electricidad limpia. De hecho, el mundo de la energía solar permite que los consumidores dejen de ser testigos pasivos para desempeñar un papel más activo para convertirse en ahorradores y productores, argumenta Díaz, directivo de Asif.

Muchos países ya cuentan con sistema de autoconsumo. En algunos estados de Estados Unidos, la electricidad excedentaria vendida a la red no recibe remuneración, pero cada kilovatio verde que se inyecta a la red (y que deja de consumirse) da derecho a poder consumir un kilovatio gratis. En otros estados, rige la fórmula "úsala o piérdela": no se paga el kilovatio excedentario, y la electricidad verde producida y no consumida se desaprovecha, con lo que el gran problema es que, al no obtener un incentivo económico, los promotores no saben cuándo van a poder amortizar la inversión (lo cual desmotiva estos proyectos).

En Alemania, se dan unas primas especiales para el autoconsumo, lo que hace que se consuma más electricidad verde de la que proporciona la red convencional. Y en Italia, hay un doble incentivo. Por un lado, se permite vender la electricidad verde a la red con una retribución, y luego ese energía limpia inyectada a la red se contabiliza como un ahorro en la tarifa convencional, con lo cual se da una ayuda doble.

Claves económicas

LAS AYUDAS. Ahora, las primas fijadas en el sistema eléctrico son imprescindibles para financiar las instalaciones fotovoltaicas. Pero en el futuro, a medida que bajen sus costos, esas primas irán bajando, con lo cual hacia el año 2015 ya saldrá más a cuenta el autoconsumo de esa energía limpia que comprarla de la red. Asif pide al Gobierno un periodo de transición suave a la hora de reducir las primas para que siga habiendo una remuneración adecuada y un incentivo al autoconsumo para que los proyectos sean viables.

MENOS COSTES. Los costos de producción eléctrica con placas fotovoltaicas han bajado un 50% en los dos últimos años.

MENOS PRIMAS. Las tarifas suben de media un 4% al año, mientras que las primas están bajando entre un 10% y un 17% cada año.

PRIMA Y TARIFA. El usuario paga ahora por la energía convencional entre 12 y 14 céntimos de euro por kilovatio hora producido, mientras que el promotor de una planta fotovoltaica recibe una prima de unos 32 céntimo por kilovatio hora, que es lo que le permite programar la inversión.

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Los edificios producirán la misma energía que gasten

La UE obligará, en el 2020, a que las casas sean autosuficientes | La Comisión Europea cifra en un 10% el sobrecoste de un edificio de bajo consumo energético

LAIA FORÈS

Todos los edificios –oficinas, viviendas o equipamientos– construidos en la UE a partir del 2020 tendrán que producir energía verde y tener un nivel tan elevado de eficiencia energética que su consumo neto será prácticamente igual a cero. Una nueva directiva europea, que se aprobará antes del verano, obligará a cumplir con este objetivo.

Pese al fracaso de Copenhague, la UE mantiene su compromiso de rebajar las emisiones de CO2 en un 20% en los próximos años. Sin la implicación del sector de la construcción no será posible, ya que es responsable del 35% de las emisiones de gases invernadero y del 40% del consumo energético.

"Es insostenible. No se puede gastar tanta energía", apunta Javier Serra, subdirector general de Innovación y Calidad de la Edificación del Ministerio de Vivienda. La nueva directiva verde pretende transformar la concepción tradicional de los edificios hacía una arquitectura más sostenible para reducir el gasto energético.

La solución no pasa tanto por poner una placa fotovoltaica en cada azotea como por disminuir el consumo de energía de los hogares. "Hay que pensar los edificios de otra manera. El cambio es posible porque reducir a la mitad el consumo de un inmueble es fácil", afirma el arquitecto especializado en ahorro energético Felip Pich-Aguilera. Es fácil porque la tecnología ya existe, pero el uso de estos materiales y dispositivos que reducen el consumo no está a la orden del día.

El problema es que construir las viviendas con materiales más aislantes, incluir dispositivos de energía térmica para calentar el agua o sistemas más inteligentes de calefacción y refrigeración supone un gasto que incrementa el precio final del piso. La CE cifra en un 10% el sobrecoste de un edificio de bajo consumo. Sin embargo, los expertos en construcción aseguran que la inversión inicial se recupera en unos años.

La gran novedad de esta directiva es que fija por primera vez la necesidad de incluir fuentes de energía renovable en las nuevas construcciones. No bastará con reducir la factura de la electricidad. A partir del 2020, los edificios serán productores de energía. La CE cree que la norma servirá para dar un empujón definitivo al sector de las energías verdes.

Además, Bruselas calcula que se podrían crear hasta 450.000 empleos en la UE. Òscar Acebes, gerente de una empresa catalana dedicada a la energía solar, considera positivo que se obligue por ley a generar energía limpia. "Aunque los precios de las placas solares han bajado en los últimos años, cuesta mucho que los particulares se decidan a instalarlas. La directiva ayudará".

Fuentes de la Comunidad Europea critican que España hasta ahora "no ha utilizado gran parte de los fondos regionales" destinados a promover las energías renovables en la construcción.

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